Princesa de los lobos

Capítulo 67

Toda la noche me la pasé bien calentita, no pase nada de frío, fue una buena noche hay que admitirlo. Rhys no quitó su brazo de mi cintura en ningún instante y yo tampoco deje de abrazarlo.

Me he despertado antes que él y llevo unos cuantos segundos mirándolo. Se ve muy tierno la verdad, me gustaría besarlo hasta dejarlo sin aire. Ojalá pudiera.

—Buenos días hermosa — su voz sale ronca, lo que provoca que los vellos de mi cuerpo se ericen de forma automática.

—Hola — me acerco a sus labios y le doy un casto beso.

— ¿Sabes? Me encantaría despertar todos los días junto a ti — susurra mientras sonríe y me atrae más a su caliente, bien formado, cuero.

—No te acostumbres - río -, solo te he invitado a dormir porque la noche estaba helada, si no hubiera sido así, no te hubiera abierto la puerta en plena noche — ahora el que ríe es él.

—Eres una princesa tan cruel — nuevamente el toque ronco de su voz hace escalofríos en mi interior —, pero aun así, me tienes realmente vuelto loco — ahora me besa la frente.

Ambos nos quedamos unos segundos abrazados hasta que el móvil de Rhys suena. Este de muy malas ganas se aleja de mí, toma su pantalón y se lo lleva a su oído.

— ¿Qué quieres? — se queda en silencio unos segundos — ¿Y tiene que ser ahora? — pone sus ojos en blanco de forma cabreada —, desde hoy te has ganado mi oído, enserio te odio — bufando cuelga la llamada.

— ¿Está todo bien? — le doy suaves caricias en su mejilla.

—Ha ocurrido algo en mi manada — susurra — mi hermano me necesita de forma urgente haya.

— ¿Roberto? — levanto una de mis cejas confundida, hasta donde yo se, él aún sigue merodeando mi manada.

—No, él no — ríe — mi hermano mayor — me devuelve la caricia en la mejilla que yo le estaba dando — pero solo por un año.

— ¿Y cuántos hermanos son?

—Solo somos tres — una vez más, me besa la frente —, prometo en otro momento presentártelo algún día de estos.

—Bien, me gustaría conocer más a tu familia — le doy una sonrisa de medio lado — y supongo que él es parecido a ti.

—Sí, algo — sonríe — pero la verdad es que yo soy el más hermoso de los tres.

—Eres un presumido — le doy un pequeño golpe en el hombro.

—No me quiero ir... — susurra con un puchero en sus labios.

—Pero debes hacerlo...

— ¿Y si envío a Roberto de mi parte? — susurra pensativo.

—Rhys, su tu hermano hubiera necesitado a Roberto lo habría llamado directamente a él — ruedo mis ojos lentamente —, pero no lo ha hecho, te ha llamado a ti. Ahora mueve ese feo trasero tuyo y ve.

Rhys deja que una carcajada se escape de sus labios.

—Querida, los dos sabemos que mi trasero es todo menos feo — me guiña su ojo en forma seductora.

—Como digas — sonrió de medio lado — tu ego es demasiado grande, es mejor no darte la razón en ello.

—Eres una princesa muy mala — me besa rápidamente los labios y se levanta rápidamente de la cama.

Rhys recorre toda la habitación buscando su ropa, cuando ya la tiene en su mano se encamina al baño con ella. En todo su trayecto no lo perdí con mi intensa mirada.

— ¡Erin levántate ya! — grita cansada Marta del otro lado de la puerta de la habitación — ¡Y que Rhys se vaya a su cabaña!

El color sube a mis mejillas. Rhys solo ríe en mi cuarto de baño. Ambos son unos malditos.

Me levanto de la cama y me fijo si está se encuentra manchada, gracias a los lobos que no lo está.

—Está muy helado — me quejo.

Rhys sale del baño, pasa su mirada por todo mi cuerpo, se muerde el labio de forma seductora y luego pasa su mirada en mis ojos.

—Ya es hora de irme princesa — se acerca a mi y me rodea la cintura con sus fuertes brazos —, ya nos veremos en unos días más — besa mis labios lentamente —, me llevaré a todo los de mi manada, no tienes que preocuparte de nada.

—Bueno... — susurro aún en sus brazos — ¿Roberto también te lo llevarás? — mentalmente rezo porque me diga que sí.

—Es lo más probable — levanta una de sus cejas confundido — ¿A qué va la pregunta?

Vaya mierda.

—Ya sabes... — me quedo en silencio unos segundos — solo es para saber si tengo que estar pendiente de él o no, recuerda que los de mi manada no son muy amigables.

Gracias Itzel... — susurro, ella ha sido la que ha tomado control de mí y ha dicho eso.
No fue nada.

—Claro — toda la duda en su rostro desaparece rápidamente —, lo más probable es que él se quiera ir conmigo. No tienes por qué preocuparte.

—Eso está bien — le beso sus labios y el me responde gustoso.

—Te extrañaré... — susurra.

—También yo... — le respondo el susurro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.