CAPITULO 3: La verdad detras de la mentira
Samantha:
Juntos en una de las ramas del árbol del cielo, espere pacientemente por la respuesta de Haru, sus ojos seguían conectados con los míos, era como si la historia de Haru fuera contada por esos hermosos ojos, me había imaginado cada detalle de la historia sin embargo aunque sabía que era algo imposible, no lo pude aceptar, algo en mi decía que debía ser cierto así que espere, espere el tiempo que fue necesario para que Haru…
-El nombre de mi madre es “Eiko”, al parecer significa larga vida y “mi abuelo” lo escogió porque los demonios, diferente de los humanos, son capaces de vivir por décadas; El de mi padre era “Jin”, no sé muy bien su significado pero creo que a mi madre le gustaba mucho aquel nombre- Haru me dijo eso un poco alegre pero confuso, todavía no se daba cuenta de la decisión que había tomado.
-Así que- tome la mano de Haru- Eres un semi-demonio llamado Haru, hijo de Eiko, hija del señor demonio, y Jin, un humano que abandono su hogar y se mudo con la persona que más quería, ¿verdad?-sonreí, pero era una sonrisa verdadera
-Como siempre, respondes de manera muy larga Sam- Haru rio- Pero eso es lo que me gusta de ti, no pudiste decirlo con más exactitud
Ambos reímos, no hubo necesidad de un “te creo, creo en tu historia”, porque simplemente con nuestras risas Haru comprendió que, sin importar el pasado de cada uno, el lazo que habíamos creado cada día no era algo tan fácil de romper. Solo éramos niños, niños que tenían sueños diferentes, vidas diferentes y veníamos de mundos diferentes pero ambos éramos capaces de sonreír, de llorar, solo necesitábamos eso para seguir unidos, quizás si los adultos dejaran de ver los defectos de las demás personas, también sentirían este sentimiento y de alguna manera cambiaríamos el mundo.
-Y ahora ¿Qué es lo que haremos?- Le pregunte a Haru
-¿De qué hablas?, no hay nada que hacer-Respondió volviendo a su actitud despreocupada- Seguiremos divirtiéndonos hasta que cumpla 18, ahí será cuando tendremos que decir adiós y separarnos
¿Cómo podía decir eso de manera tan simple?, es que ¿no tenía intención de escapar del horrible castigo?, no lo entendía, aunque quería ayudar a Haru, no había algo que pudiese hacer, no había nada que hacer pero…
-Lo entiendo, pero ese no puede ser el final-Dije- Se que estas condenado pero ¿porque simplemente no bajas de aquí y vives una vida como un humano?, nada te lo impide ¿verdad?
-Te equivocas Sam- Respondió Haru, aun con aquella actitud- Si hay algo que me lo impide, ¿quieres saber qué es? – y sonrió pícaramente mientras estiraba su mano derecha hacia mi
Algo me pareció sospechoso, como si Haru me fuera a jugar una broma pero de todos modos me arriesgue, en serio quería saber el porqué. Así que tome su mano y al instante de eso, Haru grito:
-¡PREPARATE!- Luego de eso, cogidos de la mano, Haru salto desde la rama del árbol hacia el suelo. Sin ninguna protección o algo por el estilo, caíamos desde una gran altura, no sabía que pretendía Haru al hacer esto, solo lograríamos morir en el instante que tocáramos el suelo. Faltaba poco para morir pero inesperadamente no fue así, Haru y yo nunca tocamos el suelo porque solo faltando aproximadamente 1 m para alcanzar el suelo, nuestros cuerpos se detuvieron bruscamente. Al fijarme mejor observe que del pie izquierdo de Haru se encontraba una cadena de hierro que mágicamente había aparecido. Me di cuenta que eso era lo que Haru me quería mostrar, el objeto que obstaculizaba su libertad y lo mantenía atado a este lugar
-Una cadena, eso es lo que te mantiene aquí, ¿verdad?- Pregunte aun colgando del árbol
-Sí, fue puesta especialmente por mi “abuelo”. Esto fue una prueba que permitiría mi estadía en el árbol ya que está hecha de los materiales más fuertes de romper, escuche que hay una manera de romperla pero dicen que ni con todo el dinero del mundo se puede comprar el supuesto objeto que puede deshacerla
-Pero debe haber una manera de conseguir ese material, si lo obtenemos estoy segura que podremos liberarte- Exclame emocionada
-Sam… primero que todo ¿no crees que es hora de salir de esta posición?- Lo había olvidado, seguíamos colgados del árbol, así que lentamente nos sujetamos de la cadena y fuimos escalando hasta llegar a una de las ramas del árbol. Luego de mucho esfuerzo lo habíamos logrado y ahora nos encontrábamos a salvo o al menos eso creía…
-Oye Sam, ahora que lo pienso nunca me contaste sobre tu sueño, ¿me lo contaras ahora?- pregunto Haru colocando su mano en mi cabeza mientras la acariciaba como a un perrito, me percate que la cadena había desaparecido, quizás solo aparecía cuando Haru intentaba alejarse del árbol