Kati dejo de correr y repuso aire por unos segundos. Tras un rato coloco sus brazos detrás de su cabeza y siguió caminando.
—Eso estuvo cerca —pero en ese momento Florián se coloca frente a ella, mirándola, sin decir nada.
Kati, molesta, se cruza de brazos.
—¿Qué quieres ahora?
Florián cambia su expresión vacía por una sonrisa.
—Solo quería agradecerte, por salvarlas —Kati se desconcertó por su respuesta.
—Oh… —le sonríe—. No fue nada —ambos quedaron en silencio por un par de segundos.
—Amm… Bueno… —se rasca la nuca—. Yo, tengo que irme… ¿Volveré a verte? —se encontraba algo nervioso. Kati ríe inocentemente.
—Tranquilo, tenlo por seguro que nos volveremos a ver —al terminar esas palabras, ella salió corriendo del lugar, dejando a Florián con un mal sabor de boca.
Resignado, decide regresar con las chicas lo más pronto posible.
—¿Dónde estabas? —le reclamo Elvira.
—Solamente fui a agradecerle —responde tranquilo.
—¿Agradecerle? —Elvira lo mira confundida.
—Bien, debemos de regresar para tratar tus heridas —sugiere Florián.
—¿Qué haremos con ellas? —pregunta refiriéndose a las niñas.
—Llevárnoslas, allá hablaremos con ellas.
—Bien. Debes hablar con Leonardo, Clelia y Agur para vernos donde acordamos.
—Agur ya está en casa.
—¿Qué? ¿Por qué? —se altera.
—Te explico en el camino —dice Florián para comunicarse con Leonardo.
Leonardo se había estado encargado de mover árboles, rocas y evitar que gente siguiera el camino por seguridad.
En una de esas circunstancias, quitaba una roca que impedía el camino para regresar al pueblo y él la lanza lejos de ahí.
—¡Oye! Ten cuidado, pudiste lastimar a alguien —le critico una mujer.
—¿Ah? —Leonardo se gira para ver de quien se trataba, pero no vio a nadie.
—Aquí arriba —dice la voz, lo cual él obedece.
Se trataba de Lesly, quien por sus alas, no cayó en un hoyo.
Leonardo se quedó mirándola por unos segundos, se encontraba asombrado, era la primera vez que veía a alguien con alas.
—¿Hola? —llamo Lesly al notar que su contrario estaba en otro mundo. Él reacciona al instante—. ¿Qué tienes en el cerebro? ¿Una nuez? —Leonardo se molestó.
—¡Oye! ¿Quién te crees que eres?
—Me alegra que preguntes —aterriza—. Me llamo Lesly Insecure ¿Y tú?
Leonardo quedó confundido, ya que esa no fue la respuesta que estaba buscando.
—Soy Leonardo Fierce —contesto lentamente y algo inseguro.
Ignorando la escena anterior, decide continuar con su labor.
—¡O—Oye! No estoy pintada en la pared —le reclama y Leonardo la mira de nuevo.
—Oh, pensé que querías pasar para irte de aquí. Ya que es muy peligrosa esta zona —advierte.
—¿Disculpa? Yo sé cuidarme sola.
—No lo niego, pero no quisiera que te pasara algo —aclara.
—Oh, ya veo. Bueno, en ese caso, está bien —comienza a volver a aletear sus alas y se aleja de a poco de él.
En ese momento su comunicador suena.
—¿Hola? —hablo Leonardo.
—¡Hola! Vengo a avisarte que ya es tiempo de reunirnos donde acordamos.
—¿Así? ¿Encontraron algo? —pregunta interesado.
—Pues… —dirige su mirada hacia debajo de él para que vea a Cinthia y Fivi.
—¿Qué es eso? —pregunta Cinthia.
—Vaya, dos niñas perdidas, interesante —de inmediato, Lesly detiene su vuelo y escucha con atención su conversación.
—Exacto. Bueno, te vemos en un rato. Adiós —cuelga la transmisión.
Leonardo se disponía a regresar para encontrarse con sus amigos, pero Lesly se interpone.
—Oye, ¿sabes? Cambie de opinión, te voy a acompañar —sonríe amable.
—¿Disculpa? —dice confundido.
—Sí, es que necesito corroborar algo —admite con pena.
—Pues… No sé si sea conveniente —se rasca la nuca.
Tras unos segundos, ella responde.
—Oye, n—no te estoy pidiendo permiso o algo por el estilo. Solo te estoy informando que te voy a acompañar, ¿ok? —responde molesta y de inmediato se adelanta.
—O—Ok… —acto seguido, caminan rumbo al punto de reunión.
Clelia por su parte, no encontró nada interesante durante su expedición, y por eso estaba algo desanimada.
Al escuchar el sonido de su comunicador, suspira y contesta.
—¿Clelia? ¿Me escuchas? —pregunta Elvira.