CAPITULO 1: El hilo entre nosotros
Samantha:
Llovía, y con el paso del tiempo aumentaban las gotas de agua. Estaba enojada, no entendía el porqué las personas se burlaban de los sueños de los demás, además no importaba como lo mirara, el hecho de estar empapada bajo la lluvia plantando flores no era divertido en absoluto.
-“No importa el clima que esté haciendo, solo podrás volver a casa cuando hallas terminado de plantar las 15 flores alrededor del árbol del cielo, ¿lo entiendes Samanta?- Esas fueron las palabras de mi molesta profesora antes de abandonarme y dejarme sola en las instalaciones del colegio, o al menos eso pensé.
Tan solo tenía 10 años, y me trataban como una adolecente de 15, pretendían hablarnos de la vida y los posibles caminos que tomar, cuando solo pensábamos en reír y disfrutar del día con todos.
-Ah!...- Suspire- “Solo faltan unas cuantas flores y podre ir a casa, deseo termi…”- en ese momento mi corazón se detuvo al observar en lo más alto del árbol del cielo la figura de un muchacho.
Sus ojos se encontraron con los míos unos segundos, y lentamente fue bajando de rama en rama hasta llegar a la más cercana al suelo. Se sentó sutilmente como un niño inocente y juguetón, se quedo mirándome con curiosidad y dijo:
-Tú… ¿eres una humana?
“Una humana”-pensé-“¿acaso tenia la forma de otra cosa? O es que ¿estaba jugando conmigo?
-Dices humana, ¿Qué quieres decir con eso?, es obvio que soy una humana de 10 años, estatura promedio para su edad, cabello castaño y medianamente corto, y ojos color café- dije con seguridad
El muchacho solo me observo de arriba para abajo, de abajo para arriba con esos misteriosos ojos color verde, me fije mejor en su vestimenta, apenas llevaba zapatos y tenía puesto una camisa de manga larga verde oscuro y unos pantalones que le llegaban a la rodilla de color marrón
-Pff- rio el chico- no esperaba una respuesta tan larga de una simple humana
-Eh? – “¿simple humana?”- esta humana tiene nombre, es Samanta pero puedes decirme solo Sam, ¿Por qué no bajas de ahí y charlamos mejor?- sonreí para mostrarle mi amabilidad al chico a pesar de que se había reído de mi respuesta
- … No- respondió el muchacho mientras bajaba su cabeza y hacia que su sonrisa desapareciera- No deseo involucrarme con personas como tú, es mejor que vuelvas al lugar de donde viniste.
Al segundo de decirlo salto hacia una de las ramas más altas y se oculto entre las hojas. La lluvia aumento y mi ropa se empapo completamente, pero por alguna razón no me importo en lo absoluto. Solo tenía en mi mente a ese extraño chico, la manera como me había mirado y como había respondido a mi petición me parecieron interesantes, algo nuevo para mí. Termine de plantar las 15 flores alrededor del árbol del cielo y, tomando aire grite:
-¡OYE, Chico del árbol, mañana volveré así que espera mi regreso!
Luego de eso, cogí mis cosas y corrí a casa emocionada. Al otro día, tal como se lo prometí al chico, fui al árbol del cielo después de clases, mi maestra me había dicho que solo hasta que todas las rosas florecieran me quitaría el castigo, por lo que tendría que cuidar de ellas todas las tardes durante 2 o 3 meses, tiempo suficiente para crear una amistad con él.
-¡Estoy aquí!- grite en frente de lugar sin embargo no hubo respuesta, decidí esperar y ver si aparecería pero luego pensé en algo: “es imposible que aun este ahí, no es como si viviera ahí de todas formas” pero mi curiosidad no pudo y comencé a escalar el árbol. Finalmente, luego de mucho esfuerzo, logre llegar a la rama más cercana y sentarme sobre ella. Antes que nada, me quede observando los edificios del colegio detalladamente, también las hojas del árbol, nunca me percate de lo hermosas que podían ser.
Intente buscar al muchacho pero no podía negar el miedo que sentía al estar a tan alta altura, por lo que mi cuerpo quedo completamente quieto y sin poder moverme. No me quedo otra opción que seguir gritando hasta que el chico respondiera mis llamados.
-¡CHICO DEL ARBOL!- grite- Aparece de una buena vez, solo quiero conocerte y ser tu amiga, ¿acaso eso está mal?- el tiempo paso y tampoco hubo respuesta esta vez, comencé a sentirme como una tonta, gritándole a la nada y esperando que alguien dijera algo era algo totalmente irrealista. Me canse, así que dispuesta a irme, me levante cuidadosamente pero…
- Haru… Ese es mi nombre- una voz peculiar se escucho por encima de mí, inmediatamente mire hacia arriba y volví a encontrarme con sus ojos. Igual que la primera vez que lo vi, me pareció una persona extraña, sus misteriosos ojos verdes y su alborotado cabello eran sutilmente perfectos