LUNA DEL ALFA REAL
El ruido que hace Diago en la habitación al me estresa, estoy segura que el sabe que ya estoy despierta, hago todo lo posible para cubrirme con la manta, coloco una almohada sobre mi cabeza, pero no función para silenciar el ruido por lo que me siento de mala gana en la cama y recuesto la espalda en la cabecera, la sonrisa enorme que tiene Diago en sus labios es increíble más grande no puede ser.
- Felicidades me has levantado de la cama – le aviento una almohada que coge en el aire y ríe a carcajadas – ¿porque te levantas tan temprano sino trabajas los sábados?
- Porque el día hay que aprovecharlo – mi enfado es evidente, pero a él no le interesa
- Bien, yo como lo quiero aprovechar es durmiendo, pero como ya me has levantado lo que voy hacer es ir a bañarme – salgo de la cama
- Te puedo acompañar – su voz es de sugerencia, hago una mueca para que vea mi disgusto
- No – sentencio – no te mereces nada – hablo adormilada, cierro la puerta con seguro para que no pueda entrar, sé que la puerta no lo puede contener sin embargo ayuda a demostrarle que no debe pasar.
El agua fría toca mi piel, no me agrada el agua caliente, desde siempre me he bañando con agua fría, salgo de la ducha y me visto dentro del baño, me coloco unos pantaloncillos cortos, unas zapatillas con un poco de tacón, una blusa de color azul como mis zapatillas, el pantaloncillo es blanco, mi cabello largo lo dejo suelto salgo y me encuentro con Diago sentado en el escritorio esta trabajando en su computadora, me estoy acostumbrando a estar cerca de el que me preocupa que las cosas puedan salir mal, tan mal que me resulte enamorando de él.
- Dejaste de verme – hablan con suficiencia, una especie de risa sale de mis labios, contengo mis ganas de reír y luego avanzo hacia donde esta
- Pues lo que estaba viendo no está nada mal – me cruzo de brazos al momento que estoy a su lado, lo recorro con la vista lleva ropa casual, siempre viste de traje, el cambio de ropa lo hace ver diferente más joven de lo que es – vamos a desayunar que tengo hambre
- Bien te voy a llevar a comer – eso me detiene en mi lugar, lo veo y el no nota mi expresión porque esta apagando su computador - ¿Qué? – cuestiona al momento que me ve
- ¿Por qué? – le pregunto y el ríe
- ¿Por qué te voy a llevar a desayunar? – asiento con la cabeza para que el mismo responda su pregunta – porque se me apetece no hay una razón en especial – complacida con su respuesta sonrió y asiento con la cabeza, me toma de la mano y de esa manera bajamos las escaleras, me suelto de su agarre para ir a despedirme de mi abuelo y nana, pero me detiene diciendo que no hay nadie en casa por lo que salimos los dos, subimos a su auto.
Sin preguntar a donde vamos me quedo viendo el paisaje por la ventana entonces el llama mi intención, giro para verlo y me pregunta porque no converso con él, le explico que me siento cómoda en silencio pero que tiene razón podemos platicar después de todo nos debemos de conocer, iniciamos con lo básico, sus gustos, si tiene hermanos, donde estudio y otros detalles que debes de conocer de tu pareja.
Parece que lo voy aceptando, Diago Wolf es mi pareja, dentro de la conversación escucho “me gusta tu sonrisa”, me detengo en lo que estoy hablando y el me ve manera extraña - ¿Qué dijiste? – pregunto y el niega con la cabeza
- La que está hablando eres tú – parecía divertido, me quedo en silencio esperando escuchar otra vez esas palabras sin éxito alguno
- No importa – le restó importancia – es muy lejos porque tengo hambre
- Llegamos – dice y estamos entrando a una cabaña muy bonita, en el parqueo hay muchos mas autos, estamos lejos de la ciudad, con mi papá salíamos una vez al mes a lugares como este, nos quedábamos todo el fin de semana por la madrugada del lunes regresábamos a casa, la melancolía llega a mi corazón, por un par de minutos me permito sentir, hasta que siento a alguien a mi lado, asiento con la cabeza y entramos, el olor a humo y leña llega a mis fosas nasales hacia mucho que no sentía ese aroma, las mesas son rusticas de madera de troncos de arboles al igual que las sillas esta iluminado por lámparas que tiene la simulación de velas, el lugar es oscuro por la coloración.
DIAGO
En el momento que nos pasan el desayuno veo que lo primero que bebe es el jugo de naranja, luego el agua, pero no toca el agua caliente, pide juego, sigue sin tocar lo caliente este lugar no es cálido, pero ella no da señal de tener frio aun con la vestimenta que tiene.
- ¿Qué sucede? – pregunta y sus ojos me ve directo
- ¿te encuentras bien? – me ve como si fuera un extraño y luego asiente con la cabeza
- Si muy bien ¿Por qué la pregunta? – se lleva otro bocado y come con naturalidad, sigue sin tomar el té que ahora ya está frio – me pones nerviosa Diago ¿Qué sucede?
- ¿tienes frio? – sus ojos me ve de manera extraña y ella ríe
- no me gusta las bebidas calientes, siempre bebo frio – señala los baso que tiene frente a ella - ¿Qué, te asusta?, y no siento frio, nunca he sentido frio, siempre visto liviano mucho mas que mis amigas ¿Por qué esa cara?
- Nada no es nada, solo que por ser una omega pensé que te afectaba el frio a los lobos no nos afecta – su sonrisa se hizo amplia
- No se de eso, pero a mi no me gusta lo caliente, desde niña me acomodo mucho mejor en el frio – una sonrisa se hizo en sus labios con un evidente recuerdo en su memoria – cuando tenia cuatro años mi padre me llevo de vacaciones a una montaña donde había nieve era hermoso, mi padre llevo mucha ropa, pero nunca la necesite incluso se preocupó porque salí de la tienda sin una chumpa para cubrirme, no me enferme es más me sentía muy bien estando allá.
Solo asiento con la cabeza porque no a lo que me ha dicho no tengo una respuesta, todo lo contrario, me genero mucha duda, los lobos no necesitamos mucho para mantenernos en calor sin embargo cuando somos humanos hay condiciones que no podemos superar tan fácil como lo que acaba de decir mucho menos una niña de cuatro años que es una omega, me parece extraño que ella sea una omega si su abuelo es un beta y su padre un alfa, en mi cabeza hay algo que no corresponde a lo que ella cuenta.