Primeras Veces

Capitulo 2

Pasé la mañana siguiente recorriendo cada rincón de la casa y cuando me quedé sin idea de dónde más ir porque la había recorrido entera, salí afuera.

Iba descalza así que en cuanto puse un pie en la hierba la sentí aún mojada con el rocío de la mañana y recordé los viejos tiempos, cuando me levantaba temprano sólo para mojarme los pies con ella y al rato salía mi padre a regañarme. En ese entonces sus palabras eran cariñosas incluso cuando me estaba castigando y nunca pensé que eso pudiera cambiar alguna vez.

Caminé por todo el patio y cuando llegué al camino de tierra que se abría paso en medio de los árboles me detuve a pensarlo un momento. Ese camino conducía a las tierras de mi padre, las cuales estaban sembradas de diferentes plantas, todas excepto una.

La lomita.

Sonreí al recordarla y la idea de ir a verla me cruzó por la mente, pero apenas había dado un paso cuando alguien habló a mi espalda.

-Si yo fuera tú, no tomaría ese camino descalzo.

No reconocí la voz, así que me di la vuelta mientras decía.

-Que bueno que no eres yo entonces, porque no pienso ponerme nada en los pies.

Lo miré a la cara y él me sonrió con cariño.

Tan solo bastaron unos segundos para que mi cerebro hiciera click y me diera cuenta de que estaba frente a Anthony.

Sé veía muy diferente a como lo recordaba.

Su voz sonaba más gruesa y segura, su rostro ya no irradiaba esa inocencia que irradian los niños pequeños, su pelo oscuro estaba rizado e iba para todos lados, sus brazos se venían más fuertes y estaban recorridos por unas venas que parecían querer escapar de ellos y, además, él estaba más alto que yo, cosa que antes no era así.

Lo único que no había cambiado en él era su sonrisa porque hasta esos ojos color miel parecían tener un color más intenso de lo que recordaba.

-Anthony -Dije sorprendida aún.

-Cristina -respondió a modo de saludo y se acercó a darme un abrazo.

Fue segunda vez que nos abrazamos en toda nuestra vida, la primera fue la última vez que nos vimos, cuando éramos niños.

-Te me quedaste viendo tan raro, que por un momento creí que iba a tener que presentarme -dijo cuando nos separamos.

Sonreí

-Sólo estaba procesando lo que veía -lo señalé de arriba abajo -Porque estás… diferente.

-Por fuera si, pero por dentro sigo siendo el mismo de siempre.

-Me alegra escucharlo. ¿Cómo has estado todo este tiempo?

-Muy bien, aunque estoy mejor ahora que te veo. Te extrañé mucho.

-Yo también te extrañé -me acerqué y le di otro abrazo.

Se sentía bien abrazarlo.

-Me gustaría seguir hablando contigo, pero tengo que ir a buscar el caballo de tu padre.

-¿Y donde está?

-Cerca de La lomita

Sonreí sin poder creerlo.

-Justamente voy para allá, así que te puedo acompañar sin problemas.

-No tengo problemas con eso siempre y cuando te pongas unas botas, porque hace unos días estaban tumbando cacao y el camino está lleno de cáscaras.

Sigue siendo tan protector como antes.

-Hagamos esto. Llevaré las botas, pero sólo las usaré cuando sea necesario -lo pensó un segundo y luego asintió con la cabeza.

-Me parece buena idea. Ve a buscarlas que aquí te espero.



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En el texto hay: miedo, huir, amor amigos pasado

Editado: 24.01.2024

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