Prejuicios y amor

CAPITULO 10

Caminaron en silencio. Lily se aferraba a su bolso. Era inevitable que esa noche él insistiera en acompañará a su casa. Se sentía algo nerviosa, no sabía que opinión tedria sobre el lugar en el que vivía. Miró el cemento de la acera, sus botas perfectamente pulidas, las medias negras que cubrían sus palidas piernas y el vestido de encaje negro que se movía a cada paso que daba.

- ¿Levas mucho tiempo en la ciudad?

Fue lo primero que se le ocurrió preguntar. Él la miró sin detener sus pasos que igualaba con los de ella.

- Algunos meses - respondió.

- Debe ser un cambio interesante.

- Por un tiempo fue bastante tedioso, tuve que ponerme al tanto de mis negocios aquí. No he tenido la oportunidad de salir a ver otra cosa que no sea el camino de casa a la oficina.

- Seguramente tu acompañante de la otra noche te ha invitado a algún otro lado - ella lo miró interesada en su respuesta -. Se ve que son muy cercanos.

- Rebecca es mi hermanastra - anunció como si no fuera nada -, su padre fue el último marido de mi madre.

- ¡Oh, es bueno que no hayan perdido el contacto! - mostró entusiasmo en su voz -, en cambio con los esposos de mi...

Se interrumpió bruscamente. No le gustaba hablar de su vida y menos con extraños. TT lo era a pesar de lo que había pasado entre ellos. Lo que sabía de él, estaba segura, era lo que la gente hablaba. Era millonario y un exitoso hombre de negocios, así como un bastardo arrogante. Se mordió el labio inferior y miró a frente sin dejar de caminar a su lado sintiendo su mirada fija en ella.

- ¿Te avergüenza hablar de ello?

- Preferiría no hacerlo - dijo bajando la mirada a sus lustradas botas -, me gusta dejar el pasado en su lugar.

- El pasado nunca deja de ser parte de nuestra vida - dijo -. Estamos formados por él.

- Quizá - levantó los hombros y le dió una mirada -. Prefiero no mantenerlo como parte de mi vida. Es mejor así.

TT asintió y se mantuvieron en silencio. Llegaron a la esquina de la calle en a que vivía y Lily se detuvo.

- Aqui está bien - levantó la cabeza para mirarlo y se aferró a su bolso -. No hay necesidad de...

- Te dejaré en la puerta de tu casa - se negó de inmediato y la tomó del brazo para seguir adelante -. Después de todo soy un caballero.

- ¿Un caballero? - Lily levantó una ceja.

- Fui educado por una dama - dijo con el mismo acento de arrogancia que parecía ser parte de él ahora más marcado -, eso me convierte en un caballero y actuó como tal. Mi madre se revolcaría en su tumba si no lo hago.

- Tu madre no tiene que preocuparse por mí - replicó buscando zafarse de su agarre -. Prefiero volver sola a casa.

- ¿Te espera alguien? - preguntó oscureciendo el tono de su voz -. ¿Temes que te vea conmigo?

- No te importa - respondió ahora luchando por liberarse -. Simplemente n quiero que me acompañes hasta mi casa.

La soltó tomándola de inmediato de los hombros. Inclinó la cabeza hasta que sus ojos quedaron frente a frente. Lily perdió por unos segundos el aliento y se atrevió a enfrentar su mirada.

- Te advierto, no me gusta que jueguen conmigo - anunció peligroso -. Lo mío lo mantengo mío.

- ¡Yo no soy tuya! - exclamó aturdida por sus palabras - . ¡Sueltame! ¡Bastardo arrogante!

- ¡Basta!

La envolvió en sus fuertes brazos. Lily se volvió más salvaje y buscó arañarlo, golpearlo con sus puños. Él era muy fuerte y estaba segura que sus intentos eran en vano, quizá si gritaba...

Abrió la boca dispuesta a pedir ayuda. TT pareció notarlo y la silenció cubriendo su boca con la suya. Lily abrió los ojos sorprendida encontrándose con las pupilas azules brillando furiosas. Se miraron por un largo tiempo mientras sus labios luchaban. TT hundió su lengua en la humedad de ella y fue un momento de rendición que empezó con un gemido. 

Los puños de Lily se detuvieron en su pecho y las manos masculinas se convirtieron en caricias. El beso era tan hambriento, que no parecía querer saciarse. Ambas lenguas se enredaban agitadas como su respiración. Lily enredó sus dedos en el cabello oscuro acercándolo, él envolvió su cintura levantándola hasta su altura y ella lo rodeó con sus piernas. TT despegó sus labios deslizándolos por el pálido cuello, Lily jadeó y con la punta de la lengua lamió la piel cerca de su oreja.

- Eres mía - musitó con voz ronca sobre su piel -. Lo eres desde la primera vez que nos miramos...

- ¡Busquen un hotel!

Gritó alguien a lo lejos. Fue una ráfaga de agua helada que los regresó a la realidad. Lily gimió desolada, era una maldita locura. TT la dejó en el suelo y ella transbilló buscando su equilibrio. Bajó la cabeza evitando su mirada, temía la burla en sus ojos. ¡Mierda, haba caído nuevamente en sus caricias! ¡No le gustaba sentirse débil y en desequilibrio! Cada vez que estaba junto ha él se perdía por completo. Dió un par de pasos atrás buscando alejarse. Acomodó su cabello y levantó la barbilla, no lo miró, buscó un punto en cualquier lugar.

- Será mejor que me vaya - se aclaró la garganta.

- Si, es lo mejor - asintió él sin expresión en su voz -. Nos vemos el viernes.

- ¿Disculpa?- fue inevitable que posara sus ojos en él.

- Está vez yo invito - no hizo el intento de acercarse -. No voy a aceptar un no, es una cita.

-Yo...

-Paso por ti a las siete - se movió a la orilla de la acera, de inmediato se estacionó la lujosa camioneta -. Ponte algo bonito.

-No tengo "algo bonito" - replicó molesta por tanta arrogancia.

TT asintió y subió a la camioneta. 

Lily miró alejarse al vehículo y dejó escapar un suspiro suave y silencioso. Levantó una mano hasta sus inflamados labios y empezó a caminar hasta casa. ¡Mierda!

 

- ¡¿Lo llevaste a comer hamburguesas?!

Lily dejó de barrer el pasillo para mirar a su amigo. Hizo una mueca imitando una sonrisa. 

- Espera, quiero entender el porque te negaste a una cena en un lujoso restaurante, con diez cubiertos y servilletas de lino para llevarlo a comer hamburguesas - movió la cabeza confundido.




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