Prisionera del amor

Capitulo 50

La incertidumbre se apoderó ahora de la familia Benz quienes no se encontraban a la señora de la casa. Había desaparecido desde horas atrás y nadie se había dado cuenta. Ulises apoderado de la desesperación decidió ir con sus hombres a la casa del chofer para preguntarle qué había pasado.

Salieron en los autos de seguridad, algunos incluso iban preparados para una escena violenta pues no estaba demás tomar precauciones.

Aún no se dió aviso a la policía y no vieron la necesidad, pues al contarlos con su propia fuerza de seguridad estaban cubiertos.

Pero si no lograban nada, era un hecho que lo harían, además Ulises no había pasado buena experiencia con ellos, ni toda la familia desde aquel juicio, así que por ahora era todo lo que tenía.

Llegaron a la zona central de la ciudad, ahí donde sus autos no pasaban desapercibidos pues eran demasiado vistosos para eso. Se estacionaron en una calle muy cerca de un parque, dejaron los carros y caminaron hacia la casa.

Los hombres comenzaron a tomar posiciones detrás de Ulises hacia la siguiente calle para mantener el terreno vigilado por si cualquier cosa sucediera. El joven Benz se acercó y tocó, tardaron un poco en salir lo que le provocó desesperación. Las luces estaban apagadas y no había nada raro.

A los pocos segundos la respuesta llegó, pudo ver cómo se encendieron las luces del interior mientras una voz preguntaba

"¿Quién es?"

Era el chofer quien preguntaba.

"Soy tu patrón, Ulises Benz" Dijo con voz firme.

El hombre visitado salió aún poniéndose una playera pues era una sorpresa que estaría ahí.

Al salir, se espantó un poco pues verlo era muy novedoso y más con tantos guardias atrás.

—Buenas noches ¿Qué sucede?—Dijo un poco consternado.—Pase por favor.

Su cordialidad fue bien recibida e incluso comenzaba a eliminar sospechas, así que solamente iría por un testimonio y no por una acusación.

Ulises pasó con dos de sus hombres, ambos utilizaron sus ojos analíticos. Escanearon el lugar de arriba abajo para identificar el terreno y ver si veían algo raro.

La casa no era muy grande, al entrar se encontraron directamente con el comedor, uno muy pequeño, para 4 personas, era de madera y con un mantel de flores.

El chofer lo invitó a sentarse para que pudiera conversar.

—Le ofrezco algo de beber?—preguntó para extender su cordialidad.

—No, muchas gracias. Estoy bien.—Respondió Ulises mientras se sentaba en donde se le invito.—Será una visita muy corta, no te preocupes.

El chofer seguía desconcertado, incluso pensó que era algo relacionado con su trabajo.

Se sentó quedando justo enfrente de Ulises para escuchar lo que tenía que decir.

—Señor se ha tomado una gran molestia.—Dijo él aún nervioso.—Dígame ¿en qué le puedo ayudar?

—Veras querido Martín.—comenzó Ulises.—Mi madre desapareció, no ha regresado en todo el día y según testigos y las cámaras, tú fuiste el último que habló con ella.

El chofer de inmediato suspir en una seal de relajacin, incluso Ulises y los guardias se sorprendieron por ello.

—Disculpen ustedes, al verlos creí que venían a darme mi liquidación o algo peor.—Dijo con un poco de gracia.—Hasta llegué a creer que algo se había perdido y ahora yo era el sospechoso...

Este último comentario no fue bien recibido por Ulises pues hizo referencia a la situación con Esperanza y todo el juicio que ya no era secreto para nadie. Así que todos lo miraron muy feo, él reaccionó y eliminó la sonrisa de su rostro en ese mismo momento. Tuvo que ponerse serio para no arruinarlo más.

—Sí patrón, efectivamente yo conversé con su madre en la tarde.—Retomó la conversación para hacer olvidar su error.—Estaba lavando el auto y ella se acercó para preguntarme sobre una dirección.

—¿Qué dirección fue esa?, ¿te pidió que la llevarás ahí?—Preguntó Ulises muy interesado, el plan de Martín para hacerle olvidar su error había funcionado.

—No me pidió que la llevara, sin embargo estaba muy interesada en ir.—Dijo haciendo memoria.—Le escuché decir el comentario de que una amiga la había invitado a pasear. Su madre dijo que estaba muy cansada pero que si quería salir, por eso necesitaba conocer la distancia.

Ulises se quedó pensando, pidió a sus hombres que se asomaran por las ventanas y que registraran la habitación.

—Mientras me dices la dirección. ¿Tienes problemas si ellos revisan tu casa?—Lo miró fijamente.—Es por pura precaución, ante su desaparición creo que es necesario.

—Por supuesto que no tengo ningún problema. Solo por favor no rompan nada.

Los guardias siguieron su camino. Comenzando a explorar aquella pequeña casa, lo hicieron muy superficialmente puedes esconder una persona no sería tan fácil, dado el pequeño espacio.

—Ella me preguntó por una ex hacienda que está ubicada al otro extremo de la ciudad.—Dijo él mientras veía nervioso a los guardias pensando en que no tiraran algo de valor.—Se llama "ex hacienda las granadas" Yo le dije a su madre la dirección y pareció desilusionada al escuchar lo lejos que estaba. Después se fue y no me dijo nada más.

—¡Qué raro! ¿Quién invitaría a mi madre a ese lugar? —preguntó Ulises en voz baja mientras analizaba.

—Lo único que le puedo decir es que estaba muy interesada en ir, incluso le ofrecí llevarla pero ella insistió que no, lo mejor sería irse a descansar. Entró a su mansión y no la ví nuevamente.

Los hombres hicieron señas a Ulises indicándole que no había nada raro, todo estaba en orden. Él entendió el mensaje, se levantó, dió las gracias a su chofer y se dispuso a salir.

—Te esperamos mañana en el trabajo, te agradezco tus atenciones.—Le dijo dándole la espalda.—Pero por favor, un comentario más como el anterior y me veré en la necesidad de despedirte.

—No se preocupe, no volverá a pasar, mil disculpas.

Agachó la cabeza mientras los hombres salían de ahí. El alivio llegaría hasta que Ulises cerró la puerta, al menos para él pues para el joven Benz estaba muy lejos de llegar.




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