Después de horas en la espera de los chicos, al fin llegan. Han llegado con muchas cosas que servirán para decorar las cabañas que han construido con tanto esfuerzo. Dana apenas puso pies dentro de la casa, subió corriendo las escaleras rumbo a la habitación de la anciana. Ambas con Axlin nos mantuvimos en silencio respecto a ese tema. Antes de que ellos llegarán, hablamos con Lis y Gael, les propusimos un trato; borrarles la memoria, o por lo menos cuando ambos ven como matan a su abuela, ellos no merecen tener aquellos horribles recuerdos de la anciana, merecen quedarse solo con los buenos, ningunos de los dos puso objeción alguna. Ambos deseaban que aquellos momentos fueran borrados de sus mentes.
Pobres pequeños, no me puedo imaginar el dolor que ha de haber sentido cuando apreciaron aquella terrible escena, sobre todo cuando la misma mujer luego quiso matarlos a ellos.
— ¿Cuántas cabañas están listas? — me acerco a Luke.
—Ya tenemos quince cabañas terminadas. Lo que nos falta, y debo admitir que nos tomara algo más de tiempo, es la enorme casa donde se harán reuniones y cosas de ese estilo. También aquella sirve para los que no les podamos hacer casa propia antes de que lleguen, al igual que para los invitados que seguro en su momento tendrás. — sonríe de medio lado —. Juro que te encantará cuando esté terminada.
— Perfecto — sonrío con clara emoción.
Ambos nos quedamos unos segundos más hablando sentados en los sillones del living de la casa. Unos segundos después, Dana aparece, en ambas de sus mejillas tiene caminos de lágrimas, sus ojos se encuentran hinchados. Me levanto de golpe y camino hasta ella, rápidamente la abrazo, está mi duda segundo alguno en correspondérmelo.
— ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué lloras? — pregunto con dulzura mientras le hago suaves caricias en su espalda.
—Es... — se lleva una de sus manos a sus labios — mi abuela, ella... — más lágrimas bajan por sus ojos y caen en mi polera — ella está muerta.
A pesar de que claramente sabía que esto iba a pasar, me ha tomado por sorpresa la noticia. Mi cuerpo se tensa y un nudo se forma en mi garganta. Jamás me imaginé que moriría tan pronto, digo, creí qué ella sería un poco más precavida por lo que pasó con el agua. Realmente me ha tomado por sorpresa.
— Lo siento tanto. — susurro —. Creo que lo mejor es decirle a los demás. — está solo asiente con la cabeza mientras que sigue llorando en mis brazos — ¿Los puedes llamar? Por favor.
— Claro. — Luke mira por última vez a Dana y sale corriendo en dirección a la puerta principal.
Me separo un poco de la chica y le hago una señal para que me acompañe a los sillones. No creo que sea buena idea que se mantenga de pies, tengo la impresión que en cualquier momento caerá de rodillas al suelo.
— ¿Qué será lo que le ha ocurrido? — susurro. Me siento tan cínica en estos precisos momentos, pero no soy capaz de decirle la verdad.
— Cuando... cuando la encontré — su voz se quiebra y ella se mantiene en silencio unos segundos — ella se encontraba... estaba tirada en su cama. — Las lágrimas bajan con más violencia que antes — la llamé... ello no me hizo... no me hizo caso alguno — reprime un sollozo — me acerque... — su llanto se vuelve más fuerte.
— Tranquila — susurro — ya no sigas hablando. Llora todo lo que quieras llorar, después de todos, eso siempre hace bien — mi voz sale cariñosa, tierna, como si le estuviera hablando a una niña pequeña. Sigo con mis manos haciéndole cariño en su cabello.
(...)
Ya han pasado seis horas de la muerte de la anciana. Dana y ambos pequeños no han parado de llorar en todo este tiempo. Aldam tubo qué prepararles un té de hierbas para que se puedan relajar un poco; se encuentran los tres dormidos en la cama de Dana.
— Me duele tanto verlos así. — Aldam toma a Ian en sus brazos mientras le da una mini sonrisa — están realmente destrozados.
— Pero ¿Qué habrá sido lo que le ha pasado? — pregunta mi tío mientras se pasa una de sus manos por su cabello.
— No lo sé, pero cuando yo la vi estaba ahí, tirada en su cama. — susurra Luis.
— Tal vez le habrá dado un infarto. — Ladea de un lado a otro Marck — ¿O no?
— Realmente no lo creo — susurro —. Creo que lo mejor ahora, a mí parecer, es que dejemos aquel tema de lado. Sé que todos estamos claramente afectados por la pérdida de la anciana pero tenemos que preocuparnos ahora, de buscarle un buen lugar donde poder enterrarla.
Todos asienten con sus cabezas, los hombres salen de la casa dando fuertes pisadas, está más que claro que ellos serán los que busquen y caben el lugar para el ataúd de la mujer. Mañana en luna nueva, lo cual significa que todos deben encontrarse en unas excelentes condiciones para la noche, hay que recibir bien a los nuevos integrantes de la manada.
— Creo que me iré a acostar. — Aldam se levanta del sillón con Ian en sus brazos.
Ambas con Marta asentimos con la cabeza mientras vemos cómo ambos se dan la vuelta para irse. La castaña aún se encuentra débil, claramente no se ha sanado completamente, le ordenó ir a descansar un poco más.