—¿Debería de mandarte a la mierda ahora mismo?
Lily posó molesta las manos en su cintura y sus ojos apenas miraron el pequeño cuarto que rentaban después de perder la casa. Charly aún vivía ahí y no había cambiado nada desde la última vez. Seguía siendo un cuchitril húmedo y frío. Miró a su amigo levantando la barbilla al recordar lo molesta que estaba. ¡Mierda!, ¿Qué demonios estaba pasando con toda la gente cercana a ella? Desde que huyó de su madre se había prometido a sí misma que se alejaría de todo lo relacionado a la "gente rica", sin embargo parecía que el universo insistía en relacionarla con ellos. ¡Mierda¡ ¡Ella odiaba todo lo que representaban y ahí estaba: enamorada de un millonario y amiga de un chico que acababa de recibir una herencia que no parecía insignificante! Aguantó un gruñido y apretó sus manos en la cintura evitando apartar la mirada de su amigo.
—¿Crees qué lo merezco? — preguntó Charly algo sonrojado —, cuando nos conocimos yo era y soy el mismo. Un chico que necesita trabajar para vivir y...
—¡Me mentiste! — replicó Lily inclinando su cabeza hacia él.
—No yo...
—¿No me has mentido? — levantó una ceja.
—Simplemente no te dije nada de esto porque no creí que mi padre cambiara de opinión — levantó los hombros, ¡Mierda! Se sentía intimidado —, me resigné a qué tal vez obtendría el dinero de mi herencia una vez que papá muriera. Él todavía es un hombre joven, aunque después de está noche, no sé...
Hubo un silencio. El motor del frigorífico era lo único que se escuchaba en la habitación. Lily movió la cabeza y se movió un poco por el único pasillo que había frente a la cama y a una mesa en donde había una estufa portátil. ¡Mierda! El lugar no era lo ideal para mostrar su enojo. Apenas daba un par de pasos y ya tenía que volver sobre ellos y no la dejaba calmar su frustración.
—¿De cuánto estamos hablando?
—¿Algunos millones? — bajó la voz evitando la mirada de su amiga.
—¿Me preguntas o me afirmas? — inquirió con un leve sarcasmo.
—¡Mierda Lily! — gruñó pasando una mano por su cabello.
—Si, mierda — suspiró la joven cayendo sentada sobre el suave colchón —. Todo se está volviendo una bola de mierda. Se amontona cada vez más y está empezando a abrumar. Empezando con mi madre y su fijación con los hombres ricos, mi madrina siempre buscando complacer a todos sin lograrlo, su hijo un excentrico que le gusta experimentar con ser pobre, un hombre extraño y millonario del que nunca debí enamorarme, una loca que me quito mi casa y ahora...
—¿Qué has dicho?
Charly cayó sentado a su lado y ella rebotó ante la fuerza con la que se dejó llevar por la gravedad junto a ella.
—¡¿Podrías tener más cuidado?!
—¿Has dicho que estás enamorada de TT? — preguntó mirándola fijamente —¿Desde cuándo...
—¡Yo no dije eso! — replicó ella apartándose un poco de su amigo, nerviosa —, dije..., dije atraída, después de todo él es un hombre muy atractivo...
—No, dijiste "enamorada" — una sonrisa burlona apareció al instante en su rostro — y eso me parece grandioso...
—¿Te parece grandioso? — se levantó de la cama alejándose lo más posible de su amigo. Cruzó los brazos —, además aquí no estamos hablando de mí. No vamos a cambiar de tema, todavía estamos con lo de tu herencia...
—¿Qué quieres saber? — levantó ambas cejas —. Mira, mi abuelo murió y me dejó una herencia, una parte de su fortuna porque también lo hizo con mi madre y su hermano que vive en el extranjero. Mi padre se volvió el guardián de mi herencia hasta que cumpliera la mayoría de edad. Él descubrió que me gustaban los chicos y las chicas y fue como si hubiera cometido el peor de los crimenes y me echó de la casa con un par de billetes en el bolsillo y una pequeña navaja que siempre he traído conmigo.
Lily pasó ambas manos por su cabello alisándolo. ¿Podía seguir fingiendo estar molesta con él? Dejó escapar un suspiro tan largo como si fuera un globo y estuviera desinflándose. Ninguno de los dos dijo nada por un largo rato.
—Mierda, la noche no ha acabado — suspiró Lily sin mirarlo —. Tengo un maldito vestido nuevo y me he arreglado el cabello y mi maquillaje y ahora estamos aquí peleando por tus mentiras y este asunto tan raro.
Posó su mirada sobre él.
—Creo que deberíamos salir y gastar un poco de tu enorme fortuna.
—Esa es buena idea — rió él y alargó una mano a él!a —. Aunque por ahora tendremos que usar tu dinero, hasta que vea a mi abogado no podemos hacer nada.
—Mierda, suena raro — gruñó Lily dejándose caer al lado de su amigo —. "Abogado", "millones", "herencia"… definitivamente no es algo que esperaba viniera de ti.
—Tampoco yo lo esperaba, nunca creí que mi padre hiciera algo así — rodeó los esbeltos hombros de su amiga —. Decidí que no iba a esperar nada de él aunque el dinero fuera mío. Mi abuelo intuía que mi padre haría algo pero no imaginó la realidad.
—Pues parece que tu padre reaccionó de forma correcta — respondió y recargó la cabeza en el hombro masculino —, ahora ya tienes lo que te corresponde.
—Si, tenía que pasar algo tan terrible para que todo se hiciera como debió ser al principio.
Se hizo un largo silencio entre ellos antes de que volvieran a moverse y salir del cuartucho de azotea para pasar una noche mucho más divertida que una cena interrumpida en casa de los padres de Charly.
Horas después Lily volvió al departamento de TT. Esperaba encontrarse a un molesto TT pidiéndole una explicación por pasar la noche fuera. Ella ya había practicado un par de explicaciones que se quedaron ahogadas en su garganta al notar que el lugar estaba en completo silencio. No había un TT parado frente a la puerta con los brazos cruzados y una expresión enojada en su atractivo rostro.
Dejó las llaves en la mesita más cercana a la puerta y caminó hasta la sala buscando mi algún indicio del dueño del lugar.
—¿Hola? — se asomó al pasillo a las habitaciones —, ¿TT? ¡Estoy en casa!...