Zaida
Pasamos una rica noche de bodas en hotel, ya a las 8 de la mañana íbamos rumbo al aeropuerto, con un vuelo con destino a no sé dónde, ya que por mas que he insistido no me han querido decir, el viaje es de uno 45 minutos, por lo que me acurruco en sus brazos hasta llegar al aeropuerto y con correspondida, recibiendo como 4 besitos por minutos, amo mi marido, están diferente a todo lo que me habían dicho que es un esposo, definitivamente tengo el premio mayor
Por las influencias de mi amado esposo, el registro no es tan extenso, el saca dos libros de su maleta de mano y me entrega uno, ambos son como iniciar un matrimonio feliz de la psicóloga Isabel Guerrero, me estremezco al ver el grosor del mismo.
-compramos chucherías para pasar el rato mientras leemos- el asiento, entrelazando nuestras manos y besándome cada nada y yo feliz, llegamos a la cafetería y …
-dos papitas de queso, un chicharroncito y dos jugos de chinola-
El niega – No, traiga dos granolas y dos Gatorade rojo por favor-
-es la misma orden ¿- pregunta la chica
-si, pero la de ella la cancela, solo traiga lo que le acabo de pedir, gracias-
Ella me mira y yo asiento, el me envuelve en sus brazos y me llena de beso, tantos que está empezando a resultar incomodo
-puedo comprar una revista?, le digo volteando, tratando de evitar la escena de adolescentes cachondos
El me abraza por atrás, recostando su cara en mi hombros -ya tenemos lectura-
La chica llega rápido con el pedido, el pago y vamos a la zona de espera, el me recuesta en su pecho y empieza a leer, dos párrafos después estoy durmiéndome, el libro es sumamente aburrido, prácticamente me esta mandando a ser una sumisa, para que el matrimonio funcione y analizándolo bien…
-amor?, crees que soy una sumisa?-
-a que viene eso?-
-Curiosidad-
No contesta y cuando quiero exigir la respuesta
Pasajeros de primera clase con destino a Paris, favor dirigirse a la puerta de embarque 6
Mi esposo me guiña un ojo, entrelaza nuestras manos y nos dirigimos a la puerta de embarque 6, mi niña interior da brinquitos de alegría
-¿parís?-
-dijiste que era tu sueño desde niña, desde que viste la película la dama y el vagabundo-
-mmmmm-, un grito se me escapa y ahora soy yo la que empieza a besarlo como loca y él se ríe feliz -no sé te escapa nada, escuchas todo lo que te digo, no es necesario que leamos este libro- aprovecho el momento para salir de la tortura
-lo leemos por ti mi amor- me besa la frente y ¿es un cumplido?, me pregunto confundida, pero pensándolo bien, la menos madura de la relación soy yo, tiene razón debo leerlo, debo compensar todo lo que él hace por mí.
El vuelo dura casi 9 horas, avanzo mucho el libro, que como bien dije, no me prepara para ser esposa, sino para ser sumisa, ama de casa y madre, hablo con mi esposo sobre lo emocionada que estoy por la apertura de la clínica, le pregunto sobre los negocios y me dice que durante la luna de miel conoceremos unos socios y tendrá una que otra reunión a las que debo acompañarlo, duermo recostada a él, voy al baño como 3 veces y el culo lo tengo acalambrado, que miseria.
Llegamos, no duramos mucho pasando por migración, las influencias abren muchas puertas, afuera nos recibe una limosina blanca, el chofer vestido como pingüino y un letrero que dice señor y señora Peña, lo miro sorprendido
-no pusiste tu apellido? -
-es que todo lo tuyo me gusta más- sus palabras, me envuelven, me alocan, ya él no tiene necesidad de enamorarme, pero lo sigue haciendo, me siento tan feliz, tan completa, tan cómoda a su lado, que jamás me iré, este es mi lugar.
Llegamos al hotel y wao, esto es magnífico, no es de su cadena hotelera, pero tienes acciones en él, nos dirigen sin muchos requisitos a la suite matrimonial, cuando se abre el ascensor el me carga en sus brazos haciéndome reír, entramos a la habitación y está decorada con pétalos de rosas y velas aromáticas de olores cítricos, es tal cual lo soñé, tal como se lo conté, la emoción me invade y yo igual invado su boca y por poco no llegamos a la cama.
No salimos mucho de la habitación, por cuestiones placenteras, como a las 8 de la noche, nos bañamos y salimos a cenar, pastas, las cuales parecen que contenían mucho queso y mucha leche y me han provocado flatulencias, por lo que nos dirigimos a la habitación inmediatamente cenamos.
Mi estomago esta quillao, revoltiacimo, me acuesto, nos abrazamos frente a frente y nos arropamos con la corcha, pasan unos minutos y … se me sale un peo que despierta medio París, lo que provoca que mi esposo me patee las piernas, al principio pensé que era una broma y hasta me reí, pero luego de la 3 patada, dejo de ser chistoso
-auch- me quejo, tirándome de nalgas al piso -¿pero qué te pasa?- el se levanta quillao y se dirige al ventanal mirando hacia afuera, yo quedo en shock sobándome las piernas, pero si no hiede, solo sonó fuerte, quiero romper a llorar, pero recuerdo una frase del libro la mujer sabia cuida su casa, y sabe en que momento perder contar de ganar en un futuro, familia sana, produce más familias sanas. TODO SEA POR MIS FUTUROS HIJOS
Me dirijo a él despacio, intento abrazarlo, pero sacude los hombros cuando pongo mis manos, las lagrimas tocan a la puerta y sacudo la cabeza
-perdóname, sé que fue indebido, pero no me sentía bien del estómago y …-
-lo mal hecho no se justifica-
-tienes toda la razón, pero vuelve a la cama, te prometo que jamás se repetirá-
El suspira, no dice nada y se acuesta, yo me acuesto también, pero no me arropo con la misma colcha, para evitar accidente y para poder correr al baño cada vez que sienta los cólicos, así que no duermo nada, pendiente a no pedorrearme, congelada por no arroparme y con las piernas magulladas jodiendo de dolor.