Primero loco que cuerdo Vol.7

Capítulo 2: Olimpiadas playeras

Apenas era nuestro segundo día en esta playa, y la duda no hacía más que crecer y crecer en las mentes de todos.

Aparte de nosotros, no había rastro de ninguna otra persona en todo este lugar, ni siquiera el ocasional vendedor ambulante, lo que estaba comenzando a preocupar a nuestro grupo.

Sin embargo, lejos de hacer el esfuerzo de ocultarlo, Leo se subió sobre una montaña de arena que él mismo hizo, y procedió a entregar explicaciones.

—¡¡Escuchen, no tienen nada que temer!! ¡¡Está playa está muy vacía, porque es la playa privada de mi mamá!!

—¡¡¿Quééé?!! —reaccionamos todos a la vez.

—¡Es verdad! —agregó Lily, como si hubiera recordado algo importante—. ¡Los padres de Leo son los más ricos del mundo, por eso se compraron una playa!

“Pensé que eso era un secreto…”

—¡Timy, hay que revisar si no compraron ballenas también!

“Lo dudo.”

—¿Cómo hacen para alimentar a sus ballenas? —preguntó Lily, comenzando a crear varias teorías—. ¿Si dejas de darle comida, dejará de ser ballena, y se volverá bavacía? ¡Timy, hay que salvar a las bavacías! ¡Le pediré ayuda a Emilia, ella es buena para quejarse!

“¿Cómo fue que llegamos a esto?”

La mayoría decidió ignorar a Lily, incluyéndome, y nos concentramos en lo que Leo estaba tratando de decir.

—En primer lugar, no tenemos ballenas. Bueno, tenemos tres refugios marinos alrededor del mundo, pero solo eso.

“Oh, ellos ayudan a la vida marina, impresionante.”

—Tenemos una orca, pero eso no cuenta como ballena.

“Literalmente la llaman ‘ballena asesina’, ¿cómo puedes decir que no cuenta?”

*Nota: Una orca no es una ballena, en realidad es más exacto llamarla “un delfín muy gordo”, ya que pertenece a la familia de los “Odontocetos”, mientras que la ballena pertenece a la familia de los “Misticetos”. Siempre se aprende algo nuevo todos los días.*

Luego de aclarar lo de sus centros marinos de ayuda animal, Leo continuó explicando la situación.

—Mi mamá decidió prestarnos esta playa cuando supo que haríamos un viaje, y de esa forma podríamos divertirnos con mayor libertad. No habrían personas desconocidas, y tampoco habría tipos molestos que se acerquen a las chicas. Sin mencionar de que en el estacionamiento hay un teléfono público por el que podemos pedir cosas como comida y demás. Todo lo paga mi papá, por supuesto.

—¡¡Yo quiero un poni!! —gritó Lía, poniéndose de pie.

—Lía, no pidas esas cosas —habló Álex, tratando de corregir a su hermana—. ¿Además, donde lo vas a tener? ¿En la sala?

—¡Ya sé! ¡Si te casas con Alicia, puedes ir a vivir con ella, y en tu habitación podrá vivir mi nuevo poni!

Álex estuvo apunto de volver a corregir a su hermanita, cuando….

—Jejeje…♡. Yo y Álex finalmente casados… y viviendo bajo el mismo techo…. ¡Es muy estimulante! ¡¡Kyaa, que frío!!

Cuando Alicia gritó la última parte, fue porque Rin le arrojó un poco de agua fría en la espalda, haciendo que esta temblara.

—Lo siento, se estaba poniendo demasiado caliente y tuve que enfriarla.

—¡¿Por qué arruinas la diversión?! ¡Estuvo apunto de ponerse interesante! —se quejó Ema, apuntando a Rin.

—No le haré caso a una tonta pervertida.

—¡No soy una tonta!

“¿No negará lo de ser una pervertida?”

La mitad de nuestro grupo se mostró sorprendido cuando supieron del poder económico del que gozaba la familia de Leo, y ahora estaban en una gran duda sobre cómo deberían tratarlo.

Sabíamos que esto podría pasar, y la familia de Leo también lo sabía, lo que fue el principal motivo para ocultarlo, ya que querían que su hijo tuviera una vida normal.

Fue entonces cuando Leo dejó en claro su situación.

—Soy una persona.

Y aquello fue suficiente para hacer que a todos les cambiara la cara, a la vez en que parecían relajarse.

—¡Solo para que lo sepas, cuando comience la escuela, te volveré a callar si haces ruido en mi clase! —advirtió el profesor Éduard, mostrando una sonrisa divertida.

—¡Sí! —asintió Leo, mostrándose entusiasmado por ello.

Todo el mundo empezó a reír con aquel intercambio entre esos dos, y siguiendo el plan que Leo y Lily habían ideado en secreto, se terminó declarando una batalla campal.

—¡¡Quedan inauguradas las olimpiadas playeras!! —exclamó el fortachón, antes de guiar nuestra atención hacia una pizarra que apareció de la nada sobre la arena—. ¡Estas serán todas las disciplinas, y serán premiadas con medallas de oro, plata y bronce!

—Las medallas son solo de utilería, en realidad no son de metales valiosos reales… —aclaró Érika, levantando la mano para que la escuchen.

—Yo quise hacer que fueran reales —aclaró Leo—, pero el artesano que trabaja con mi mamá estaba ocupado, por lo que tuvimos que comprar unas de plástico grueso.

Preferimos no comentar nada al respecto, y tomamos la decisión de participar en los juegos.

“¡¡Esto será emocionante!!”

………

……

La primera disciplina fue el nado veloz.

El profesor Éduard estaría a cierta distancia en el agua, y su posición serviría como meta para todos los participantes.

Obviamente solo podrían participar aquellos que sepan nadar, y sin embargo, la competencia se terminó volviendo una guerra.

La maestra Elizabeth llevaba un cronómetro en su mano para medir nuestros tiempos, y para sorpresa de nadie, nuestros pequeño grupo de “superhumanos” se quedó con la victoria.

Leo se llevó la medalla de oro, Alicia la de plata, y Rin la de bronce.

La diferencia de tiempo entre esos tres y todos los demás, era demasiado grande para ser superada por simples mortales como nosotros.

—¡¡Gané!! —exclamó Leo en señal de victoria—. ¡¡Me sirvió de mucho competir contra delfines, wooo!!

“¿Competías con delfines…?”

“¿Sabes qué? Ni siquiera voy a preguntar por los detalles.”

………

……

La segunda disciplina fue la competencia de construcción de torres.




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