—Bien ¿Esta todo claro entonces? — pregunto mientras paseo mi mirada por todos ellos.
— ¡Si princesa! — responden a coro.
Antes de la reunión que tendré con los de la manada vecina, he hablado con los de la mía. Les he indicado que no hicieran mucho ruido mientras esté en la reunión, también que los niños no corran por los pasillos, en fin, que sean los más silenciosos posible.
—Princesa — una de las cuidadoras se abre paso entre los soldados — los de la manada vecina ya están llegando.
—Muchas gracias Clara — le doy una cálida sonrisa mientras ella me observa con sus verdes ojos.
Me despido de todos y me levanto de mi asiento. Junto a Luke caminamos hacia la entrada. Es obvio que él va a estar todo el rato junto a mí, es mi beta después de todo. En las reuniones importantes siempre debe estar junto a mí, esta es una de ella.
—Tranquila... respira — murmura al notar como nuevo mis manos en forma nerviosa.
Sonrió nerviosa. Estoy ardiendo en nervioso, y se notan de lejos. Sé que hasta un niño pequeño lo podría notar. Como es de esperarse, Atka también está a mi lado.
Doy un gran respiro y seguimos caminando, uno de mis guardias abre la puerta principal permitiéndonos salir de la mansión. Es momento de sonreírles a los invitados.
Ya se encuentran ahí, observando todo, y analizándome a mí, eso causa que los nervios se hagan más grande de lo que ya estaban. Un elegante hombre de al menos unos cuarenta años está al frente del gran grupo, su cabello es negro, sus ojos son de un miel encantador, es de cuerpo ancho y de estatura baja. A su lado se encuentra una delgada mujer de más o menos treinta y cinco años de cabello negro, ojos verdes, cuerpo esbelto; hermosa. A su otro lado se encuentra un joven de al menos unos veinte años de edad, cabello negro, ojos mieles verdosos, alto, cuerpo fuerte y sonrisa encantadora.
—Bienvenidos a la manada Luna blanca — les doy una cálida sonrisa, la mejor que puedo, dándoles mejor bienvenida a mi hogar.
Él hombre, que parece más duro que sus compañeros, sonríe de forma amistosa logrando que todo mi cuerpo se relaje de una forma impresionante. La mujer no ha quitado su sonrisa desde que me ha puesto la vista encima, al igual que su hijo.
—Vaya niña — sonríe — has hecho un trabajo excelente en construir la manada de tus abuelos, te ha quedado realmente hermoso — mira en todas las direcciones.
—Me complace saber que la manada es de su agrado — respondo con educación y con una sonrisa en mis labios —. Mi nombre es Erin — me presento estrechando mi mano junto a la suya — este de aquí es Luke, mi beta — mi compañero hace lo mismo — y ella es Axlin — señalo a la recién llegada, la cual sonríe en modo de saludo —. Por favor, pasen.
Tras decir aquello caminan un poco más hasta que ya se encuentran todos dentro de la mansión, Axlin se acerca rápidamente a mí.
—Lo lamento tanto Erin, he tenido que hacer algunas cosas antes de venir, por eso me he demorado.
—No pasa nada — levantó una de mis manos para que se quede en silencio — lo importante es que estés aquí.
Me alejo de ella y con una sonrisa en mis labios, más unas palabras para que me sigan, los guío hacia el salón de reuniones. Algunos de los guardias que han venido con él se han quedado fuera de la mansión vigilando todo, otros se han puesto a cada lado de la puerta.
Cuando ya todos están sentados y atentos a cualquier cosa que vaya a decir, me dispongo a comenzar a hablar.
—Bien, pues puede comenzar a hablar de lo que lo ha impulsado a venir hoy a mi manada — junto mis manos arriba de la mesa mientras dejo mi mirada fija en la de él.
Este asiente con la cabeza y separa sus labios para poder comenzar, pero su hijo se apresura diciendo;
—No he podido pasar desapercibido que hay vampiros entre ustedes... — Luke, que está a mi lado, se remueve en su asiento de forma incómoda.
—Así es — respondo con una sonrisa amistosa en mis labios.
— ¿Los ha aceptado, puedo saber el motivo?
—Claro que lo he hecho, son mi familia después de todo — respondo para calmar su curiosidad.
Él se me queda mirando unos segundos, de reojo puedo ver como su padre arruga su frente y le da una mirada de desapruebo total, claro que él no se ha percatado de aquello.
— ¿Ya has encontrado a tu mate o aún no? — vuelve a preguntar, ignorando completamente que es el padre de él el que se supone debería estar hablando.