Capítulo dedicadi a --> Estefania ¡Gracias por el apoyo hermosa!
Sebastián salió de casa para cumplir con su objetivo principal y del que Andrea lo había detenido, ir de compras para abastecer la despensa. Parecía irreal que el mismo hombre que años atrás estuviera aclamando a gritos que nunca se casaría ahora fuera todo un hombre de familia pero era real. Y estaba muy orgulloso de serlo.
La felicidad que la pareja irradiaba era tanta que por un momento Andrea sintió una verdadera envidia, cosa que jamás le había pasado. Cuando se casó eso era lo que se había imaginado para ella y su esposo. Una familia. Pero nada distaba más de la realidad.
Lo cierto era que no se arrepentía de nada de lo que había vivido desde que se casó con Carlos, porque si no lo hubiera hecho entonces para ese momento no tendría a su hijo consigo. O quizás sí, pero eso era alguien que nadie podría saber jamás.
¡Dios! Solo pensar en lo que debería estar pensando su esposo le aterraba, ese hombre que la había enamorado con detalles y gestos cariñosos se había ido perdiendo con el pasar del tiempo y ella no se había dado cuenta hasta el día en que fue capaz de gritarle aún con su hijo presente. Si no se hubiese encerrado en esa otra habitación con el pequeño no sabe que podría haber pasado. Carlos estaba furioso…
—¿Lo dejarás algún día? —Su cuñada la sacó de sus pensamientos con esa corta y precisa pregunta. Y ella no supo qué responder.
¿Sería ella, capaz de dejar a su marido? No lo sabía ni tampoco tenía intención de averiguarlo. Porque la única realidad que nunca podría ocultar era que amaba a ese hombre con locura, lo deseaba, lo añoraba. Y muy a pesar de todas las peleas que tenían y la sensación de sometimiento que comenzaba a abrumarla, no lo dejaría sin luchar por su amor.
—Lo amo. —Fue la respuesta que decidió dar.
Su cuñada y la que hubo sido su mejor amiga durante tanto tiempo asintió. La respuesta era corta y concisa, dejaba claro sin decir explícitamente que no estaba entre sus opciones abandonarlo.
—Supongo entonces que volverás a tu jaula de oro. —Afirmó sin prestarle mayor atención a la reacción de la chica.
Esa frase la llevó hasta momentos años atrás en los que ella misa afirmaba que jamás dejaría que la encerraran en una jaula de oro, porque según ella aunque fuera de oro no dejaba de ser jaula y no entraría en una relación que la mantuviera prisionera. Cuanto había cambiado su manera de pensar desde ese entonces, parecía mentira lo mucho que se alteraron sus ideas desde aquel entonces.
La misma chica que clamaba su libertad ahora añoraba volver a la jaula en la que la mantenían presa y ella no se daba cuenta, ¿qué más había cambiado en ella?
—Es mi hogar. —Murmuró de nuevo sin saber qué responder y la mujer a su lado se dio cuenta de ello.
—Te desconozco. Mi amiga jamás habría dudado de poner sus puntos claros desde un principio para no llegar hasta estos extremos. Pero tú no lo hiciste, en su lugar le diste cada vez más y más terreno de decisión en tu vida hasta dejarte en las sombras.
—Eso no es cierto. —Reprochó, tomando a su niño en brazos para sacarle los gases. —Carlos jamás…
—¿Jamás qué? Por Dios Andrea, ¡Mírate y mira lo que tienes alrededor! El hombre ni siquiera quería dejarte terminar con la carrera, y estoy segura de que si no hubieras aceptado casarte con él jamás te habrías graduado. ¡Incluso te exigió un hijo del que no se hace cargo y no te deja trabajar! Y ahora que te le has revelado ¿qué seguirá? ¿Se volverá un marido abusivo y golpeador? ¡Aterriza en la realidad! Esa relación que tienes con él no es buena.
—¡Tú no sabes nada! Además, ¿con qué moral me dices todo esto si tú ya tienes dos hijas? ¡Y tienes incluso menos tiempo que yo casada!
—Tienes razón. —Aceptó. —Pero la diferencia entre una y otra es que Corina fue un accidente y Thais un regalo. Sebastián no sería capaz de obligarme o empujarme a hacer algo que no quiero porque, a diferencia de tu marido. El mío es un verdadero caballero.
La puerta principal sonó avisando que alguien estaba afuera por lo que aprovechó ese momento para huir de la situación yéndose en dirección al patio trasero.
Bien, la había cagado, de nuevo.
***
Corto peeeero ya estoy escribiendo el siguiente cap así que espero me tengan un poco de paciencia.
No sé si lo dije en esta historia pero se me ha quemado la computadora y no tengo donde escribir ni publicar. Es por eso que he tardado tanto en actualizar y espero puedan entenderlo.
Aún así intento escribir a mano para adelantar así que no se preocupen.
¡Nos leemos pronto!