Porqué eres mía

Capítulo 30:

NARRAOR OMNICIENTE

 

-Dos días después-

 

 

En la mansión del Alpha, todo iba relativamente bien, excepto, que un Luis con el corazón “roto” se encontraba de nuevo totalmente ebrio, además de eso, todo en orden.

Hasta que se escucharon unos pasos firmes recorriendo toda la mansión hasta llegar al despacho de Luis, que es dónde solo estaba Diego haciendo todos los deberes que le corresponden a Luis.

Diego levanto la cabeza para ver quién se asomaba por la puerta e interrumpía su tranquilidad y concentración que difícilmente pudo hallar gracias a que Luis lo molestaba con el tema que ya todos sabemos.

- ¿Qué quieres? – Habló con un tono neutro al ver que solo se trataba de uno de los guardias.

-Alguien desea verlo. – Habló aquel guardia adentrándose un poco más al despacho.

- ¿Y quién es? – Habló mirándolo.

-No lo sabemos señor e insiste con verlo a usted o al Alpha Luis. – Informó bajando la cabeza.

-Hazlo pasar. – Pensó un momento antes de hablar.

El guardia solo asintió con la cabeza para luego de forma rápida salir del aquel lugar e ir a llamar al hombre insistente.

Diego siguió con lo suyo un poco distraído, cuando escucho unos toques medio fuertes en su puerta, alzando un poco la voz, dio permiso de pasar.

Cuando levanto la cabeza se sorprendió bastante que incluso se quedó inmóvil y dejo caer casi todas las hojas al piso con su boca abierta.

-Buenos días. – Saludo aquel hombre en tono serio, muy diferente a cuando lo había conocido, o al menos cuando lo hoyó hablar.

-A-a… B-buen-os Día-s… Habló aun pasmado y sin moverse. - ¿Q-qué… lo trae por a-aquí? – trató de mostrar su mejor sonrisa.

- ¿Se encuentra el Alpha Luis? – Dijo firme y serio.

-E-él… - Tragó saliva al saber perfectamente dónde estaba. – N-no se encuentra disponible en este momento. – Desvió la mirada.

Ciertamente, Diego no le tiene miedo al padre de Arenea, pero teme por la vida de su amigo y llevarlo con Luis en estos momentos no era buena idea, sería como restarles puntos para que vuelva con Arenea y muchos menos puntos si el padre es quién lo ve.

-Ya veo. – Dejo escapar disimuladamente el aire que tenía retenido al pensar que el padre de Arenea se iría. - ¿Puedo saber cuándo estará disponible? – Casi se atraganta con su propia saliva al escuchar eso.

-N-no lo sé… - Volvió a mentir.

Diego vio como el hombre solo asentía.

-Bien… Volveré más tarde. – Anunció serio y antes de que Diego pueda inventarle cualquier argumento, el hombre salió.

Suspiró mientras revolvía su cabello con su mano izquierda, estresado.

 

¡PUUM!

 

Se escuchó un golpe seco venir de la planta baja, Diego nervioso salió del despacho y fue corriendo al primer piso para encontrarse con el padre de Arenea frente a Luis, y se le veía totalmente furioso, mientras que Luis estaba contra la pared cerca de la puerta principal sobándose el estómago que Diego pensó que el padre de Arenea lo había golpeado.

- ¿Qué ocurrió aquí? – habló sorprendido.

-Diego… - Susurró el padre de Luis mirándolo. – Perdón por molestarle, pero… Luis tiene que sufrir, mi hija sufrió al estar al lado de este ridículo. – Habló con burla la última palabra. – Arenea se fue de este lugar para no volver a sufrir, pero no dio la sorpresa de que esta en cinta. – Diego se sorprendió al escuchar eso, pero no tanto, ya que Luis se lo había mencionado antes, solo que pensó que era una mentira para llegar a ella más rápido. – Mi hija corre mucho riesgo al no tener una marca, ¿Qué crees que deba hacer? – habló con sorna.

 

 

NARRA ARENEA

 

 

-Julián… Julián… - Hablaba para llamar su atención, pero no funcionaba.

Pues cuestión, íbamos caminando tranquilos hablando por el centro comercial mientras cargábamos algunas bolsas con las compras que ya habíamos hecho, hasta que de la nada, Julián se detuvo abrutadamente desde hace unos cinco minutos y estoy tratando de hacer que reaccione.

Miré su rostro y vi que se quedaba mirando fijamente a un lugar, dirigí mi vista al lugar dónde Julián tenía la suya y pude ver al joven que me había despertado en el avión, ahora que recuerdo, lo mismo le paso a aquel joven cuando caminaba detrás de él y se quedó mirando hacia Julián… Esperen… ¡Aahhh!, no puedo creerlo, tal vez aquel chico sea el Alpha o Beta de Julián.

Toqué el hombro de Julián captando un poco su atención.

-Oye, ¿Ya encontraste a tu destinado? – Dijo en un tono bajo y alegre, él me miró con los ojos abiertos.

-A-aquel… Chico… - Apunto disimuladamente al joven.

- ¡Oh! Yo lo conozco. – Dije con una sonrisa.

- ¿¡De verdad!? – Pregunto algo ilusionado y nervioso.

-Bueno, algo así. – Miré al joven y él seguía con su mirada en Julián hasta que se dio cuenta de que lo estaba mirando, me saludo con su mano moviéndola de un lado a otro aun algo sorprendido al parecer, pero también feliz, al parecer me reconoce. Me acerqué sonriente a aquel joven. – Hola. – Lo salude sonriente.

-H-hola. – Me saludo y vi que de reojo miraba a Julián. – Perdón, pero… ¿L-lo conoces? – Apunto a Julián.

-Claro que sí, es mi mejor amigo, ven te lo presento. – Agarré su muñeca y lo estiré hasta llegar a Julián. – Él es Julián, y tú eres… - Esperé su respuesta.

-Marcos… - Habló bajo.

-Bien, Julián, él es Marcos y Marcos él es Julián. – Lo presente.

-H-hola – Habló nervioso.

Miré al costado y pude ver una tienda de dulces así que se me ocurrió algo.

-Iré por algo de golosinas, espérenme aquí. – Pues eso era, los quería dejar solos un momento, Julián me pidió con los ojos que no lo dejara, pero desvié mi mirada y fui a la tienda corriendo, también tenía antojo de muchos dulces y alguno que otro pastel.

 

 




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