Tomando un trago de café que su maestro hizo para ella, Julia mantiene sus ojos negros imperturbables sobre sus piezas de ajedrez blancas, de forma que analiza con cuidado, su próximo movimiento.
―Entonces, ¿lo que quieres decir es que no tienes pruebas y que lo único con lo que cuentas son simples suposiciones? ―Ella con tranquilidad sujeta uno de los peones y lo coloca en a3, pero al levantar la mirada y ver a Erich irascible, hace un pequeño mohín―. No me mires así, das miedo.
―¿Y cómo quieres que te mire? Por contarte esto pueden asesinarme y tú…
―Yo no he dicho que no te crea. Lo que digo es que sin pruebas, no podemos hacer nada, ni siquiera protegerme porque… ―Suelta un gran suspiro y lleva su mano a su sien, tratando de encontrar las palabras ideales para exponer su punto―. Te creo, confío en ti y entiendo que todo es demasiado sospechoso, pero al no tener una idea concreta de qué es lo que la líder de tu familia quiere de mí, estamos de brazos cruzados pues no sabemos por dónde atacará ni cómo. Y más que eso, ¿seguro que no se trata de un beneficio político? Porque es lo único que se me ocurre. Y otra cosa, ¿no exageras con el asunto de que podría hacer daño a ti y a tu familia? Al fin y al cabo, ¿no eres su nieto? Si es tu abuela, ¿no debería quererte?
Un silencio incómodo invade la sala del apartamento de Erich, demostrándole a la doceava princesa sin ningún tipo de palabras, que ha pisado una mina peligrosa.
―He dicho que no, si fuera algo político, abogaría para que se lo brindaras con tal de quitármela de encima, pero esto va mucho más allá ―contesta tratando de mantenerse sereno y para ello, mueve su caballo de g4 a e5 para capturar un peón de ella―. Por otro lado, quítate la venda de los ojos, no todos los familiares son buenos. Es más, considérate afortunada de no haber conocido a tus abuelos, tal vez serían parientes molestos.
Julia guarda silencio. Ella se dedica a capturar al alfil de Erich con su peón y se traga miles de preguntas. ¿Por qué? Simple, con el poco tiempo que lleva con Kirchner se ha percatado que él no gusta hablar de su familia, que si no hubiera sido porque de casualidad conoció a la señora Leyna y Viveka, él jamás las hubiera mencionado. Así que, ¿para qué tocar un tema que no los llevará a ningún lado?
―La doctora Metzler mencionó que ella y la doctora Serkin tendrían mi alta médica en dos semanas, luego de mi última sesión para evitar recaídas, ¿cierto? ―Erich asiente y ella no entrevé, que mientras está ocupada, él saborea la victoria―. ¿Podrías encargarte de pedir una audiencia con los miembros del consejo, por favor? Asegúrate de que todos estén presentes y de ser posible, ¿tratarías de que la reunión se realice en un territorio neutro?
―Jaque mate. Gané.
―¿Qué? ¡Yo tenía una buena posición! ―De inmediato dirige su mirada al tablero y nota su error―. Lo arruiné. ―Julia hace un puchero y añade―: ¿Cómo lo logras? Siempre me ganas rápido. ¿Qué fue lo que hiciste?
―Nada difícil, usé un gambito Budapest y fue tu culpa el haber caído en la trampa, por lo que ni se te ocurra, echarme la culpa. ―Una sonrisa leve se instaura en sus labios, al ver a Julia refunfuñar por lo bajo―. Respecto a lo que pides, lo haré. Sin embargo, ¿qué piensas hacer con la información que te di de Antje?
―Vigilarla e investigarla un poco, supongo. En cuanto obtenga mis derechos como gobernante, es lo que haré. No creo poder lograr más. Aunque, ¿por qué lo preguntas? Tú eres el estratega, si a ti se te ocurre algo mejor, podría considerarlo y ponerlo en práctica.
En esta ocasión, es el joven maestro quien lleva la otra taza llena de cafeína a sus labios mientras medita a profundidad.
―No lo sé, pensé que tendrías una idea novedosa. Después de todo, hoy has sido la chica de las ideas porque, fuiste tú quién formuló un plan para ganar ante el equipo de Kira, ¿cierto?
―¿Te percataste?
―Sí, era imposible no verlo. Literalmente, te robaste el escenario. Y no solo por el plan, sino por hacer trabajar de una forma sorprendente a Josiah y Yerik, sin mencionar a Miu que… Pensándolo bien, lo magnífico con ella no fue verla acatar órdenes sino que al final del encuentro, aceptara tu invitación de ir a festejar su victoria, a un restaurante de la ciudad y aún más, que por primera vez, no te tratara con tanta frecuencia como a una escoria.
Erich omite algo. En su intervención, a propósito se queda corto en palabras porque si en verdad dijera todo lo que cruza por su cabeza… En síntesis, se limita a sí mismo de profesar lo maravillosa que Julia se presentó ante sus ojos porque en honor a la verdad, le encantó observar una faceta diferente en ella y quizás, hasta igual que sus demás alumnos que olvidaron su descontento ante aquello que no fue un triunfo para ellos, también se mostró cautivado por la dulce sonrisa que la princesa le regaló cuando recibió la buena noticia de su psicóloga. Una, que a su parecer, fue mucho mejor que la que le brindó a los otros varones.
―Hice todo lo que pude. Esto es lo único que tengo que supera a los chicos, así que pensé… ―Julia deja de señalar su cabeza, deja su lugar y se sienta en el sofá con Kirchner para sin más, abrazarlo―. Perdón si después de esto y de alguna forma te haré estar contra tu familia, pero gracias por todo. Te quiero mucho, Erich. No me dejes sola, por favor.
Sin medir las consecuencias, con un auténtico cariño, la doceava por segunda ocasión en el día, posa sus delicados y rosados labios sobre la mejilla de su maestro. Y es ahí, cuando de nuevo el juicio de Erich titubea, pues la voz de la razón le grita que ya es momento de cercar y zanjar su relación con Julia, de explicar que hay cosas que puede hacer y otras que no, pero como ya es usual, arroja su conciencia a la basura, puesto que, ¿por qué realizar lo contrario? Si no lo hizo hace un par de horas cuando la princesa lo llevó a rastras hacia donde se encontraban sus demás alumnos junto a Kira y su equipo con la mano entrelazada a la suya para que se ganara la reprobación de Josiah, Yerik y su eterna enamorada, ¿qué razón hay en hacerlo ahora?
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Editado: 31.12.2022