Primero loco que cuerdo

Capítulo 9: Te esperaba

Me quedé dormido durante el viaje a la casa de mis abuelos, y para cuando desperté, ya habíamos llegado.

—Ya baja del auto hijo, —indicó mi padre mientras cargaba unas maletas— estoy seguro de que tus abuelos están ansiosos por verte.

—Está bien… —respondí luego de bostezar.

"¿Cuándo me dormí? Estaba en el auto mirando hacia afuera, y cerré mis ojos por un momento… Supongo que fue ahí cuando me quedé dormido."

—Hola Tomas, —saludó mi abuelo en cuanto me vio salir del auto—qué gusto verte después de tanto tiempo. La última vez que te vi, tenías apenas diez años de edad, ¿cuántos años tienes ahora?

"Mi abuelo sigue tan conversador como lo recuerdo, parece que no ha cambiado en nada."

—Eso fue hace cinco años abuelo, ahora tengo quince. —respondí con un rostro tranquilo.

—Lo veo, lo veo, has crecido mucho desde entonces, pero vamos, entren, si se quedan afuera se pueden resfriar. —comentó mi abuelo mientras entraba a su casa— ¡Cariño, ya llegaron, pon la tetera!

"Mi abuelo sigue tan animado como un joven de mi edad, y mi padre a veces se comporta como un niño, ¿será una curiosidad de esta familia? Tal vez nunca lo llegue a saber."

Mis padres y yo seguimos a mi abuelo hasta el interior de la casa. Por cierto, mi abuelo vive en una pequeña casa junto a mi abuela, es un lugar tranquilo con un gran y brillante lago enfrente. Siempre se ve a uno que otro bote pescando, es una zona pacífica para vivir.

—¡Tomas, que gusto verte mi pequeño! —me saludó mi abuela con los brazos abiertos.

"Y ahí está mi abuela, igual de animada que mi madre."

—¡Déjame darte un abrazo! —dijo abrazándome a más no poder.

—Ay… abuela… no respiro… —le indiqué con el poco aire que me quedaba.

—¿Oh? perdón mi pequeño, es por la emoción.

"También es tan fuerte como mi madre, lo cual resulta doloroso para mí."

—Preparé un poco de té, y también horneé unas galletas, —preguntó mi abuela poniendo un plato de ellas sobre la mesa— ¿quieres algunas Tomas?

—Sí, gracias. —respondí tomando una y llevándola a mi boca— Wao, enserio están ricas.

"Estoy seguro de que a Lily le encantaría probarlas…"

—Son las mismas de cuando eras niño, —comentó mi abuela— te encantaba compartirlas con todos, sobre todo con esa niña de ojos verdes que tanto se te pegaba. Vaya recuerdos.

"¿Qué niña de ojos verdes? La última vez que vine a la casa de mis abuelos, solo vinimos mis padres y yo, ¿cierto?"

"Ahora que lo pienso… Mi madre también mencionó antes a una chica que yo traía a casa, ¿será la misma? Hasta donde yo recuerdo, los únicos amigos que he tenido hasta ahora son Alex, Leo y Lily… pero no logro recordar a nadie más que a ellos. Quizás después le pregunte a mi madre de quién se trata."

—Tomas, ¿tienes un segundo? —preguntó mi abuelo haciendo una seña para que me acerque— Me gustaría hablar contigo sobre algo.

"¿Qué querrá mi abuelo? Supongo que tendré que acercarme para averiguarlo."

………

……

Seguí a mi abuelo hasta afuera de la casa, y nos detuvimos a unos metros de ella.

—¿Qué sucede abuelo? —pregunté.

—¿Quién te tiene tan inquieto, Tomas?

"¿Quien?"

—No sé de qué me hablas… 

—Soy viejo, Tomas, a mi no me engañarás tan fácilmente. Desde que llegaste, has tenido la mirada perdida, y veo que te pierdes en tus pensamientos demasiado. Eso solo significa una cosa.

—… 

—Estás preocupado por alguien, ¿no es así? —preguntó mi abuelo con la vista puesta en el lago.

"Parece que aquel dicho es verdad: 'más sabe el diablo por viejo, que por diablo', la perspicacia de mi abuelo es de temer."

—Supongo que no te puedo mentir abuelo. —respondí soltando un suspiro.

—Lo sabía. —afirmó con una sonrisa— ¿Quién es ella?

—Es… ¿Cómo sabes que es una "ella"? —pregunte sorprendido.

—No lo sabía, tú me lo acabas de decir.

"¡Rayos, caí en su trampa!"

—Lo que no me explico, es el porqué te preocupa. —comenzó mi abuelo a teorizar—¿Acaso le prometiste un regalo? No, eso no es. ¿Le dijiste que le traerías un recuerdo de tu viaje? No, tampoco es eso. No será que te preocupa porque… ¿le teme a quedarse sola?

—¿Qué? ¡¿Cómo es que tú…?!

—Escúchame atentamente Tomas. —indicó mi abuelo— Hay algo peculiar en nuestra familia que se ha repetido generación tras generación. Las mujeres de nuestra familia, son más fuertes que nosotros, es cierto, pero todas, sin excepción alguna, le temen a la soledad.

"Tiene que ser una broma… ¿Eso es siquiera posible?"

—Por ejemplo… Cuando tu padre tenía que alejarse ya sea por trabajo, familia o alguna otra razón, tu madre se entristecía y lloraba por su ausencia. Lo mismo pasa con tu abuela, cada vez que yo me alejaba, aunque sea por un día, ella se ponía a llorar de tristeza, porque no tenía a nadie que le hiciera compañía. ¿Lo entiendes ahora?

—Es como una historia sin principio ni final… —comenté.

—Exacto, lo entendiste muy rápido. Esa jovencita se pondrá triste porque no estás a su lado, es cierto, y puedes dar por hecho que se encuentre llorando en este momento. Pero a pesar de eso, detrás de todas esas lágrimas que puedan brotar de ella, hay unos brazos abiertos y una enorme sonrisa esperando a que vuelvas, que sin importar cuánto tardes, seguirá ahí, esperándote. Al igual que mi padre, al igual que yo, y al igual que tu padre, a ti también te esperarán. Puede que sufra por la ausencia, es verdad, y no te confundas, a nosotros no nos hace sentir bien el tener que dejarlas. Pero ambos deben de entender, que a veces, la separación es inevitable, pero eso no significa que nunca volverán a verse, al contrario, solo significa que cuando se vuelvan a reunir, el lazo que los une será aún más fuerte que antes. No lo olvides Tomas, "El tiempo premia a las relaciones fuertes, y la distancia, a las relaciones valientes".

—Gracias abuelo, enserio necesitaba oír eso.

—Siempre podrás pedirme consejos cuando tengas algún problema, después de todo, soy tu abuelo. Solo prométeme una cosa.



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En el texto hay: comedia, drama, romamce

Editado: 03.03.2022

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