Presa de ti ©

Capítulo 13


- Ian, se estan moviendo.

- Uhh, que emoción - digo sarcástico y sigo haciéndole cosquillas a la mini zanahoria.

De reojo noto a Hannah triste, tocando su hinchado vientre y medio sonriendo.

Me acerco a la carita roja de Sebastian y le digo susurrando que vaya con Hannah.

- Ve, anda.

Se levanta y se acerca con Hannah, le da un besito a la panza y acuesta su cabeza en ella.

- Hola - da palmaditas leves en la panza, Hannah acaricia su pelo y me sorprendo al ver como se levanta su piel.

Ya lo saludaron, me acerco yo también y pongo mi mano encima de donde esta levantando pero todo se detiene.

- Noo ¿Que hiciste papi? - hace un puchero y vuelve a dar palmaditas - Hola, ¿Hermanitos?

Retiro mi mano y Sebastian se levanta, cuando veo la intención de pegarle a la panza detengo con cuidado su brazo y lo quito de ahí.

- ¿Qué ibas a hacer? - le pregunto sentandolo en mis piernas, pero mira enojado hacia el vientre de mi gatita - Sebastian, te estoy hablando.

- Dejaron de moverse - señala y sus ojos se ponen cristalinos, doy un beso en su frente y lo abrazo no queriendo.

- Aunque hayan dejado de moverse, lo que ibas a hacer no esta bien.

- Pero...

- Pero nada, pudiste lastimarlos - rompo el abrazo y tomo su carita con ambas manos - No vuelvas a intentarlo, ¿Entendido?

Asiente y se deshace de mi agarre para bajarse de la cama y salir corriendo de la habitación.

- ¡Cuidado al bajar las escaleras! - grita Hannah y hago una mueca.

Senti como si me hubiera gritado en la oreja.

- Mujer, casi me dejas sordo - tapo mi oreja exagerando, Hannah deja de ver hacia la puerta y me mira con una expresión seria.

Sonrío con dientes y me pongo de rodillas, me muevo hasta los pies de Hannah y tomo sus tobillos.

- Ian - pronuncia con miedo y advertencia a la vez.

Jalo despacio acostandola, me pongo a horcajadas sin tocarla y me acerco a su rostro.

- Que hermosa sigues estando, mi gatita peliroja - meto mi mano por cuello hasta su nuca y la acerco a mí.

Besándola lento primero, agarrando ritmo y conviertiendo beso demandante. Ella corresponde diría como siempre torpe, pero mejoro mucho.

Maldita sea, quiero follarla.

Siento que el aire se me esta acabando y me separo bajando a su cuello, hago mis marcas rojas por todo este y me excito a mil cuando escucho un jadeo.

El sexo es bueno en el embarazo, no me puede negar nada.

- De-tente, Sebas puede entrar...en cualquier mo-momento - apenas logro entenderla, su tartamudeo no fue lo mejor para mi.

Gruño a la hora de que sus manos se posicionan en mis hombros, inútilmente podría quitarme de encima pero tomo sus muñecas y las llevo a cada lado de su cabeza. 

- No me toques - la miro directo, veo ese miedo que tanto extrañaba - La mini zanahoria no podrá entrar porque no la dejare. 

Sonrío de lado y me levanto rápido de la cama, voy hasta la puerta y volteando con mi gatita que me está observando, cierro poniendo seguro. 

- Listo, ya puedes dejar de preocuparte - me burlo, riendo levemente despojo mi cuerpo del calzado y vestimenta. 

Quedando solo en bóxer. 

- Estoy embarazada - comienza a decir torpemente, asiento con la cabeza y regreso a la misma posición de antes - No seas rudo.

- Si te dejas llevar no lo seré. 

Asiente frenéticammente y respirando hondo cierra los ojos, sabes bien lo que tienes que hacer pero siempre te haces la difícil, ladeó la cabeza.

¿Por qué?

Él tema me desinteresa en un dos por tres y ya tengo sus labios capturados, sus muñecas tomadas por arriba de su cabeza con un mano mía.

La otra se encarga de acariciar suavemente su cuerpo, causando que su piel se erice ante mis roces. Me deshago sin esfuerzo de sus bragas, abro sus piernas colocándome entre medio, sigue con los ojos cerrados y las manos no las mueve de donde las deje.

Su sumisión para no causar que dañe a las tres zanahorias que lleva dentro, me excita a mil. 

Con ella gimoteando débil, beso por encima del vestido sus pechos, estímulo su clitoris y me hayo de nuevo ahogando sus jadeos. Me vuelve loco que esté tranquila y disfrutando.

Anhelo su dolor, su piel ensangrentada, marcada por todos lados y lo que más me encanta...sus dulces lagrimas.

- Ahh 

Gimo en cuanto la penetro, ella se mordió el labio inferior y se arqueo. Su vientre rozó mi torso, puse mi tibia mano en este y sentí un empujoncito.

Extrañamente sonreí pero nadie vio nada, borre la sonrisa y poseí su cuerpo hasta hacernos sudar, no pude evitar mi instinto sádico. Su cuello y labios estaban goteando sangre. 

Mi pecho sube y baja rápidamente, trago la poca saliva que me queda y giro mi cabeza para notar a Hannah durmiendo. Alguien se cansó.

Esbozo una sonrisa burlona y ya una vez que me he calmado, tomo una ducha fría y refrescante. 

Me muevo al armario con una toalla enrollada en mi cadera y elijo ropa cómoda para estar en casa. Regreso a la habitación con James exigiendo que la bañe como siempre lo hacía.

- Ya voy, pero cállate. 

James: es que solo querías taparla, ya no están solos.

Resoplo bloqueándolo de nuevo, agarro entre mis brazos el cuerpo de mi gatita llevándola a la tina. Mientras veo la sangre bajar por su barbilla tentándome a que me acerque y la succione, un llanto junto un golpeteo desesperado en la puerta del cuarto me sacan del trance, cierro el grifo de agua y a grandes zancadas voy a la puerta.

Deshago el cerrojo, abro la susodicha y Sebastian cae a mis pies. Me agacho para tomarlo en brazos. Al inicio de las escaleras veo a Talia nerviosa. 

Ignorando el llanto de Sebastian, veo a la mujer con una expresión seria. 

- ¿Qué ha pasado? - abre su boca, se lleva un mechón de su pelo tras la oreja y se acerca lentamente.

- Estábamos jugando afuera, me empezó a aventar la pelota y entre tantas veces me dio una a la cara - lo que digas a continuación te condenará - Y el caso fue que, yo se la regrese pero no medi mi fuerza y también le dio en su rostro. 




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