⟡ Capítulo 6 - Uno de tantos malos días ⟡

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5 años atrás…

Primer día de clase, nuevas amistades, nuevo instituto, nueva hora de levantarme, todo es nuevo para mí excepto la pequeña de ojos avellana que se encuentra a mi lado mientras caminamos, recorriendo las diferentes sonas del patio del instituto hasta que la campana suena y todos nos dirigimos al salón de reuniones (que realmente es la cancha de basketball bien decorada) para el evento de bienvenida, lo que resulta en las tres agotantes horas estando de pie y escuchando el típico discurso del director general, la presentación de profesores, tutores y número de aulas, aunque es algo muy tradicional ya que toda la información llegó días atrás por correo. El programa termina y todos los estudiantes nos dirigimos a nuestro respectivo salón de clase. Por suerte, a Halia y a mí nos han asignado el mismo salón, eso es un gran respiro para ambos, ya que, nos aterraba la idea de estar en aulas distintas.

—Buenos días, alumnos, yo seré su maestra este año lectivo, por favor saquen un cuaderno, comenzaremos la clase primera hora de clase de este año lectivo —Todos nos quedamos asombrados mirando a la mujer frente a nosotros, es algo extraño hacer algo así el primer día de clases. Muchos muestran su descontento hasta que la docente empieza a reír dejandonos aún más confundidos —Eso nunca pasará de moda, cálmense, van a presentarse uno por uno, nombre, apellido, algo que aman u odian y su fecha de cumpleaños, ¿Entendido? Empiecen.

Todo marcha como de costumbre, prestando atención a cada nombre junto a Hali que criticaba algunas cosas que los otros amaban u odiaban hasta que llega el turno del chico de cabello castaño, vivimos en un pueblo pequeño por lo que me he cruzado al menos una vez con alguno que otro chico de mi salón, pero a el nunca lo había visto.

—Mi nombre es Suvan Mahato —habla mostrando una sonrisa amable —lo que más amo son mis gafas de sol —Se las quita de la cabeza y las enseña a todo el salón y casi en coro todos reímos a excepción de alguien, la junto frente a mí.

—¿Tu eres de este pueblo? —pregunta la maestra que creo a pensado lo mismo que yo

—No, vengo de otro pueblo a unas cuantas horas de aquí, y debido al cambio de instituto he tenido que repetir un año —Volteo a ver a Halia quien permanece atenta a las palabras del chico sin percatarse del resto de cosas a su alrededor.

La maestra asiente y Suván se sienta nuevamente en su escritorio. Las presentaciones continuan y Halia vuelve a aterrizar siguiendo con sus “críticas constructivas” de los gustos de otros, aunque esta vez la noto desviando su mirada al chico de ojos negros que después de unos días, por orden de la profesora, termina sentándose junto a mí.

Vaya suerte la tuya, niño

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Martes por la mañana...

Mi estado emocional. no está del todo bien, me siento decaído, cansado, no quiero ni levantarme de la cama esta mañana; gracias a dicha voz casi no pude dormir en toda la noche, me abrumaba con sus palabras y mi mente empezaba a sobrepensar, ahora el problema de mi madre es algo que ronda en mi cabeza a diario. Me levanto perezoso de la cama al escuchar a mi abuela golpear la puerta avisándome que el desayuno esta casi listo. Mi uniforme está preparado en la puerta del armario; la camisa blanca junto a la chaqueta de color vino y la corbata negra que hace juego con el pantalón de vestir del mismo color. Hay días en los que agradezco al instituto por obligarnos a llevar el uniforme aunque existen ocasiones en las que desearía que no existiera ese tonto traje institucional, como en los días de calor, por ejemplo, pero hoy es la primera opción, agradezco no tener que elegir un conjunto de ropa “adecuado” para las clases, porque si fuera por mí; en días que no tengo ni ganas de probar los pancakes de la abuela; juro por mi madre que iría en pijama y en pantuflas. En fin, ahora estoy de camino al salón de clase a tener un “magnífico día escolar” Yei.

—¡¡LUA!! —escucho a lo lejos una voz familiar y alegre llamándome, detengo mi paso y la espero.

—Otra vez tarde, te he dicho que debes levantarte temprano —regaño.

—Si, si, ya lo sé —habla al intentar recuperar un poco el aliento, sacudiendo su mano cerca de su rostro haciendo viento. suspira cansada y me lanza una miradamolesta frunciendo el ceño—¿Dónde estuviste ayer por la tarde?

—Estuve ocupado evitando tus llamadas.

—¿Por qué? —escucho sorpresa en su voz —Pasaron muchas cosas en mi cita que quiero contarte.

—Exactamente por eso —Reanudo mi camino hacia el salón con ella siguiéndome —Quería que se te pasara un poco la emoción, así no toleraría tus gritos.

—Sin emoción no es interesante contarte lo que pasó.

—Si lo es, y mis oídos agradecen la paz, Hali.

Durante el camino a nuestro salón seguimos discutiendo de lo importante que es contar las cosas con emoción como argumento de Hali y por el otro lado mi contraargumento que agradecía que las cosas sean contadas con tranquilidad. Soy un ser que valora el silencio, y escuchar los gritos de mi mejor amiga a las ocho de la noche no era algo que me apetecía precisamente a esa hora. ¿Soy un pésimo mejor amigo? Si ¿A diferencia de muchos no soy tan fanático del chisme? Exacto, me gusta enterarme de cosas, pero no soy entrometido, es divertido escuchar sobre la vida de los demás, pero no me es relevante, a menos que sea algo de mis seres queridos (Como los viajes de mi tía).

—Bueno ya, ese no era el punto Lua. Hay algo muy importante que deb…

—Al fin te encuentro —escucho la voz de un chico que interrumpe a Hali. Suvan.

—Buenos días Suvan —lo saludo, pero me ignora por completo lo cual me deja confundido y por alguna razón molesto, estos últimos días se ha portado como un buen compañero, casi como un amigo.

Idiota

Se acerca a Halia y sujetándola por la cintura para acercarla a él, la besa, un beso algo corto el cual ella corresponde gustosa, yo por otro lado, no tengo ni idea de cómo reaccionar ante la incómoda situación así que solo me queda mirar hacia él libro que llevo en mis manos, en el pecho siento algo extraño no sé exactamente que es hasta que...