El joven observa al príncipe y a un hombre que viste túnica, pantalones y chaqueta de cuero cafés.
Rosie (Mientras hace una reverencia): Buen día rey Berwin.
Rey: Buen día Rosie, ¿Cómo se encuentra el joven qué rescató a mi hija?
Rosie: Justo acabo de terminar de aplicarle el antídoto.
Rey (A Alex): Es un placer conocerte joven espadachín, ¿Cuál es tu nombre?
Rosie (Susurrando, A Alex): Intenta ser cortés.
Alex (Mientras hace una reverencia): Mi nombre es Alex su majestad.
Rey: Mi hija me contó sobre tu combate contra las avispas, me gustaría verte combatir y quisiera pedirte que participaras en el torneo de esta temporada que se celebrará mañana por la mañana.
Alex: No suena nada mal, el premio me serviría para actualizar mi equipamiento además podría comer apropiadamente.
Rey: Te deseo suerte, la necesitarás porque mi hijo el príncipe Eliot a estado invicto durante al menos un año.
De pronto se escuchan múltiples sonidos de campanas, lo que provoca que el rey, el príncipe y la sanadora se alteren.
Rey (Apurado): ¡Tengo que irme!, hijo te encargo que guíes a nuestro invitado hacia una habitación.
El rey se retira rápidamente.
Eliot (A Alex): Si ya se siente mejor puede acompañarme.
Alex (Mientras se pone de pie): Esto no es nada comparado con otras heridas que me han causado.
La sanadora se dirige hacia una mesita de té, toma una tetera y vierte líquido en una taza.
Rosie: Alex, no se tome su herida con tanta calma, aún debe reposar su brazo para que el antídoto agilice su efectividad, intente no moverlo demasiado.
Alex: Si usted lo dice.
El joven y el príncipe se retiran con dirección hacia una habitación de invitados, de camino.
Alex: ¿Puedo hacer una pregunta?
Eliot: Mmm… no creo que este mal que lo sepa, lo que ocurrió hace poco fue que sonó una especie de alarma, le haré un resumen, hace varios años un espíritu oscuro provocaba pánico en el pueblo cada noche durante las temporadas otoñales, pero un día mi abuelo y los clérigos lograron debilitarlo y capturarlo dentro de un cáliz que actualmente se encuentra en una habitación ubicada en un templo subterráneo del castillo, cada cierto tiempo, el ser intenta huir pero es impedido por medio de un ritual entre los descendientes de quienes lo encerraron.
Alex: Eso es muy interesante pero… yo me refería a otra cosa.
Eliot: ¿En serio?
Alex: ¿Por qué tú me llevas hacia la habitación?, ¿acaso no tienen sirvientes?
Eliot: ¡Oh!… como seguro ya lo habrá notado, este es aún un pueblo humilde así que no podemos costear sirvientes.
El príncipe se detiene frente a una puerta con el número dos tallado en la madera.
Eliot: Aquí pasara la noche.
El príncipe abre la puerta, el joven entra y observa una pequeña habitación amueblada, a su derecha una cama, a la izquierda una silla y mesa, al centro una piel de alfombra y una ventana con vista al jardín.
Eliot: ¿Qué le parece?
Alex: Algo sencillo pero es mejor que muchos lugares en donde he dormido.
El joven da un vistazo por la ventana.
Alex: La pequeña intenta escapar.
El príncipe se asoma por la ventana y observa a su hermana que escala las murallas del castillo mediante plantas enredaderas.
Eliot: ¡Lilith!, ¿a dónde crees que vas?
La pequeña deja de escalar, observa a su alrededor y nota la presencia de su hermano junto al joven.
Lilith (Sonriente): ¿Qué hacen ustedes dos solos en esa habitación?
Eliot (Molesta): Responde mi pregunta.
Lilith: Regresaré más tarde.
Alex (A Eliot): Parece ser que ella es muy traviesa.
Eliot (A Alex): No tiene ni idea, (A Lilith): Pero si te retiras no podrás probar la tarta que está preparando la cocinera.
La pequeña baja rápidamente del muro.
Eliot (A Alex): Lo creyó, ahora lo dejaré para que pueda reposar.
El príncipe se retira, el joven se recuesta en la cama.
Alex: «Todo esto es muy raro, esa chica haciéndose pasar por varón, las avispas gigantes, este supuesto reino y esa sanadora… mejor dejo de pensar en eso y descanso… hace tiempo que no me sentía así de cómodo».
El joven termina quedándose dormido, al día siguiente por la mañana, el joven es despertado cuando llaman a su puerta.
Voz del Rey: ¡Joven!, el torneo acaba de comenzar, debe darse prisa para llegar al coliseo a tiempo.
El joven se levanta aun sintiéndose algo somnoliento, sale de la habitación y observa al rey junto con la sanadora.
Alex: Buen día… su majestad.
Rey: Dejemos las formalidades por ahora, vayamos a donde se celebra el torneo.
Rosie (Mientras entrega una taza, A Alex): Bébalo.
Alex: ¿Qué es esto?
Rosie: Es una infusión de hierbas, al beberla se sentirá revitalizado.
El joven consume el líquido entonces el grupo se dirige al patio trasero del castillo, allí se encuentra el coliseo, una zona circular con solo tierra y alrededor gradas de madera con segmentos separados para los espectadores, los participantes y la familia real.
Alex: «Esto es claramente una arena común y corriente».
Rey (a Alex): Ahora diríjase a la sección de los participantes, escuche las reglas con atención, sólo está permitido combatir con su espada, nada de puñetazos ni patadas, si es herido o pierde su espada y es acorralado entonces perderá el combate.
Alex: Lo entiendo.
Rosie: Alex, le deseo mucha suerte.
El rey y la sanadora se retiran, el joven avanza tras gradas y nota que hay un combate en curso pero no logra observar nada debido al público que cubre mayor parte de la arena, al llegar a la sección de participantes observa como una espada es despedida al aire y como el príncipe apunta con la punta de su cimitarra hacia el rostro de su rival.
Anunciador: El participante número tres fue desarmado por lo tanto pierde el combate.