Presente En Mis Ruinas

Capítulo 11: “TAMBOR”

Hay amores que llegan cuando todo duele, como una caricia en medio del caos. Tambor fue uno de esos. Un regalo de mi hermana, de su desesperación por traerme una pequeña alegría cuando todo parecía derrumbarse. Yo siempre había querido un conejo. Siempre. Y ella lo sabía. Así que cuando llegó a casa ese ser chiquitito, tierno, con esas orejitas temblorosas y su cuerpecito suave como algodón, supe que algo dentro de mí volvía a encenderse.

Lo tomé en mis brazos y sentí algo que no sentía hace mucho tiempo: esperanza. Una esperanza diminuta, sí, pero real. Tambor fue eso para mí. Mi alegría inesperada. Mi compañía silenciosa. Mi refugio cuando todo dolía demasiado.

Desde el primer momento me apegue a él de una forma que no imaginaba. Su presencia se volvió mi ancla. Cuidarlo no era una obligación, era un acto de amor. Alimentarlo, protegerlo, asegurarme de que no tuviera frío, que estuviera cómodo, que nada lo lastimara. Cada día con él era una pequeña batalla ganada contra la tristeza. A través de Tambor, encontré propósito cuando todo lo demás parecía no tener sentido. Me hacía levantarme, me hacía sonreír. Lo miraba dormir, lo veía saltar, y sentía que no todo estaba perdido. Que todavía quedaban razones para quedarme aquí.

Por eso duele tanto.
Por eso esta pérdida se siente como una traición del universo.

No estaba lista para perderlo. Ni a él, ni a mi Arya.
Y eso es lo que más me rompe: la culpa. La sensación de que fallé. De que le fallé. Que no fui suficiente. Que no pude salvarlos. Que mis manos, estas manos que temblaban por querer protegerlo, no pudieron hacer nada cuando la vida decidió arrancármelos.

El día que Tambor se fue, ahora es otro de los peores días de mi vida.
No solo porque lo perdí, sino porque sentí que se me venía todo abajo otra vez. Que la vida me estaba castigando por aferrarme a las cosas que me hacían bien. Como si me dijera, cruelmente: “No te ilusiones demasiado. Todo lo que amas, te será quitado.”

Y encima tenía una prueba ese día. Una prueba importante. De esas que una estudia durante días, con esfuerzo, con cansancio, con miedo. Pero cuando Tambor murió, todo eso dejó de importar.
¿Cómo se supone que una se presenta a un examen oral cuando acaba de perder a su hijo?
Porque eso era. Eso es. Mi hijo. Mi bebé. Mi amor pequeño.
Nadie me va a convencer de que “era solo un conejo”.
Era parte de mí.

Y sí, lo elegí a él.
Y lo volvería a elegir una y mil veces.
Porque no hay nota que valga más que el amor.
Porque nada académico podía ocupar el lugar del dolor que tenía en ese instante.
Y porque fallarle a él me dolía más que cualquier ramo no aprobado.

Estoy frustrada. Enojada.
Con Dios, con la vida, conmigo.
No entiendo cómo es que todo siempre sale mal.
No entiendo por qué me arrebatan una y otra vez mis pequeñas luces.
Las únicas cosas que me hacían sentir que quizás —solo quizás— esta vida podía tener algo de ternura.
¿Por qué me lo quitó tan pronto? ¿Por qué no me dio la oportunidad de tenerlo más tiempo? ¿Por qué no me dejó salvarlo?

He hecho todo lo posible por seguir adelante.
Pero a veces siento que me estoy deshaciendo.
Me cuesta respirar. Me cuesta entender.
Y sobre todo, me cuesta aceptar.

Te extraño, Tambor.
Me duele hasta los huesos no tenerte aquí.
No poder tocar tu pelito, no escucharte, no verte correr.
Me duelen los silencios que dejaste. Me duele que en mi rutina ya no estas presente.

Ojalá supieras cuánto te amé.
Ojalá supieras que fuiste lo más bonito que me pasó en ese tiempo.
Ojalá pudiera abrazarte una vez más y decirte que no fue tu culpa, que yo quería salvarte, que lo intenté todo.
Y que me duele no haber podido.

Pero donde estés, mi pequeño, espero que me sientas.
Que sepas que fuiste amado con una intensidad tan real, tan pura, tan profunda, que ni la muerte podrá romperla.

No fuiste solo un conejo, fuiste hogar.
Y aunque te hayas ido, sigues siendo parte de lo que soy.
Te amaré por siempre, Tambor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.