—Se supone que en estos momentos debería estar en una de las locaciones del Ministro Baene, al menos temporalmente hasta que todo se haya apaciguado.
Canek se encontraba en el teléfono con Aryan a través de manos libres.
—¿Los puntos marcados en el mapa son locaciones a nombre del Ministro?
Un sistema de navegación se encontraba en el tablero del coche de Aryan en el que había marcados puntos en rojo en ciertos lugares.
—Si, ¿recuerdas el depósito?, también está marcado allí, aunque fue clausurado desde aquel día, pero aun así no lo podemos descartar.
—Bien, comprobaré que se encuentre en algunas de las locaciones, tú intenta localizar a Mila.
—Te llamaré en cuanto la haya localizado.
Ambos finalizaron la llamada y Aryan se dirigió hacia la primera locación. La casa del Ministro Baene. La prensa había invadido el lugar.
Al llegar aparcó su coche y se acercó hacia uno de los periodistas.
—Disculpe, ¿han podido verificar si Asel Baene se encuentra aquí?
—Nadie ha salido a dar declaraciones y tampoco lo hemos visto, por lo que no estamos seguros.
Aryan dio un breve repaso hacia la casa y la rodeo hasta encontrar un punto por el que podía ingresar a ella y verificar si Asel se encontraba allí.
Con cuidado y sigilo camino en cuclillas agachado para no ser descubierto y lentamente se acercó hacia la parte trasera de la casa.
Se detuvo en una de las puertas que llevaba al interior de la cocina y caminó lentamente hacia la ventana ubicada unos centímetros más adelante.
Levantó la cabeza y observó hacia el interior de la misma.
—¿Qué haremos con la prensa?, no parecen querer irse pronto— interrogó una de las empleadas.
—El Señor Baene sabe que venir aquí solo traerá más problemas y está al tanto de la prensa, por lo que solo nos queda esperar a que se vayan voluntariamente, en algún momento se darán cuenta de que no se encuentran aquí.
Aryan volvió a su coche de la misma forma sin ser descubierto y llamó a Canek.
—No están aquí, ¿has localizado a Mila?
—Estoy en la puerta de su casa en estos momentos, pero parece no haber nadie.
—Debo encontrar a Asel cuanto antes, intentaré comunicarme con Keb, tal vez sepa algo de ella.
—Sé que es ilegal, pero si tú no dices nada, nadie se enterará de que rastrearé el teléfono de Mila, ¿qué dices?
—Nunca sucedió, ¿de acuerdo?, solo hazlo.
—Cómo sabía que dirías que sí, lo hice por adelantado, pero no pude acceder a su ubicación, su teléfono debe estar apagado, sin embargo su última ubicación indica que estuvo en su casa.
—Primero intentaré llamar a Keb.
—De acuerdo, esperaré un rato aquí por si alguien de su familia o incluso ella regresa.
—Sé que también es ilegal, pero realmente estoy preocupado y hasta no saber que se encuentra bien, no puedo dejar de intentar todas las posibilidades de comprobarlo, por lo que debes escabullirse en su casa y ver si realmente no están.
—¿Sabes que si soy atrapado puedo ir a prisión?
—¡Y por eso lo del escabullirse!, yo acabo de hacerlo en la casa del ministro Baene y no he sido atrapado, creo.
—¡Aryan!, realmente debemos ser cuidadosos— regañó.
—Acabas de cometer un acto ilegal por lo que tu moral es inválida, ahora verifica si Mila se encuentra allí, yo llamare a Keb.
—De acuerdo, si sabes algo llámame.
Aryan cortó la llamada y marcó el número de Keb el cual atendió luego de unos cuantos tipidos.
—Keb, siento no poder saludar correctamente, pero necesito preguntarte si sabes algo de Mila.
—¿Mila?, hablé con ella ayer por la noche, dijo que se mudaría a otro sitio, no muy lejos de aquí, pero no sé donde exactamente, porque ni siquiera ella lo sabía, me lo diría en cuanto llegaran allí, pero, ¿ha pasado algo?
—No te preocupes en cuanto logre comunicarme con ella, todo estará bien.
—Aryan, ¿Qué está pasando?
—Te enterarás de todos modos, así que te lo diré— Aryan tomó aire y exhalo rápidamente— Asel ha sido puesto en libertad.
Del otro lado no hubo respuesta.
—Keb, nosotros nos haremos cargo de eso, Canek y yo estamos trabajando para encontrarlos. No nos precipitemos demasiado, ¿si?
La llamada se cortó.
Aryan dio un golpe al volante y llamó a Canek.
—Debes encontrar a Keb, sabe lo de Asel y puede que intente buscarlos.
—Ya era demasiado con dos— se quejó— Bien, lo encontraré y lo tendré conmigo, será más seguro.
—Ha dicho que Mila y su familia se mudaron no muy lejos de aquí, pero no sabe exactamente dónde, así que nuestra única opción es encontrar a Asel.
—¿De todo el tiempo que tenían para mudarse, justo hoy debían hacerlo?, me estoy volviendo loco.
—Prometo que obtendrás unas merecidas vacaciones, pero primero debemos encontrarlos.
—Sí, señor.
Finalizaron la llamada y Aryan se dirigió hacia la próxima locación, el depósito.
El lugar aún se encontraba clausurado y con las cintas de advertencia de escena de crimen rodeándolo, por lo que no parecía haber señales de que haber sido usado recientemente ni luego del aquel día.
El teléfono de Aryan sonó. Era una llamada entrante de Loa.
—Loa, siento no haber tenido tiempo de hablar contigo— se disculpó al tomar la llamada.
—¿Qué quieres decir con que Mila corre peligro?
Aryan se dirigió a su vehículo para poder hablar cómodamente.
—¿Aún no has visto la noticia?
—¿Qué noticia?— preguntó con desesperación.
Aryan lo pensó por unos minutos, ¿qué tal si trata de hacer lo mismo que Keb y salir en búsqueda de Mila?
—Te diré luego, no te preocupes demasiado, ¿de acuerdo?
—¡Aryan!
Y finalizó la llamada antes preocuparla más de lo que estaba.
La siguiente locación aguardaba por él, la finca de la familia Baene.