"Oreo".
Oriana.
Todos tenemos secretos, no es una pregunta es una afirmación, por más honesto que uno sea siempre tiene sus reservas pero eso es parte de uno, si uno fuera totalmente transparente estaría totalmente expuesto ante los ojos de los demás y tengo que admitir que esa idea me aterra.
Mi secreto es parte de mi yo clandestino, aquella versión de mi que de vez en cuando despierta convirtiéndome en una rebelde ante los ojos de mis padres y hermano.
Todo clandestino se ve más real por eso es que en las noches anhelo que esa versión de mi quiera despertar y darme una noche de vida.
Me muevo al ritmo de la música apartandome de la realidad, no estoy segura de quienes me acompañan pero tampoco me importa.
Alguien me sujeta del brazo así que abro mis ojos para ver de quién se trata.
Bufó y le sonrió.
—Hola. —lo saludo.
El niega.
—Estoy seguro que escuche a tu hermano decir que estás castigada ¿qué haces aquí?
—Alec ya te extrañaba. —admito arrastrando las palabras.
—Mierda estas ebria. —afirma. —¿Cuánto has bebido?
—No mientras, no estoy ebria, solo estoy feliz.
—Como digas. — toma mi mano y me lleva con él.
—Eres un mal amigo Alec, haces una fiesta en tu casa y no me invitas. —me quejo cuando él comienza a subir las escaleras.
—Tú no deberías haber venido Oreo, tú hermano cuando se entere estará furioso.
No le respondí nada solo miraba los escalones intentando no caer, aunque me quedé unos segundos mirando un escalón porque por alguna razón me parecía que estaba muy por encima a los demás, se veía como demasiado alto como para ser parte de las escaleras.
Alec me observa en silencio antes de suspirar y una de sus manos pasa por mi cintura y pasa mi brazo sobre sus hombros.
—Tú hermano me matará —murmura causando mi risa.
Llegamos a su habitación y va directo al baño.
—Oh no, Alec no. —comienzo a luchar con él cuando soy consciente de lo que está haciendo.
Abre la regadera conmigo debajo de ella entre empujones logró meterlo conmigo.
—Oreo. —se queja.
Pasa la mano por su cabello mojado y bufa.
—Tú empezaste. —me defiendo.
—Si no hacía algo para bajar esa borrachera tú hermano terminaría por matarme.
Comienzo a ser consciente de ciertas cosas de lo extraño que es que mi hermano no esté aquí.
—¿Dónde está Aiden?
—Se fue hace un rato no sé a dónde.
Salgo de la ducha cuando Alec me pasa una toalla.
—Lo llamaré. —me avisa.
—¿Y si mejor no? Sabes que tendré problemas en cuanto él sepa que me escapé de casa y está con eso de que es su deber de hermano mayor cuidar cada cosa que hago.
—Oreo tú sabías a que te enfrentabas ni modo.
Va a agarrar su celular de la mesa de noche y yo corro detrás de él para ganarle.
Él termina por ganarme.
—Deja el drama Oriana, no es como si tú hermano te vaya a encerrar en una celda de prisionero, solo vendrá por ti y te cuidará en tu casa.
—Deja que baje, iré a buscar a mi amiga ella tiene mi celular, yo le escribiré a mi hermano no te preocupes —suspiró antes de sonreírle. — deberías ir a bailar con tu novia, después de todo es la ocasión de la fiesta ¿No?
—Sigo sorprendido con los cambios de humor, Oreo.
Le sonrió falsamente antes de pasar a su lado.
Estoy mojada a más no poder y enojada, creo que nada podría ser peor.
Odio tener esos momentos donde olvido cosas como el hecho de que Alec tiene novia, de que él no ve más allá de su novia y que debo respetar eso.
Busco a Tina y la veo besando a un chico, solo tomo mi cartera y le escribo a mi hermano.
"Me equivoque y me disculpó por eso, estoy en casa de Alec, ven por mí y tráeme abrigo". —se lo envío mientras salgo de la fiesta.
No vuelvo a cruzarme con Alec y lo agradezco porque tampoco es como que quiera seguir viéndolo con su perfecta novia.
Este secreto que he llevado conmigo durante dos años cada vez pesa más y me va dejando heridas profundas, odio ser tan cercana a él que viví con él toda su felicidad, como conoció a esa chica que hoy llama cariño, como se fue enamorando de ella, todo delante de mis ojos.
Soy y fui una cobarde al no decidirme a hablar con él luego de esa noche de navidad.
Esa noche en la que descubrí que yo no lo quiero, yo lo amo.
Bufó.
—Pero que bien la has hecho Oriana, dijiste que te alejarias de él y acabas en su fiesta simplemente eres maravillosa. —me reprochó.
—¿Acaso hablas sola? —Noah un compañero de clases habla detrás de mí.
—Hola Noah. —saludo. —Ya si lo sé estoy un poco loca, pero solo pensaba en voz alta así que no te alarmes.
—¿Ya te ibas? —se sienta en el cordón de la calle junto a mí.
—Sí por cosas de la vida he terminado mojada así que prefiero irme a casa ahora mismo antes que terminar enfermando y cerrar con broche de oro está noche tan bella.
—Lo entiendo, creo que hoy tenemos algo en común, mala noche para los dos. —suspira, se saca su abrigo y me cubre con él.
—¿Qué te ha pasado a ti? —me ánimo a preguntar.
Saca su celular y me enseña una foto de su novia con otro chico.
—Auch. —es lo único que logró decirle.
—Si lo sé, sabes es la primera vez que no sé cómo reaccionar, no se si ir y enfrentarla o esperar a que mi rabia se calme un poco para hablar con ella.
—Realmente no sé cómo te sientes pero mi consejo es que si no te sientes bien para enfrentarla hoy mejor hazlo mañana, sea como sea nunca resulta bien y es mejor que lo hagas con energías y no cuando ya de por si no sabes ni dónde estás parado.
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Editado: 30.11.2022