Capítulo 24

—Recuerda no cometérselo a nadie —puntúa la señora Donovan mientras señala mi abdomen—. El aniversario de tu noviazgo con el Principe Holder es hoy, trátalo bien, las personas estarán atentas a sus interacciones.

¿Por qué tenia que regresar justo hoy?

Camino por los pasillos del instituto, nada a cambiado en todo este tiempo que e estado fuera.

Siento como me abrazan por la espalda.

—Gracias por venir, gracias por estar bien —dice Holder.

Las mariposas en mi estomago revoletean, mis mejillas arden. No puedo permitirme seguir haciendo creer esto, no quiero caminar por un camino que me lastimara.

Me alejo de él.

—Necesitaba ese descanso —digo sonriendo, no quiero parecer extraña

—No supe donde estuviste hasta hace unos días. Andrew y yo te buscamos —parece desesperado.

—Anwen, ven conmigo —dice Suki y me lleva con ella.

—Espera… —dice Holder.

Hago una señal como si lo que Suki hace es inevitablemente.

Suki y yo nos alejamos de él, nos detenemos en uno de los jardines.

—Gracias por salvarme —abrazo a Suki.

—Te vi algo incomoda ¿Sucede algo malo entre ustedes dos?

Niego.

—Estas a tiempo de no casarte con Holder, si no eres feliz ahora, imagínate cuando estén casados y hasta que la muerte los separe.

Vamos juntas a nuestro salón de clases. Holder ni Andrew están, Alston apenas me mira y agradezco en silencio que sea así.

—Estas dándote la gran vida —dice Lane abrazándome y besándome en ambas mejillas—. Hiciste mucha falta en el salón de clases.

Me concentro en el resto de clases, no quiero pensar en Holder pero mis pensamientos, se van hacia la noche que nos espera.

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Después de desestresarme en el almuerzo junto a Suki, siento que e vuelto a nacer y que al fin pude tener una conversación normal y no un regaño sobre qué debo o no hacer.

Dejo libros en mi escritorio, desabrocho mi chaqueta estoy exhausta, la señora Donovan no demoraría en venir para llevarme a la prueba de vestido de novia.

—Si hubiese esperado escondido unos segundos más te hubiese visto cómo te e querido ver desde hace tiempo.

Me giro hacia la voz que me da miedo.

—¡Lárgate o llamare a seguridad! —grito nerviosa.

Sebastian se va acercando poco a poco.

Tomo un florero y lo amenazo.

—Te partiré la cara si das un paso más —amenazo.

Veo en su rostro varias heridas, están casi cicatrizadas.

—¿Ves lo que me han echo tus caballeros de brillante armadura?

¿Caballeros?

—Alston y Holder casi me matan. Andrew estuvo a punto de hacerlo también, pero prefirió conversar conmigo.

—¡Vete! —grito cuando veo que nuevamente esta por acercarse.

—Cada vez que me rechazas haces que te desee más, y ahora no solo te quiero a ti también quiero venganza.

—¿Qué haces con este chico a solas en tu habitación? —pregunta alterada la señora Donovan—. No será lo que pienso.

—Es lo que piensa —dice Sebastian y sale de la habitación.

Me acerco a la señora Donovan para explicarle lo que sucede.

—Se que él te molesta, intenta mantener lejos de él. No queremos que tengas mas escándalos.

Intento decir algo, la señora Donovan hace un gesto para que me cambie.

—El príncipe Andrew y la señorita Evangeline también irán a la prueba de vestido, el Príncipe Holder tiene una actividad con la sociedad de Heroes, después nos alcanzara ahí y serán llevados a un baile organizado por su aniversario. Todo lo recaudado será para el orfanato que visitaron. Cámbiate de prisa, te espero en el auto —dice y se va.

Me quedo pasmada, no le importa lo que me haga Sebastian lo único que le importa es decirme que hacer o que no hacer.

Me pongo el vestido azul claro que ha dejado sobe la cama.

Nos vamos hacia el palacio, ahí están los diseñadores que están haciendo mi vestido.

Me subo sobre la plataforma circular y me veo en el gigantesco espejo que hay frente a mí.

No, no queda bien.

—Niña, ¿te midieron bien el vestido?, esta suelto —comenta horrorizada la señora Donovan. Me abrocha más el vestido, a pedido vestirme ella sola, por que no quiere que vean las cicatrices de mi espalda ni las cicatrices de mi abdomen.

Me hacer girar. El vestido esta en corte A de satín, la cintura es ajustada y los hombros descubiertos. Me pone un velo largo de muestra, el real va a medir muchos más metros.

—Señora Donovan, Su alteza a llegado—dice una de las modistas entrando a través de la cortina roja que no deja que Holder me vea—. ¿Quiere que abra la cortina?