Princesa de los lobos

Capítulo 72

—Princesa... — Dana entra al cuarto donde me encuentro, sonríe de medio lado cuando la miro — su hermano ya está aquí.

—Muchas gracias por avisarme — acomodo a Atka al lado de Gael, el cual se ha terminado quedando dormido acompañándome como los demás —, dile a alguien que se lleve a los pequeños a su habitación por favor.

—Claro.

Camino hacia la salida de mi casa y me dirijo a la enorme cabaña.

—Buenas noches princesa — me dice una pequeña niña de lindos ojos color miel.

—Descansa pequeña — le beso la frente.

Ya el sol se a ocultado y la luna a echo su aparición. Es normal que ya todos se estén preparando para irse a descansar.

— ¿Princesa? — Javiera me mira confundida — ¿Está todo bien?

—Sí, no te preocupes — le sonrió.

— ¿Necesita que le prepare algo? — realmente me debo ver fatal para que Javiera me mire tan preocupada.

—No, ve a dormir, lo necesitas — le doy otra linda sonrisa.

—No soy la única que lo necesita — se cruza de brazos — usted igual tiene que descansar.

Suelto una pequeña risa y sigo mi camino.

—Luego de resolver algo, iré a dormir — me despido con mi mano de ella.

Pov´s Coel

Lo más probable es que Erin me quiera matar, pero es que ese hombre no paraba de hablar y se nos hizo difícil convencerlo de que acepte nuestra ayuda.

—Llegan tarde — la voz de Erin hace que me levante enseguida de mí asiento y la mire.

—El hombre no nos dejaba de hablar — digo.

Erin se sienta en uno de los sillones de cuero y nos mira atentamente.

— ¿Que paso? — dice.

Se ve que está agotada, tiene unas ojeras notables, ya que como su piel es blanca las ojeras se le notan más aun, su pelo esta desordenado, su ropa arrugada y apenas puede mantener sus ojos abiertos. Se ve tan mal.

—El hombre nos dijo que si iba a aceptar nuestra ayuda, pero nos puso una condición — empiezo — él quiere estar seguro de que nosotros somos familia de su Luna.

— ¿Qué es lo que quiere? — se endereza.

—Quiere verte, mañana mismo — digo — si eres hija de su Luna él lo sabrá enseguida.

Erin no muestra expresión alguna y eso me asusta un poco. Mi hermana tiene la maldita mirada tan intensa que hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. Es como la primera ves que nos vimos, la primera vez que nos sentamos a conversar.

—Es estúpido lo que está pidiendo — gruñe, se ve molesta — la persona que necesita ayuda no pone condiciones, sólo las acepta.

Erin tiene razón, ese hombre es un imbécil, debería haber dicho al tiro que si, pero en vez de eso pone una estúpida condición.

Tengo miedo, miedo a que ese hombre nos esté poniendo una trampa y quiera hacerle daño a mi pequeña hermana, nunca dejaría que alguien le pusiera un dedo encima, nadie, ni siquiera nuestro padre.

—Lo sé — la miro fijamente — tengo miedo Erin, tengo miedo de que eso sea una trampa — ella me mira fijamente a los ojos y nuevamente su mirada me pone nervioso.

No dice nada y eso hace que más nervioso me ponga ¿Por qué no dice nada?

—Iremos mañana a reunirnos con ese hombre — dice con voz fría — Pero no iremos solos, si él quiere hacerme daño, nosotros le haremos más daño.

Se levanta de su asiento y yo la sigo con la mirada.

—Hablaremos de esto mañana — dice firme — estoy muerta del sueño a hora y dudo poder pensar bien en estas condiciones — me mira directamente a los ojos — ustedes igual deberían dormir — susurra — mañana a las diez de la mañana nos juntaremos en este lugar.

—Como digas Erin — susurro.

Erin sale de su oficina y nosotros nos quedamos en silencio.

—Joder hermano — Nick Me palmea el hombro — la mirada de tu herma hace que mi piel se ponga de gallina.

Uff al menos no soy al único que le pasa eso con la mirada que da mi hermana.

—Creí que era el único que le pasaba eso — murmura Gabriel — me alegra no ser el único.

—Ya somos tres — digo.

Los chicos no dicen nada y se los agradezco, no me gusta que la mirada de mi hermana intimide tanto a las personas. No se por que mira a si a las personas, pero esta mas que claro decir que no es siempre que su mirada da tanto miedo. Sólo son algunas veces.

Es como si alguien más fuera la persona que manejara la mirada de mi enana, es como si alguien dentro de ella esta tan molesta y los ojos que vemos son de esa persona.

No sé si mi hermana se haya dado cuenta de eso, pero de todas maneras le diré mañana, tal vez ella ni siquiera se ha dado cuenta de esas miradas matadoras que nos da algunas veces.

—Vayan a descansar chicos — digo.

— ¿Tu que harás? — pregunta Gabriel.

—Saldré a caminar, ya vuelvo

Dicho eso uso mi velocidad para no seguir respondiendo a sus cosas. Odió cuando los chicos quieren saber tanto, es como estresante.




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