- Veamos...
Estoy nerviosa, juego con las piernas de Sebastian que se encuentra encima de las mías. Ruego por qué sean niños.
- El primero, es...niño - mi príncipe aplaude y yo sonrío, James se muerde las uñas - Ahí se dejó ver otro y es...niño.
- Si, si, si - empieza a brincar y nos mueve todo.
- James, agarralo.
Sin demora lo toma en brazos, su felicidad es más grande que no llora o hace berrinche. Está viendo la pantalla emocionado.
- A ver, vamos de nuevo.
Asiento y los busca, de nuevo niño, localiza el otro y también niño. Eso me alegra bastante e igualmente me relaja...
- ¿Qué?
Escuche mal, no es cierto.
- Si, dos niños y una niña. Felicidades.
Le agradezco pero sigo sin poder creerla. Bueno, sean bienvenidos a la familia.
James y Sebas me ayudan a limpiar el vientre mientras que el doctor tras indicar que iría por las ecografias, sale de la sala.
- ¿Muñequita? ¿Todo en orden? - cuestiona con las cejas elevadas, sin dejar de verlo bajo la blusa y me siento.
- Hay una niña.
- ¿No te pone feliz? Ya no estarás sola.
- Si, pero...- mejor no digo lo que pienso, es el miedo. Nadie te hará daño mi princesa.
- Nada malo pasara, tranquila.
Me da un apretón de mano, sonrío débil y con su ayuda me bajo de la camilla. El Doctor llega y tras darnos las ecografias junto con vitaminas salimos rumbo a un restaurante de comida rápida.
No puedo superar la cara de James al notar que me comí tres hamburguesas. Había comprado dos para mí y muchas papas pero también la de Sebas estaba buena.
- Alguien tendrá que ejercitar terminando su estado en gestión.
- No engordaré mucho o ¿Si?
James se ríe y bebe de su gaseosa, por mi parte busco a Sebas entre los juegos. Hizo amigos rápido solo espero no se lastimen.
- Ire a ordenar otra hamburguesa para llevar y luego a lavarme las manos. No tardo.
Asiento y se va, me fijo que llegue a la caja para después acercar su bandeja a mí y comer sus papas. Sigo teniendo hambre, un buen helado con galletas no me caería mal.
- ¡Mami! - parpadeo y me giro con mi bebé.
- ¿Si?
- ¿Me ayudas? - alza sus tenis, sonriendo doy varias palmaditas al asiento.
Amarro las agujetas y nos levantamos para ir con James.
- ¿No olvidamos nada? - cuando llega a nuestra altura, le echa un ojo a la que fue nuestra mesa para verificar - Bien, vamonos.
Salimos directo al carro, le dije que se me antojaba un helado y fuimo por el. Mientras comíamos el helado tan rico con galletas especiales disfrutamos de la brisa del atardecer, más fresca y relájente sentados en una banca del parque.
- ¿A dónde va el sol? - preguntó Sebas viendo el atardecer.
- A dormir, también se cansa.
- Pero se lleva la luz.
- Por unas horas, luego podré explicarte mejor ¿Va? - le guiña un ojo.
Asiente frenéticamente y empieza a balancear sus pies, me gusta el trato de Luke y James le dan a Sebas, siempre tan cariñosos y gentiles. Al contrario de Ian, que siempre aparenta ser amable con él.
- ¿Ya quedaron satisfechos? - soba mi barriga, sonrío y niego jugando.
Su expresión seria me hace reír.
- Si, muchas gracias.
- No hay de qué.
Recargo mi cabeza en su hombro y miramos los últimos rayos del sol caer. Los colores rosas y morados se mezclan haciendo que mi bebé señale las nubes maravillado. Me siento en paz por este momento que...duró muy poco.
Había entrelazado una mano con James, pero empezó a apretar mi mano demás.
- ¿James? Me estás lastimando.
- ¿Quién perdón? - su tono cambio, hola Ian.
- Lo siento amo, sus cambios son muy repentinos - no levanto la cabeza de su hombro, no quiero hacerlo sentir rechazado como siempre, pero es inevitable no sentirme incómoda y con miedo.
- No me importa, siempre debes darte cuenta cuando cambiamos - ni que fuera adivina. Pero averiguaré como hacerle para eso.
Su otra mano sube a mi rostro, se posiciona en mi cuello por un costado y sin previo aviso nuestros labios se unen. Correspondo a su posesivo beso, al momemto de querer agarrar aire aprovechó para meter su lengua.
Apreté su mano en un intento de que se detuviese y lo hizo, llevándose entre sus dientes mi labio inferior. Hace una semana no me había besado, estaba delicada de esa parte.
- Ya nos vamos - anunció para que Sebas dejara de revolcarse en el césped y se levantara, mi respiración seguía siendo dificultosa y se me trabo por completo cuando sentí su cálido aliento en mi odio - Tengo tantas ganas de follarte que si no estuviera la mini zanahoria te lo haría en el carro.
Gruño y mordió mi oreja, solo hice una mueca sin quitarme hasta que él se levanto y como tenía mi mano bien agarrada jalo de ella para que me levantará también.
Tomó la mano de mi bebé y nos fuimos al carro, subí de copiloto mientras que Ian abrochaba el cinturón para la seguridad de Sebas. Al momento de que en auto está en marcha, puso su grande y venosa mano en mi muslo.
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posesivo y controlador, trastorno de identidad disociativo, dolor golpes sufrimiento
Editado: 16.03.2020