Sylver
El mundo mágico es especial para todos nosotros porque es el único mundo que nos acoge desde el primer llanto, el primer respiro... O al menos eso pensábamos.
Es agradable poder decir que ahora somos bienvenidos en dos mundos, estamos en nuestro derecho a elegir en donde queremos vivir y no nos sentiremos mal por elegir vivir entre humanos, pues muchos ya han comprobado que no somos tan diferentes que ellos. Las creencias entre bien y mal, blanco y negro, puro e impuro, quedaron atrás para dar paso a un nuevo comienzo.
Después de años pensando que todos seguían odiándome por ser diferente, ahora puedo ver que esa diferencia me mantuvo presente en cada hechicero y brujo, felices de que, por primera vez, un rey pudiera gobernar con mente y corazón, no solo pensando en su beneficio. Igual también estoy pensando en mi beneficio al querer unir sangres y así hacer que todos aprueben mi relación con Artemisa, la cosa es que no necesité ordenes ni leyes para eso, todos han quedado encantados con la fuerza de ella.
Los rumores van y vienen, todos hablando sobre la maravillosa reina que tenemos.
—¿Está cayendo nieve? —me preguntó Artemisa sorprendida al ver los copos caer sobre nosotros.
—Si, este es el bosque nevado —respondí al tiempo que la agarraba de la cintura para evitar que resbalara con el hielo.
—¿Hay un sitio donde llueva chocolate?
Me reí ante su pregunta, al igual que Kit rio junto a Eros. Horus se mantenía al frente, demasiado tenso como para conversar. Espero que Nea esté bien, por Artemisa y por él. Bueno, también por mi porque le he tomado mucho cariño a esa pequeña revoltosa.
—Aun no, pero podemos crearlos si así desea su majestad —respondí, susurrando en su oído antes de besar su mejilla.
Tenemos que cruzar el bosque para llegar al muelle, donde la torre de plata sobresalía entre las ruinas del castillo de plata. Según tengo entendido, ese castillo era de mi bis abuelo, pero se derrumbó durante la guerra y no volvieron a construirlo. Lo único que quedó fue la torre de plata, donde mi bisabuela se ocultó con los niños del pueblo, protegidos bajo un hechizo de Merlín. Tengo que darle créditos al viejo hechicero, pues he protegido a la familia real durante décadas y hasta ahora, no ha habido un mejor hechicero que él.
Sé que, con esfuerzo y dedicación, Horus podría llegar a ser el mejor hechicero de nuestro tiempo, pero eso también significa mantenerse fiel a la familia real, poniéndonos siempre como su prioridad. Y eso significa cero distracciones, cero amor...
—¿Qué opinas de Horus como tu cuñado? —le pregunté en voz baja a Artemisa.
—¿Un hombre que puede convertirse en gato como cuñado? Sería como tener de cuñado al hombre hormiga —respondió riendo.
Me quedé pensando en su respuesta llegando a la conclusión de que necesito saber más sobre lo que les gustan a los humanos. "Hombre Hormiga" ... ¿Será un hechicero famoso?
A los diez minutos, llegamos al calor del mar, donde la torre brillaba por la luz del sol. Cuando estábamos por acercarnos, una explosión movió la arena y las pocas ruinas que se mantenían en pie, cayeron unos centímetros. Me quedé inmóvil, inspeccionando la seguridad de continuar, pero por supuesto, Artemisa no es alguien de quedarse tranquila.
Eros reaccionó más rápido que yo, corriendo detrás de Artemisa hacia la torre de plata, No tuve mas opción que seguirles, a pesar de que la explosión se repitió y las ruinas siguieron cayendo. El nivel del mar creció por igual, acercando el agua a unos dos metros del camino.
Sea lo que fuera que esté pasando allí dentro, tiene que ser obra de Claire.
¿Dónde quedó la tranquilidad del bosque? Estaba tranquilo al caminar junto a Artemisa, mirando su cabello rojizo llenarse de copos de nieve, luciendo tierna, hermosa y muy sensual. No importa como la mire, ella siempre será perfecta para mí. Pero en estos momentos, solo puedo pensar en su imprudencia, sobre todo cuando un pedazo de ladrillo con musgo casi le cae en la cabeza. Por suerte, los tres nos percatamos a tiempo y la protegimos con un hechizo de escudo.
Entró a la torre sin pensárselo dos veces.
—Esta mujer hará que muera de un infarto.
Artemisa
Después de la perdida de nuestros padres, la única compañía que tenia era Nea. Tuve que trabajar duro para poder darle una buena educación, tener un hogar sin que nos faltara comida ni lo básico para sobrevivir, me esforcé mucho para crecerla.
Aunque contaba con su compañía, siempre había una pequeña molestia en mi corazón al sentirme sola. Podría ser que mi molestia se debería a que mi corazón extrañaba a Sylver, pues los recuerdos se borran, pero no las emociones, menos si es amor. Y en este tiempo juntos, he descubierto que hay mas personas en el mundo al que puedes llamar familia.
No se trata de la sangre, se trata del corazón.
—¡Claire! —grité, subiendo corriendo las escaleras en caracol.