Mi nombre es María, soy una chica robusta, piel morena, estatura media, cabello negro lacio con un cerquillo que lo llevo desde los 3 años mas o menos, gracias a que lleve como 5 años brakets tengo los dientes rectos, mi nariz podría decir que es lo que me gusta más pues es pequeña y muy bonita la verdad, ojos medio pequeños, unos cachetes (mejillas) que a todo mundo le gusta pellizcar.
Con el paso de los años perdí muchas "amigas" y lo digo entre comillas pues muchas han sido realmente falsas, quizás se podría decir que pase una niñez es algo complicada, sufrí de insultos y burlas en la escuela e inicio de colegio, cuando puse una falsa armadura para que ya no me atacaran más.
Inicié la universidad, pasaron uno que otro chico con los que llegaron máximo a besos y algunos toques, pero la verdad siempre terminaba por huir de ellos o apartarlos de alguna manera, quizás hubieran querido algo serio pero yo con mi lucha de autoestima, pensaba: "como podría quererme alguien, siendo tan fea, gorda" pero a pesar de que no era tan gordita, nunca pude ser flaca, pero aprendí a sobrevivir con mis complejos, no los superé pero si aprendí a vivir con ellos.
Estudiar me tomaba tanto tiempo, que tuve que dejar ir por la noches a la única actividad que me quitaba el estres, bailar. Bailar era mi actividad preferida, era bastante buena para ser sincera, mis caderas parecen tener vida propia, puedo coger el ritmo con facilidad, los bailes que más me gustan son el regguueton y bacahata, ya que me salía natural sensualidad porque mis caderas se movían con soltura. Pero bueno, dejar de hacer la única actividad física, ayudo para que subiera algunos kilos más, a pesar de que en ocasiones no comía nada en todo un día por hacer los trabajos, me saltaba horas de comida, o simplemente era comida chatarra, que empeoro mi situación.
Ya en último año de universidad, estaba empezando aceptar que quizás ningún chico se iba a fijar en mí, por que no era el típico estereotipo de belleza que te venden en la televisión o internet y mi falta de seguridad, complicaba más las cosas.
Pero fue cuando casi acepté "mi destino" fui cuando lo vi, a Mateo. En realidad ya sabía de su existencia pues solo estaba un ciclo menos que yo. Mateo es un chico opuesto en cuanto a lo físico, el tenía su cabello castaño claro, casi rubio, piel demasiado blanca, ojos color miel y tan solo unos centímetro más altos que yo, tenía algunos amigos en común él pero nunca nos saludabamos, eramos como dos extraños que sabían de su existencia. Nunca se me cruzó por la cabeza tener algo con él.
Fue cuando día me encontraba en la cafetería de la facultad, comiendo conmis amigos y riendonos, sentí una mirada puesta en mí, empezaba a incomodarme, así que decidí darme la vuelta para ver de quien eran esos ojos que no se apartaban, para mi sorpresa al girar mi cabeza, pude verlo, era Mateo, solo que esta vez era distinto, nos miramos a los ojos mantuvimos la mirada por unos segundos que me parecieron eternos, me sentía idiotizada pues no sabía que hacer solo estaba sentada ahí, viendo esos ojos color miel, de una manera distinta y fue cuando mis pensamientos volvieron a la realidad, cuando el reacciona de una manera que me dejó demasiado confundida, pues apartó sus ojos de manera brusca, guardo todas sus cosas en su mochila y salió de la cafetería, como si estuviera huyendo de algo.
Desde ese momento algo cambio, no sabía de que manera lo haría, fue cuando realmente iniciaba una historia, quizás entre los dos o tal vez para algo más? no tenía idea, pero de algo estaba segura esa mirada hizo que dentro de mí se encendiera
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