Por ti siempre

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HANNAH

Desde que se fue, le había echado de menos. Hablar por mensajes o por llamada no era lo mismo que tenerle cerca.

Esa semana estuve estudiando con Cindy para el examen de Biología. Estaba muy nerviosa porque no sabía si estaría lo suficientemente preparada; todo el tiempo que podía, lo dedicaba a repasar y estudiar.

El día del examen, los nervios afloraron. Llegué a mi mesa muerta de nervios y estuve con los apuntes en la mano hasta que el profesor empezó a repartir los folios. Mis manos comenzaron a temblar y mi respiración se aceleró. No me esperaba que me pasase eso, especialmente teniendo en cuenta que, hasta hacía poco, había estado convencida de no querer hacer nada referente con mi futuro, porque no sería capaz de lograrlo sin mis padres.

Respiré hondo tres veces y, acto seguido, leí el examen con detenimiento. Una vez terminé de leerlo, solté un último suspiro, cogí el bolígrafo azul y me lancé a responder todas las preguntas.

Terminé el examen con tiempo para repasar; exprimí mi cerebro para no dejarme ni un solo detalle del tema.

Finalmente, la alarma sonó, indicando el final de la clase. Nos acercamos de forma ordenada hasta la mesa del profesor. Le entregué mi examen, orgullosa de mí misma. Al menos lo había intentado. Esperaba sacar buena nota.

Ese mismo día llegaba Jake.

Llegué a casa del instituto acompañada de Cindy, quien saludó encantada a Claire y John. Siempre le preguntaban por su madre y cómo estaban. Había estado acompañándome estos días después de estudiar juntas en nuestra cafetería de siempre, aunque yo solía repasar también en casa. Cindy me acompañó a mi habitación y me ayudó a elegir lo que me pondría esa noche. A medida que me probaba opciones, no podía dejar de pensar en si a Jake le gustarían. Ninguno me parecía perfecto; a todos les sacaba alguna pega. Sobre todo, porque quería impresionar a Jake.

Finalmente, nos decantamos por un vestido largo rojo precioso, palabra de honor y con la espalda al descubierto. Era una espalda bastante atrevida: dejaba ver mi piel hasta casi el final de la espalda y, al terminar, un efecto fruncido hacía que la tela se ciñese a mi cuerpo como una segunda piel. La tela era espectacular y me sentía especialmente guapa con él. Después, elegimos los zapatos, los accesorios, así como el abrigo y el bolso.

Dejé el vestido colgado en una percha y los accesorios sobre la cama.

Las horas pasaban y los nervios se concentraban en mi bajo vientre. Era como si mi cuerpo reaccionase a él, como si le necesitase.

Cindy se fue a su casa al cabo de un rato, y yo comencé a prepararme, mientras miraba la hora a cada rato en el teléfono. Me puse un chándal rosa, bastante cómodo, y me recogí el pelo en un moño improvisado.

Justo al terminar de maquillarme, escuché voces en la planta de abajo y, antes siquiera de procesar lo que estaba pasando, ya estaba corriendo a toda velocidad por el pasillo, en dirección a la planta baja.

Mientras bajaba las escaleras, le busqué inmediatamente, y en apenas unos segundos, sus preciosos ojos color cielo se encontraron con los míos. Tuve ganas de salir corriendo hacia él, lanzarme a sus brazos, besarle y sentirle cerca de mí. Durante su viaje habíamos hablado, pero su estancia allí se me estaba haciendo eterna. Y ahora no podía creer que ya estuviese tan cerca.

Me contuve; no podía hacer eso con Claire y John delante. Había un hombre hablando con ellos, bastante elegante, que me recordaba un poco a John. Bajé las escaleras al mismo tiempo que Jake avanzaba hacia a mí. Sin decirme nada, me abrazó. Ese momento activó todas las partes de mi cuerpo, como si hubiesen estado dormidas y actuasen por inercia si no estaba él cerca.

Le felicité por su logro, y él me preguntó por mi examen de Biología. Aprovechó para darle la vuelta y convertirlo en un juego, que me pareció bastante... interesante. Ahora solo quería sacar un maldito diez en ese examen.

Ben se acercó a nosotros, se presentó y le susurró algo a Jake que no fui capaz de descifrar, pero estaba claro que a Jake le había gustado bastante.

Cuando Ben se fue, estuvimos hablando un rato con Claire y John, hasta que finalmente subimos y pudimos estar juntos como realmente queríamos.

Sus besos me provocaron escalofríos, y mi cuerpo se arqueaba hacia él, buscando contacto. Sin embargo, sabía que si seguíamos, no estaríamos listos a tiempo para la cena.

Tenerle cerca suponía un respiro para mí.

Una vez estuve preparada bajé hacia la planta de abajo, estaba bastante orgullosa y satisfecha de cómo me había peinado y maquillado. A medida que avanzaba hacia él, para posicionarse a su lado, le analicé de arriba a abajo. Estaba guapísimo, como una camisa podía quedarle tan bien a alguien. Las ganas de besarlo afloraron de nuevo. Su mano en mi espalda y simplemente su presencia me activaban.

Nos dirigimos al coche, y una vez en aquel majestuoso y elegante restaurante, nos reunimos con Jason y Bryce. Saludé a ambos con una sonrisa, la cual fue correspondida, pero no me pasó inadvertido el apretón de manos de Jake y Bryce, las venas de sus manos parecían estar a punto de estallar a causa de la fuerza que estaban utilizando.

La cena fue un poco aburrida, pero, sobre todo, incómoda para mí. Bryce no dejó de decirme cosas durante toda la noche. Al principio, fueron comentarios amables: que me veía guapa, que el rojo me sentaba bien... pero poco a poco sus palabras comenzaron a cambiar de tono. Se volvieron más personales, más directas. Algunas eran claramente insinuantes. Me incomodaban, pero no sabía bien cómo reaccionar.

Sentía la mirada de Jake clavada en nosotros, y eso solo aumentaba la presión. No quería provocar una escena, ni que él se enfadara. Así que opté por lo más sencillo: sonreír. Una sonrisa educada, vacía, de esas que usas para no crear conflicto, aunque por dentro estés deseando que la otra persona se calle.




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