Al parecer, con Rhys cerca de mí, mi lado infantil sale a la luz sin mi consentimiento, y a mi parecer eso no es bueno.
— ¿Qué es lo que te pasa? De la nada has puesto una cara de muerta, que deja para pensar.
—No me pasa nada — lo miro de reojo, luego dejo mi mirada en los miembros de mi manada, todos se ven felices, no hay tensión y eso que solo pocas horas antes hemos tenido un lucha fuera de aquí.
— ¿Completamente segura? — asiento con mi cabeza.
—Creo que ya es hora de que me vaya — susurro mientras me levanto de la silla.
— ¡Princesa! — Liz entra corriendo en mi dirección.
— ¿Qué es lo que ocurre pequeña? — pregunto cuando está toma mi mano, una sonrisa se apodera de sus labios y comprendo que no ha pasado nada malo, mi cuerpo se relaja por ello.
—Gael e Ian me han enviado a preguntarle si es que le gustaría ir a ver películas con nosotros — sonríe — ¿Qué dice?
Me quedo mirándola unos segundos. No tengo nada más que hacer, y su propuesta no ha sonado para nada mala. Aparte, siento que está bien que me pase un rato con los niños.
—Me gustaría — está me da una sonrisa llena de entusiasmo e intento devolvérsela.
— ¡Bien! — Chilla — vámonos entonces — su mirada pasa lentamente hacia la persona a mi lado — si gusta, puede invitar a su mate, nosotros no tenemos problema alguno.
Hago lo mismo que la niña y dejo mi mirada en el chico a mi lado, este me da una sonrisa llena de emoción.
—Yo encantado de estar con ustedes — sonríe él.
—Pues vámonos ya — se da la vuelta emocionada.
Me despido de todos y salgo, junto a Rhys más Liz, fuera de comedor. Los tres juntos nos vamos a la cabaña, dónde ya nos esperan Gael e Ian.
—Ya estábamos pensando que nos vendrían — es lo primero que deja salir Gael apenas nos ve.
—Un mini retraso — Liz mueve su mano restándole importancia alguna — nada grave. ¿Ya tienen todo listo?
—Casi... — el pequeño Ian aparece — nos faltan los cojines y las mantas, nosotros iremos por ellas. Ustedes dos — su dedo me señala a mí y a mi acompañante — cierren todas las cortinas y preparen algo para comer.
Los tres niños salen corriendo a las habitaciones. Comienzo a cerrar las cortinas como me ha ordenado Ian mientras sonrió. Rhys por otra parte, desaparece después de entrar a la cocina, claramente ha ido a preparar alguna cosa para comer. Cuando ya todas están cerradas, camino lentamente hasta la cocina. Rhys está tardando mucho en hacer alguna cosa. Abro la puerta de forma lenta, puedo ver claramente como Rhys deja unas cosas blancas en pocillos y como esparce un polvo blanco por arriba. Cuando nota mi presencia, se da la vuelta para poder verme. Sus ojos quedan fijamente en los míos, causando muchas cosas dentro de mi estómago. Intento ignorarlas, pero es una tarea un tanto difícil. Sus mirada es muy intensa.
— ¿Ya está todo listo? — pregunto causando de aquella manera que el silencio intenso que nos rodeaba, desaparezca.
—A si es — sonríe — está todo listo.
(...)
— ¡Es hermoso! — chilla Liz cuando muestran al niño en pantalla, su sonrisa es radiante.
Llevamos varias horas mirando películas. La primera fue Yo antes de ti, con la cual deje que una que otra lágrima bajará por mis mejillas, Liz me acompaño con lágrimas también. Luego, a elección de Ian, Miramos Valientes, estuvo buena, lo admito. La tercera que vimos fue Una segunda oportunidad, la verdad es que no la encontré muy buena, pero Liz insistía en que era la mejor que habíamos visto hasta ahora. En estos momentos nos encontramos viendo Un gran dinosaurio; llore cuando el papá murió. Ahora que lo pienso, nuestra maratón de películas ha salido un tanto extraña... el pequeño lobo también nos ha acompañado en estas horas, al principio se mostraba extrañamente interesado, luego simplemente se quedó dormido en mi regazo.
—Creo — Rhys se acomoda más cerca de mí y en susurros sigue hablando — que es la primera vez que no me duermo viendo películas — sonrió de medio lado mientras niego con la cabeza.
Media hora después, la película llegó a su final. Sin perder tiempo, comenzamos a ordenar todas las cosas que sacamos. Los niños se aburrieron y salieron a jugar fuera, solo nos quedamos con Rhys terminando de poner orden. Una vez terminamos, ofreció salir a caminar, pero me negué;
—No puedo dejar a mi pequeño.
Dije en modo de escusa, el río por ello y se quedó haciéndome compañía. Estamos solos en la cabaña.
— ¿Y tiene nombre? — pregunta mientras lo acaricia.
—No.
— ¿Y ya sabes cómo le pondrás? — me mira de reojo.
—Aun no... — Susurro — ya se me ocurrirá alguno.
El cachorro se despierta y lo dejo en el suelo, ha comenzado a caminar y me dijeron que tenía que dejarlo más tiempo en el suelo, este, dando pasos torpes, se aleja un poco de mí.