Preludio Final

XVII - Promises

Lo último que recuerdo es estar huyendo de Van. Ella me descubrió mientras estaba en el árbol rojo. No tenía idea de por qué ella estaba en ese lugar, pero no era bueno que me viese.

Comencé a correr por el bosque, pero ella me siguió.

Justo cuando salí al claro, Van me tiró al suelo y se colocó sobre mí. Intentaba de todo para poder librarme, y al ver que no podía, comencé a desesperarme.

No he interactuado mucho con mis hermanos desde que logré la materialización apenas unos días después de que mis padres nos obsequiaran las perlas.

Debido a que no podía pelear y a mi carácter, la materialización trajo consigo una segunda personalidad, la cual me molestaba siempre.

Podía oírla en las noches cuando iba a dormir, estaba dentro de mi cabeza, me estaba volviendo loca.

Pasé una semana soportando todo esto hasta que decidí hablar con a mis padres, ellos se sorprendieron y me encerraron en mi habitación. Hablaron conmigo y comenzaron a apartarme de mis hermanos.

«No los necesitas, yo te protegeré»

Por las tardes, al menos dos veces a la semana, atravesaba el bosque guiado por la voz hasta un árbol grande con hojas rojas. Al llegar a su tronco, llevaba la perla que tenía en mi cuello frente a mí y cerraba los ojos. Sentía como algo fluía desde el exterior hacia la perla, y de esta hacia mí. Era cálido, se sentía bien.

Abrí los ojos y ví un espectáculo de luces. Esferas de muchos colores se arremolinaban formando una burbuja alrededor de mí. Estaba fascinada.

¿Por qué hacía esto?

Mis padres me dijeron que esta era la única manera de mantener la voz dentro de mi cabeza silenciada. Era una forma de tenerla bajo control.

Pasaba la mayor parte del tiempo con mis padres. Ellos me hablaban de cosas que yo no entendía, hasta que un día, la perla comenzó a proyectar imágenes en las paredes de mi cuarto. Solo estaba mi madre en casa, por lo que la llamé, ella apareció en mi puerta unos instantes después.

Yo estaba llorando, no sabía lo que sucedía.

–Tranquila, Lenna.

Mi madre caminó hacia mi cama y se sentó junto a mí. Ella parecía saber que esto iba a suceder. Me abrazó, yo simplemente lloraba en sus brazos.

Estaba asustada.

Me calmé después de casi media hora, mis ojos estaban secos, mi respiración era irregular.

–¿Qué me está sucediendo?

Mi madre voltea y revisa mi habitación, cientos de imágenes han aparecido gracias a la perla. Ella se levanta de la cama y comienza a caminar hacia una de las imágenes.

Una torre.

–Presta atención a lo que vas a escuchar.

Ella comenzó a explicarme imagen por imagen, yo no podía creer lo que estaba escuchando. Todos nosotros vivíamos por una sola causa, ser héroes de un mundo que no nos aceptaba.

Tendríamos la misión de salvar un mundo completamente podrido, arriesgando nuestras propias vidas para lograrlo.

Todo esto es nuestra culpa.

Hace miles de años, cuando la tierra era joven aún, los dioses habitaban con las personas, tras el transcurso de unos pocos años, las personas se volvieron en contra de dos diosas en específico.

Nyx, diosa de la noche.

Hemera, diosa del día.

Se dice que, en el inicio, la lucha entre ambas diosas era la que originaba el transcurso de los días, alternando entre día y noche. La batalla estaba destinada a ser eterna, desde el inicio hasta el fin de los tiempos.

Es en ese momento cuando uno de los hijos de las diosas bajo el mando de Nyx se rebeló. El hijo de la diosa de las estrellas, Astrea.

Él decidió juntar a todos los humanos para detener la guerra entre Nyx y Hemera, poniendo fin a los días.

Todos los humanos en el mundo se unieron a él, hombres, mujeres, e incluso seres de otras razas. Los dioses solo observaban la locura que reinaba. No harían nada que interfiriese en el mundo.

Los humanos no podían alcanzar a las diosas, las cuales peleaban en el cielo, por lo que decidieron construir una torre gigantesca, que llegase hasta donde ellas estaban.

El hijo de Astrea, con su poder, logró poner los cimientos de la torre, y, con la ayuda de todos los habitantes de la tierra, logró construir una torre cuya punta perforaba el cielo.

La torre era completamente negra.

Cuando fue finalizada, esperaron por casi medio año, hasta el punto en que las diosas estaban más cerca de la tierra. Cuando este día llegó, todos subieron hasta la cúspide de la torre y comenzaron a atacar a Nyx. Ella ahora estaba siendo atacada desde dos bandos.

Los sirvientes de Nyx, como Gea y Astrea, lucharon contra los humanos, pero se vieron superados por los números.

La guerra duró casi un año, hasta que, por fin, Nyx fue derrotada.

Justo antes de desaparecer, logró dar un golpe mortal a Hemera, acabando con ella, además de lanzar una maldición al mundo por medio de la torre.




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