Princesa de los lobos

Capítulo 35

— Eres tan exagerado — susurra Gabriel mientras rueda sus ojos.

— Y ustedes demasiado estúpidos — responde el chico de al medio.

— ¿Quiénes son ellos? — me susurra en el oído Marta, lo cual no se para que lo hace ¡Son vampiros!

Los tres chicos siguen alegando y el olor a muerto, el que había sentido el principio, vuelve a llenar mis fosas nasales. Esta más que claro que este olor tan desagradable no desprende de ellos tres.

— Hay más — gruño en un susurro — más o menos seis más de ellos — miro en todas las direcciones.

— Ya están aquí — habla con clara molestia el chico del medio.

Mi mirada se encuentra con la de aquel joven, pero rápidamente la desvío hacia un lado cuando algo en esa dirección pasa con una velocidad sorprendente.

— Estén en alerta — grito en dirección a los de mi manada.

— ¿Vas a atacarlos? — Gabriel se cruza de brazos delante de mí.

— Ese no es asunto tuyo — respondo cabreada, realmente esto me está sacando de quicio.

— Créeme cuando te digo que todo lo que te llegue a pasar nos importa e involucra a nosotros tres — habla el tercer chico.

— No entiendo nada de lo que dicen — respondo claramente molesta.

— Si logramos vencer a los seis idiotas que nos están mirando desde atrás de los árboles, juro que te explicaremos todo — habla el chico del medio.

— Tenemos que confiar en ellos princesa — susurra Fred mientras deja su mano en mi hombro — luego podrás preguntar todo lo que quiera.

— Está bien — susurro mirándolo de reojo — luego hablaremos todos juntos — nuevamente enfocó en mis ojos en los tres chicos.

Ellos tres me recuerdan mucho a alguien, sus rostros se me hacen familiares, pero se me hace imposible saber de dónde...

— ¿¡Piensan quedarse todo el puto el día ocultos detrás de aquellos árboles!? — grita con fastidio el chico del lado izquierdo.

Un fuerte y escandaloso ruido proveniente de los árboles causa que mis nervios aumenten de una manera increíble. Intento fingir tranquilidad y miro en aquella dirección. Hombres realmente altos salen de las sombras y comienzan a caminar en nuestra dirección. Tomo una gran bocanada de aire y dejo mi mirada fija en el hombre que va delante de todos, el líder, el cual me está dando una sonrisa escalofriante. Claramente él no tiene buenas intenciones.

— Somos muy malos ocultándonos — habla el hombre de aquella sonrisa que provoca un frío en mi cuerpo — nos han encontrado enseguida.

Sus compañeros sueltan risas llenas de maldad, mientras que nosotros solo nos mantenemos serenos en nuestros puestos.

— Están muy lejos de sus territorios — gruñe Fred con molestia.

— Te me relajas lobito — uno de los hombres le hace una señal a mi compañero mientras sonríe con burla.

— Bien sabemos que estamos lejos de nuestros territorios — sonríe — pero también sabemos que nos encontramos muy cerca de los de la manada "Luna Blanca" — su sonrisa crece aún más y está vez deja que sus firmes colmillos se hagan presentes — es ahí donde nos dirigimos — su mirada cae en mí.

Los chicos rápidamente se convierten en animales y comienzan a gruñirles a los hombres de repugnante olor que se encuentran frente a nosotros.

— ¿Y qué es lo que quieren de esa manada? — pregunta el chico del medio, el de los ojos grises, el mismo que según yo no es malo.

— Matarlos, acabarlos — chasquea su lengua restándole importancia alguna, sus ojos se vuelven rojos causando un ardor en mi interior — y créeme cuando te digo que eso es lo que vamos a hacer, nadie nos detendrá.

Sus compañeros rápidamente se abalanzan sobre los miembros de mi manada y ellos hacen lo mismo. Yo también me convierto en loba y rápidamente me defiendo de uno de los vampiros que se me ha tirado a atacarme.

— Tienes que arrancarle la cabeza para que así mueran — me habla el chico de los ojos grises por la mente.

Hago lo que me ha dicho y en un ágil movimiento logro arrancarle la cabeza a aquel vampiro, pero cuando siento una felicidad inundar mi cuerpo por mi tal hazaña, tres vampiros más me rodean, ellos no lo piensan mucho y se tiran arriba de mí, causando que me vaya para atrás.

— ¡Erin! — oigo el desgarrador grito del vampiro de ojos grises.

El chico se pone delante de mí y le comienza a mostrar sus colmillos a los vampiros malos, los cuales hacen lo mismo con él.

Una enorme furia me llena mi cuerpo, la cual comienza a correr por mis venas de manera descomunal, me convierto en humana y con mi mano nuevo al chico hacia un lado, la fuerza que he usado me ha tomado por sorpresa hasta a mí. Él me mira confundido, pero aun así mantiene sus labios sellados. Siento como cada parte de mi cuerpo me pide a gritos que maté a aquellos horribles y hediondos vampiros de la peor manera que pueda existir.

— ¡Qué lindo! — Grita el líder de los vampiros, una sonrisa acompaña su macabro rostro — ¡Los hermanitos se están defendiendo el uno al otro! — cuando termina de decir aquello siento como mi cuerpo queda congelado, toda aquella molestia que me estaba llenando ha desaparecido, igual de rápido que llegó y me lleno, desapareció y me vacío.




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