Amelie Parks 12 de setiembre de 2018
Otra vez en este luegar y que se supone que era este sitio, comenze a caminar, pero al parecer no había un salida de este lugar todo era oscuridad y tinieblas. Entonces de pronto se comenzaron a escuchar voces.
— Hay alguien ahí — grité, las voces se hacían cada vez más fuertes. — Alguien me escucha — grité con todas mis fuerzas pero al parecer nadie me oía.
Entonces alguien jalo mi buzo, al mirar a bajo, se encontraba una pequeña niña. Su cabello era de color negro, sus ojos marrones verdosos parecidos a los míos.
— Hola, ¿Quién eres? ¿Sabes por que estoy aquí? — pregunté, pero ella solo se limito a asentir. — O sea que, si sabes, ¿Por qué estoy aquí? — me miró y rodó los ojos mientras asentía repetidas veces.
— Oye no ruedes los ojos, solo quería asegurarme ya que no hablas — me miró indiferente y comenzó a caminar. — Espera ¿Hacia donde vamos? — no respondió solo siguió caminando, corrí para alcanzarla.
— Oye te estoy hablan..., pero que ¿De donde salio esto?, hace un momento no había nada aquí — esto era muy raro, podría jurar que hace un momento no estaba aquí.
Enfrente nuestro se encontraba una puerta totalmente negra.
— Abre la puerta — dijo por primera vez la niña.
— Oh por dios, si hablas — comenté y me miró mal. — Ok, ok no me mires así — puse mi manos sobre el picaporte y se escucharon muchas voces y ruidos.
— Lizzi espera — un grito se escucho.
Era la misma escena del sueño de anoche, pero porque soñaba todo esto. Entonces comenzó a pasar todo igual al anterior sueño. Escuche las pisadas, un frenaso, un golpe, los gritos y el llanto.
— ¡¡Lizzi!! — el grito a todo pulmón.
A lo lejos veía dos cuerpos en el suelo, uno yacía en el piso y otro lo sostenía mientras decía:
— Lizzi por favor no te vayas, quédate conmigo — dijo sollozando.
Desperté sudada y totalmente sobresaltada.
<Esto era muy raro, ya van dos veces que sueño esto>.
— No entendía el significado de estos sueños y eso me agobia — mire la hora y de nuevo eran las cinco de la mañana, decidí salir a correr para procesar lo que había pasado hace unos minutos.
El sueño que acabo de tener no había sido igual al otro y esta vez pasaron otras cosas, como la aparición de esa niña y esta vez no llore, ni vino alguien a abrazarme. Aunque debo admitir que se me hizo raro no sentir ese cariño tan reconfortante.
< Me pregunto quien será la persona que me abrazaba y por qué se sentía tan reconfortanteestar entre sus brazos >
Todo esto me agobiaba de sobre manera, los secretos de la familia, la universidad, estos sueños extraños que estoy teniendo, es demasiado para procesar.
Dejo de correr por un momento y a mi derecha veo un lindo parque, al parecer no hay nadie.
Me siento debajo de un árbol tratando de despejarme, el viento y la sombra que me proporciona el árbol hacen que por un momento mi mente se despeje o bueno eso era hasta que escuche una voz a mi izquierda.
— Hace mucho no veo a alguien que le guste tanto estar debajo de un árbol — habló alguien, levanté la mirada para encontrarme con un chico.
— A mi me encanta la paz que puede transmitirte la sombra de un simple árbol, es tan maravillosa — comenté con total honestidad, no sabia porque, pero este chico me transmitía buenas vibras.
— A mi también, para mi la naturaleza transmite una energía tan única y bella, ¿No lo crees? — me pregunto a lo cual me limité a asentir. — No hablas mucho verdad — sus palabras parecían más afirmación que pregunta.
— En realidad no, me gusta el silencio — conteste honesta.
— Entiendo, lamento averte molestado — dijo levantándose, por una extraña razón lo que dijo me hizo sentir triste.
— Oye, espera, no es necesario que te vayas — le digo sin que nuestras miradas se conecten. — Me gusta tu compañía — murmure, esperaba que no escuchara eso.
— ¿Que? — preguntó elevando una ceja divertido, yo solo negué. — Esta bien me quedaré, pero dime ¿Sales siempre a correr? — preguntó con notable curiosidad.
— Sí, antes salía más, pero desde que me mude aquí eh salido dos veces — conteste tranquila.
— ¿Y saldrás seguido? — preguntó, el era demasiado curioso e incluso más que yo.
— Sí, talvez — comenté levantándome. — Bueno, yo ya me voy, te veo luego — le dije.
— Sí sales a correr seguido, ten por seguro que si — contesto con una sonrisa la cual devolví con facilidad.
Esto me estaba empezando a asustar, nunca suelo sonreír con facilidad ante nadie y a este chico lo conozco en menos de 5 minutos y ya me saco una sonrisa.
<Esto no es nada bueno>.
> Hay no lo niegues, te pareció todo un papucho<.
Mi conciencia a veces era media, como decirlo, demasiado loca.
< ¡O por dios!, claro que no >.
> No lo niegues si hasta a mi me gusto <.
< Ese es problema tuyo, no mio >.
> ¿Sabes que es lo gracioso? < pregunto.
< ¿Qué cosa? > pregunté
> Que soy tu conciencia, por lo cual el pensamiento de que ese chico era un papucho era más tuyo que mío, JAJAJAJJAA < se rió de mi.
< Claro que no >.
> Claro que si <.
< Claro que no >.
> Claro que si <.
< Ya mejor cállate >.
> JAJAJAJA, no quieres admitir que tengo razón <.
< Porque no la tienes, y ya mejor desaparece que en eso eres buena >.
> Ay de acuerdo, maltratadora de conciencias <.
< Dramática > Luego se eso no escuche que dijera nada.
Por estar de hable y hable con mi conciencia me perdí, no se en donde estoy, aunque mire para todos lados no me ubico bien.
— Ey, hola de nuevo — escuche detrás de mi, al darme la vuelta me encontré con el chico del parque.
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Editado: 31.08.2022