Princesa de los lobos

Capítulo 82

Los fuertes ladridos de un perro son los que provocan que separe mis parpados. Mi cabeza duele demasiado la cabeza y mis ojos arden. Los ladridos siguen, miro en dirección de donde proviene el ruido. Atka está amarrado con dos cadenas que salen del collar de púas que se encuentra en su cuello, en su hocico también hay un enorme bozal.

—Atka… — me levanto del frio suelo y corro en su dirección — pequeño — lo acaricio con cuidado por sus heridas. El lobo se pone como loco, ansioso igual que un perro que no ha visto a su amo por un gran tiempo — ¿Dónde está Dana?

El maldito de Roberto… — gruñe — se la ha llevado a otra parte.

Miro todo a mí alrededor, no sé cómo no me había percatado que me encuentro en un calabazo. Creí que jamás volvería a estar en uno, no después de que me sacaron del anterior. No sé cómo pude dejar que el maldito de Roberto me pudo atrapar sin pelear antes. Lo raro de todo esto, es que no siento a Itzel.

¿Itzel? — Le hablo — ¿estás bien? — no hay respuesta de su parte.

—Atka — lo miro — ¿Qué le pasa a Itzel? No logro comunicarme con ella.

No te alteres — me lame la mano — la han dormido con un hechizo, lo mismo me hicieron a mí, solo que me despertaron y con ella no lo van a hacer.

—Hay algo que no logro comprender… — susurro tomando asiento al frente de él y lo acaricio — ¿Cómo es posible que nadie de la manada se haya dado cuenta de que Roberto estaba ahí, de que él y sus amigos lo hayan entrado? Yo… yo no lo puedo entender — me tomo los pelos de mi cabeza cabreada por todo.

He sacado por deducción que ha usado un hechizo — toma asiento él también — pero también sé que los de la manada ya se han percatado de que no nos encontramos ahí. Ya han pasado algunas horas desde que nos han sacado de la casa.

—Eso espero… — murmuro nerviosa — no quiero estar más tiempo aquí Atka, quiero irme. No me gusta estar encerrada.

En el calabozo hay tres celdas más, la puerta principal se abre y de ella entra un hombre junto a Dana, ella está llorando y el joven la tiene fuertemente agarrada del brazo, el chico abre la jaula y tira dentro a Dana.

— ¡Oye, ten más cuidado! — grito.

El chico me da una mirada pero me ignora y sale dejándonos a solas. Corro a los barrotes que nos separan a las dos y la miro. Dana aun llora.

—Dana — la llamo y ella se acerca rápidamente a mí, luce desesperada — no llores, cálmate… — le acaricio la cabellera intentando calmarla — todo estará bien, los chicos vendrán a buscarnos y nos marcharemos de este feo lugar — le susurro.

Dana se queda dormida unos segundos después, se siente emocionalmente cansada.

—Atka — lo llamo, el me mira rápidamente — ¿Por qué no dejaron a Dana en casa, porque la trajeron conmigo?

Erin, Dana es pareja del beta de tu manada… lo más probable es que sea por ese mismo motivo por el que este aquí. Para ellos lo mejor es dejar a la manada completamente desprotegida, los dos hombres que mandan se encuentran mal por sus parejas — susurra — tal vez su verdadero objetivo de todo esto es atacar la manada.

Un nudo se forma en mi garganta. No puedo dejar que mi manada se venga abajo. Ellos son personas importantes para mí, son mi familia después de todo.

Pov´s Luke.

Dana se ha ido a la casa de Erin hace más de tres horas, dijo que le iría a hacer compañía pues todos ya nos encontrábamos informados de la situación por la que está pasando Rhys. Salgo de casa y me encamino a la que se encuentra al lado. Toco el timbre, pero no escucho nada dentro ni mucho menos siento el olor de las chicas. La puerta no está cerrada, entro sin permiso y desde el living miro en todas las direcciones.

— ¿Chicas? — las llamo, no obtengo ningún tipo de respuesta.

La casa tiene un olor diferente, alguien más estuvo aquí, pero no es fuerte asique no logro saber de quién puede ser. Entro a la cocina, el olor a Dana se siente ligeramente en este lugar, pero hay muchas cosas en el suelo. Pareciera como si hubiera habido una batalla. En el suelo hay sangre, pero no es de ninguna de las chicas, aunque si hay unas gotas que pertenecen al lobo de Erin. Lo bueno de ser mitad vampiro es que puedo sentir todos los olores con mayor facilidad.

— ¡Chicas! — repito el llamado. Mi paciencia se está agotando, ya se me es imposible actuar tranquilo. Corro rápidamente las escaleras, no hay nadie aquí — ¡Dana! ¡Erin! — bajo las escaleras llamándolas.




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