Otro día más de un nuevo año junto con mi banda favorita, aunque quisiera que vinieran a mi cuidad pero se que eso es muy poco probable que suceda, pero aún así no pierdo las esperanzas.
Recuerdo que mi madre dice:
<<Lo último que se pierde son las esperanzas.>>
Así que no las perderé así de fácil, ahora estoy en el Instituto, mas bien afuera ya que acaba de sonar el timbre ya que indica la hora de salida, pero estoy esperando a mi amiga. Este es mi último año de secundaria, luego tendré que escoger una carrera para estudiar el próximo año, pero para eso faltan doce y largos meses para que eso llegue a suceder así que todo a su debido tiempo. Todo con calma nada con prisa.
Debo decir que soy muy buena estudiante no es por presumir ni nada de eso pero siempre me aplico para los cursos.
Sin embargo soy algo distraída, amo el romance, claro no tengo mucha experiencia pero siempre he creído en el amor, ¿Quién no quiere vivir un cuento romántico? Yo quiero eso encontrar a un chavo con el cual sienta maripositas en el estómago. De todas mis amigas soy la única que no tiene novio y aunque ya he salido con chavos nadie me ha hecho sentir mariposas en mi estomago. Ahora dedico todas mis energías a mi banda favorita sin dejar a un lado la secundaria.
Pero se que eso nunca me va a pasar, que son historias clichés donde voy a encontrar el amor de mi vida y cosas. Aunque de verdad deseo es tener mi propia historia de romance.
Tener mi propia experiencia de poder sentir amor y que me amen, si eso suena algo empalagoso pero yo quiero experimentar ese sentimiento.
Sentir mariposas cuando hable con él, sonreír cada vez que lo vea.
Cómo dije he salido con chicos pero ninguno que me interese. Muchas chicas dicen que el primer amor es el que nunca se olvidará, y que es un recuerdo que no se olvidará aunque pase el tiempo.
Esperaré a ver que pasa, mientras tanto me quedaré con mi banda favorita. No es que tampoco me urge tener novio. Hay que esperar que dirá el destino, recuerda Elena, carper diem.
—Elena ¿Vas a venir conmigo a tomar un helado? Aún no quiero ir casa , así que mejor vamos.—Y ahí está mi amiga tan directa como siempre. —Ni se te ocurra decirme un no. Así que vamos, que el tiempo es oro niña.
Debo decir que ni me había fijado en el momento que salió, tengo que prestar más atención de lo que sucede alrededor de mí. Si, ella es algo alocada pero sin duda la amo, a pesar de sus tantas locuras que pasan por su cabeza.
— No lo sé, Rut. Quiero ir a dormir un poco. —Sé que mi excusa será en vano porque me terminará convenciendo de ir.
— Nada de "no lo sé Rut", ni un bledo. Tú nunca sales, así que vamos por ese helado. Desde que entramos mi cuerpo pedía helado y tú aquí negándote a ir. — Y ahí va esa cara de perrito que nadie puede resistirse. —Acompáñame, por favor.
—Está bien, vamos por el helado.
Como dije no me me puedo negar. Aunque ella tiene razón casi no salgo, no es por qué a mí no me den permiso simplemente no se me apetece salir. Mi madre nunca me ha prohibido una salida. Al menos que mi mamá no esté de buen humor.
Hay veces que prefiero quedarme en casa ya sea; durmiendo, viendo televisión u ordenar mi habitación. Mi vida no es tan emocionante, pero mientras tanto me conformo con ella. ¿Para qué rechistar?
Ya que estamos en la heladería, Rut pide su helado de arcoíris. Lo sé es raro pero tiene de todos los sabores cosa que a mí no me gusta. ¿Como lo diría? Ha así, es muy empalagoso. Yo prefiero el de chocolate y ese es el que pido para mí, más una botella de agua.
Ya teniendo nuestros preciados helado buscamos un lugar donde sentarnos. La heladería está en el parque, siempre hemos venido acá a tomarnos nuestros los últimos dos años.
Tengo algo de tarea no es mucha y tampoco es para mañana, sin embargo no quiero atrasarme y luego estar corriendo a última hora.
¡Es tan estresante estar haciéndolo a última hora! Pero la pereza manda a veces. Prefiero hacerlo todo con tiempo, para no estresarme. Esa es otra cosa que odio, el estrés.
—¿Elena, ya escuchaste la nueva canción que han lanzado nuestros chicos? —Hasta ya me la aprendí.
—Si. ¿Por qué? —No voy a presumir nada, sobre qué ya me la aprendí.
No soy ni una presumida.
A pesar de qué se que esos chicos que me vuelven súper loca, no saben nada de mi existencia aunque les deje un millón de mensajes. Nunca me van hacer caso, lo tengo demasiado claro, pero lo último que se pierde son las esperanzas.
—¡¿Cómo que por qué?! Es obvio, para ¿qué más te iba a preguntar? —Sí, ella está más loca que yo. —¿Qué te pareció? ¿Te gustó el sólo de Alex? ¿O el traje que utilizó...?
La paro antes de que siga hablando, cuando ella dice a hablar habla demasiado, habla más que yo. Pero por eso la amo somos como hermanas siempre juntas, Rut y yo nos conocemos desde el jardín de niños, me acuerdo que le tiré su jugo de pera por que yo iba corriendo, le pedí disculpas aunque ella no quería pero desde ese día nos volvimos inseparables. Hemos peleado y todo pero siempre nos reconciliamos.