Capítulo 29: Venganza (EPÍLOGO)

Para cuando los refuerzos llegaron, vieron a Asel esparcido en el suelo con un golpe en la cabeza.

Tanto Aryan como Canek y Mila salieron ilesos.

Mila fue encontrada con varios cortes por todo su cuerpo en estado inconsciente.

Con las últimas fuerzas que la mantenían con vida, había podido ponerse de pie para luego dirigirse al cajón y buscar algo que la ayudara a defenderse. Es ahí cuando oye unas voces familiares.

Con desesperación toma un martillo guardado en el cajón y con dificultad camina hacia las voces.

Observa de espaldas a Asel sosteniendo al detective Frago.

Avanza lo más rápido hacia ellos y estampa el martillo contra la cabeza, dejándolo inconsciente al instante, provocando la presión sobre el gatillo que despidió una bala al momento.

La bala impacta en la pared frente a ellos y Asel se desploma en el suelo, a lo que Aryan logra zafarse de él.

Ambos observaron a Mila quién respiraba agitadamente con sus manos temblando repetitivamente. El martillo cae de entre sus manos y se desploma debido a las heridas que cubrían todo su cuerpo.

...

"Nuevamente, el hijo del ministro Baene ha sido puesto en la mira por un nuevo delito y se trata nada más ni nada menos que de una venganza hacia la persona que había sacado a relucir todos sus crímenes, la cual también había sufrido a causa de sus acciones. Recordemos que hasta solo unos meses atrás, Asel Baene había sido puesto tras las rejas luego de haber sido acusado por crímenes cometidos hacia sus compañeros de preparatoria. La víctima nuevamente vuelve a ser uno de sus compañeros, pero gracias al trabajo de las autoridades han podido salvarla con vida, aunque sufrió de varios cortes alrededor de su cuerpo"

Las noticias eran oídas por primera vez tanto por Narel como por Loa. Los ojos de Loa se cristalizaron al oírlo.

—¿Mila?— preguntó Narel desconcertada.

Loa asintió con dificultad.

—¡Loa!— oyó una voz familiar desde la entrada del café.

Un Aryan completamente agotado se encontraba de pie.

Loa lo observó con furia y caminó rápidamente hacia él para golpearlo repetitivamente en el pecho mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro.

Aryan tomó sus manos y las puso alrededor de su cintura para luego rodearla con sus brazos.

—Lo siento, siento haberte preocupado y no decir nada, pero no podía permitir que te involucraras, no podía permitir que nada te pasase.

Loa presionó más sus brazos y tras un momento separó sus manos de él.

—¡¿Qué hay de mí?!, ¿qué si te hubiera pasado algo?, ¡¿crees que iba a soportarlo?!

Aryan formó una sonrisa al oírlo.

—Nada va a pasarme, tampoco iré a ningún lado.

—¡Bien, mantente a mi lado a partir de ahora y no vayas a ninguna parte!

Aryan formó una sonrisa tímida y volvió a rodearla con sus brazos.

—Bien, me mantendré a tu lado.

Y se mantuvieron de esa forma durante un largo tiempo.