Príncipe Azul

Casos y cosas

Zaida

Duermo con una sonrisa en la cara y así mismo me levanto, dicen que la mujer más hermosa es la que es feliz y efectivamente así es, me veo al espejo y aunque parezco un espantapájaros, me veo hermosa y radiante.

Hago mis necesidades matutinas, me arreglo y bajo a desayunar junto a mis padres, los cuales se miran y se ríen entre ellos, porque nada ha logrado borrar la sonrisa de mi cara, ni las bromas pesadas de mi padre y aunque soy risueña desde de pequeña, esta sonrisa es diferente y ellos lo notan.

-vaya, vaya, vaya, así que malévolo cucarachón tiene sentimientos- empieza mi padre, es fans de hombres de negro

-mamaaaa, papi me está molestando- y la que pensaba sería mi abogada se está partiendo de la risa, yo intento parecer seria pero imposible, esta familia no tiene solución

-¿y cómo es él, en que lugar se enamoró de ti?, es un ladrón, que se ha robado un trozo de mi vida-

-papáaaaaaaaaaaaaaaa- me quejo, poniéndome de pie con los ojos llenos de lagrimas de la risa que nos ha agarrado a los tres, bueno y a paula la chica que ayuda en la casa. -Son insoportables, insoportables, insoportables- me despido besando sus frentes y voy rumbo a la universidad.

Las clases inician a las 8, pero como aquí el transito es un caos, prefiero llegar mas temprano que quedar atascada, así que ya a las 7:21 estoy dentro del aula esperando al profesor y mis compañeros, mi celular vibra poniéndome alerta de una notificación de un número desconocido

buenos días mi reina, soy tu chico de la camisa, solo para que sepas que me has azucarado la vida con tan solo miradas; tengo el alma tan endulzada que hablo y escupo Froot Loops.

Muerdo mis labios evitando tronar con una carcajada que espante a los pocos estudiantes que hay, agrego el número a mis contactos.

Chico de la camisa: Espero no haberte despertado, pero me fue imposible no pensar en ti desde que abrí los ojos y lo primero que hice fue escribirte y creeme que intenté no pensarte, pero la sonrisa en mi rostro me delata.

Yo: Buenos días perezoso, te levantas muy tarde, yo en cambio ya estoy en la universidad, esperando al profe y los demás; y… no me molesta que pienses en mí, lo puedes seguir haciendo 😉.

 Chico de la camisa: Videollamada entrante

Lo saludo con una sonrisa y con la mano libre, me muestra que está en su cama, tiene el pelo revoloteado y me apetece comérmelo todito, santas cucarachas voladoras que no se mueren ni con baygon ayuden a que se me baje este calentón.

-No es mi costumbre dormir tanto, pero no suelo llegar tan tarde a casa, así que perdí la noción del tiempo, es tu culpa-

- Bueno, anótalo a mi cuenta que yo pago, cualquier daño o perjuicio ocasionados serán saldados en la brevedad posible-

-¿cómo pagarás?-

-envíame tu número de cuenta-

-prefiero que me aceptes una invitación a cenar- ¡ay Dios no me dejes caer en tentación amén¡

-perfecto- mi lengua de ansiosa contesta por mí, les aseguro que no era mi intención decir que sí de una vez.

-excelente, pasaré por mi camisa y por ti a las 7:30p.m.- me guiña un ojo y no me da tiempo a contestar ni siquiera si ya tengo planes o no, pero por el cancelaría mi agenda del año entero

ELIAM

Veo que el carnet que tiene dice Universidad Odontológica Dominicana, me auxilio de google y ya tengo la dirección, perfecto.

Me dirijo al baño para terminar con la pereza que me afecta en estos momentos, me pongo una ropa cómoda y bajo a desayunar; lo bueno de trabajar en el sector turismo es que hay meses de temporadas bajas que puedo darme el lujo de descansar o como es el caso de conquistar a mi futura esposa.

Me irrito al bajar y no encontrar las cosas como me gustan, el café no está sobre la mesa organizado con la leche, la crema y la azúcar no están como debe de ser, no logro visualizar la canasta de frutas sin pelar ni picar, veo pan, pero el de viga recién tostado brilla por su ausencia, me acerco a la cocina e Irene la chica del servicio está exprimiendo de manera apresurada el jugo de naranja que estrictamente me tomo todos los días antes de probar cualquier otro alimento. La observo fijamente, tamborileando mis dedos sobre la meseta lo que hace que se ponga más nerviosa.

-lo siento señor, es que-

-no te pagamos para dar excusas, tienes que tomar tu trabajo enserio, no me gusta la incompetencia y no tolero que las cosas no se hagan a mi manera, a mi forma y a mi tiempo, subiré a mi habitación- observo mi reloj – 5 minutos, todo debe estar al pie de la letra para cuando yo baje o bien puedes ir recogiendo tus motetes-

Me dirijo a mi habitación, tomo mi celular y las llaves de mi auto, doy vueltas esperando que se completen los 5 minutos que di y vencido el tiempo bajo. En la mesa está todo lo solicitado e Irene me espera con una sonrisa de satisfacción que me quita el hambre

-puedes desechar todo, desayunaré fuera-

Asiente

-solo se te permiten 3 errores y hoy cometiste 5, toma los 2 demás como la oportunidad que pudiste haber tenido en algún momento. Estas despedida-

Me marcho y ahora soy yo que sonríe con satisfacción.




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