Adriana
Salgo del salón junto con Cristian. No soporto a esa rubia de ojos miel. Es bonita la desgraciada, pero se atrevio a enfrentarme y a llamarle marica a mi hermano.
"Hermano". Suena raro esa palabra en mi boca. Pero no es ninguna mentira, este escuincle es es mi hermano, lleva mi sangre y él no tiene la culpa de las canalladas que hizo su padre.
Además me recuerda a mí a esa edad. A mì me pasaba lo mismo. Unas compañeras me hacian bullying y todo cuando se enteraron que yo no tenía padre. Primero empezaron con las burlas, luego insultos, hasta que llegaron a los golpes. Yo no podía defenderme por que ellas eran 4 y yo solo una. Hay una gran diferencia.
En ese tiempo era un niña tonta que no hacia nada para defenderse, de hecho mi madre nunca lo supo tampoco, sentía que eso era otro problema más, y no queria seguir siendo una carga.
Aquí es donde Gonzalo me ayudo, él me defendía siempre, luego me enseño a defenderme, yo iba a su casa y él me enseñaba más o menos a como pelear. En ese momento tenía 12 años.
-¿No vamos a esperar a Alejandro?-Pregunta Cristian plantandose en frente de mí y haciendome detener.
-No, Alejandro esta muy ocupado con esa chica-Respondo-Además tú y yo tenemos muchas cosas de que hablar-Agrego y lo cojo de la mano para seguir caminando hacia la mansión.
No me gusta caminar, siempre he sido muy ociosa para eso. Pero tengo que hacerlo por tres razones.
La primera es porque no tengo nada de dinero para tomar un taxi. La segunda es porque el niño bonito esta muy ocupado con la rubia y de seguro ella es otra a la que piensa llevarse a la cama. Y no se porque, pero siento que esta chica tambien terminara enamorada de él, pero yo no le tendre la misma compasión con ella como la tuve con al pelirroja.
Y la tercera razón es por que quiero ayudar a Cristian y para eos nesecito que él me cuente absolutamente todo.
-¿Por qué esos estupidos niños te molestan?-Pregunto mientras seguimos caminando.
-Es por que dicen que mis padres no me quieren-Sonrie sarcasticamente-Y es verdad-Finaliza su respuesta.
-¿Quien te ha dicho que tus papas no te quieren?-Inquiero.
-Nadie. Pero lo sé por que ni uno se preocupa por mí o me presta atención-Suspira y yo espero ansiosa a que continue-Mi mamá para en el Spa o en algunas reuniones con su familia y papá...........él vive en la empresa practicamente-Agrega con profunda tristeza.
-Sé a lo que te refieres-Nos miramos por unos segundos- Yo he pasado por lo mismo y ahora con la muerte de mi madre me siento más sola que nunca-Confieso y se me sale una lagrima, el pequeño me mira con empatía. Pero tu y yo somos hermanos, y creo que por eso no vamos a estar solos a partir de hoy, nos tenemos el uno al otro-Finalizo y ahora el tiene sus parpados mojados.
-No creí que te importara-Comenta con duda.
-Claro que me importas, eres mi hermano-Respondo y ambos nos abrazamos por unos 10 segundos.
Yo no soy de muestras de aprecio ni nada por el estilo. Pero este niño lo nesecita, lo sé. Por que yo tambie nesecitaba que alguien me abrazara y al no obtener eso, me converti en esto que soy. Una chica que se comporta mal con todos y siempre esta de mal humor. Pero así soy, así me hizo la vida, que le voy hacer.
-Bueno ya, continuemos caminando que todavia nos falta bastante para llegar-él asiente y continuamos con la caminata.
Despues de unos minutos siento que una moto lineal se planta a nuestro costado. No es necesario mirar para saber quien es, lo puedo deducir por el perfume, yo no soy de los perfumes, de hecho no me gustan esos olores. Pero Alejandro huele malditamente bien.
-Suban-Me parece que esto es una orden creo.
Lo que Alejandro no sabe que a mi nadie me ordena nada. Con las justas lo podía mi madre y ahora ella ya no esta.
-No-Respondo seco.
-¿Te sucede algo?-Pregunta confundido por mi respuesta.
Pues sí, estoy molesta imbécil, se suponía que tú nos llevarias, pero preferiste quedar con la rubia flacuchenta que parece que tuviera anorexia y eso yo no lo perdono.
Obviamente no lo digo, solo lo pienso, aunque muero por decirselo. Pero si lo hago, él pensaría que estoy celosa y no es así.
-No-Vuelo a responder seco.
-Entonces dejate de tonterías y subete con Cristian-Repite.
¿Qué el no entiende que a mì nadie me ordena nada?
-No, nosotros tenemos mucho de que hablar-Contesto y el me mira algo molesto.
-Pero yo si quiero ir con Alejandro, Adriana-Rompe el silencio Cristian-Ya me duelen los pies-Afirma con una queja de dolor.
-Bueno ya, subete y andate con él-Ordeno y el lo hace, se sube detrás de Alejandro. Pero yo no lo hago.
-¿Tú no subes?-Pregunta Alejandro.
-No, prefiero caminar-Miento.
Desde luego que prefiero irme con él, no soporto el caminar y mucho menos el sol. Pero mi estupido orgullo siempre puede más.
-Esta bien. Es tú problema-Dice y arranca.
Los veo alejarse y yo sigo caminando. Falta mucho para llegar, pero obviamente ahora mi estupido orgullo tiene que darme las fuerzas para seguir y no caer desmayada.
Además ayer le dije claramente a Alejandro que no queria que se me acerque. Pero el destino se encargo de juntarnos otra vez.
Todo se propuso para que hablara con él y suba a su moto. Primero se rompieron dos llantas del auto. Y despues, justo el niño bonito tiene que pasar por donde yo iba. A mala hora no lleve ni un centavo. Pero bueno, ya a estas alturas, Cristian ya debe de estar en casa y a mí todavia me falta regular.
Despues de unos 10 minutos, ya me encuentro exhausta. Y aún tengo que caminar.
-Mamacita, ¿Quieres que te lleve?-Dice un hombre que se encuentra dentro de un taxi y se planta al frente de mi.
-No frieges idiota-Exclamo y lo miro con desprecio.
-Te lo estoy diciendo por las buenas niña-Insiste mirando todo mi cuerpo y agradezco que la camisa ya no este mojada-Vamos, sube ahora-Me ordena una vez más y yo lo miro con ira.