Prisionera del amor

Capitulo 52

No había tiempo que perder. Ulises apenas y pudo reaccionar ante la situación pues seguía impactado por la demanda de divorcio que su padre le había dado a su madre. Claro que tenía ganas de verlo y preguntarle el mismo por aquella situación pero se preocupó demasiado, el tono que utilizaba su trabajador era tan exaltado que sin duda algo estaba pasando.

Corrió desesperado por el pasillo, la habitación donde estaba su padre se ubicaba hasta el otro extremo de aquella, en donde su madre iba a relajarse.

Al final logró llegar y se encontró con un grupo de gente que intentaba ayudar a su padre.

—¿Qué sucede?—Preguntó al entrar.—¿Qué tienes papá?

El joven Benz se vio que su padre estaba en la cama tocándose el pecho, lo hacía para sentir alivio, su corazón estaba latiendo muy fuerte, tanto que le daba la sensación de estallar en cualquier momento.

Ulises lo tomó para incluirlo y así tratar de darle más oxigenación, tenía muchas ganas de ayudarlo.

—¡Rápido, llamen al doctor!—Pidió a todos los que estaban ahí.

—Ya han ido por el señor. Dentro de poco estará aquí.—Le respuesta fue muy nerviosa.

—¡Qué se apure!—Gritó desesperado.

Dentro de todos los espectadores había elementos de seguridad, personas que se dedicaban al aseo, un cocinero quien fue el que dió aviso al escuchar los gemidos del señor y por supuesto la mujer que se había quedado de encargada para cuidarlo. Esta última tenía algunos conocimientos de enfermería, lo cual le ayudó a reaccionar rápidamente y auxiliarle, pero ni con esto logró hacer que se sintiera mejor.

Aquella situación cardíaca que presentaba fue producto de todo el estrés y de las malas noticias que llegaban una tras otra a su familia. Parecía que ya no resistía más y su cuerpo lo estaba demostrando.

Trataron de darle agua entre otros remedios para lograr estabilizarlo, pero nada de eso funcionaba. Cada instante que pasaba daba la sensación de que lo perderían.

Las asistencias llegaron, corrieron de inmediato a la habitación donde se encontraba. Ahí le dieron reanimación para que pudiera resistir. Cabe mencionar que ellos tenían su cuerpo médico en la casa para todo este tipo de situaciones y aunque contaban con un muy buen equipo, tuvieron que trasladarlo a un hospital para que pudiera continuar con el protocolo.

El traslado fue muy rápido, esto les dio una ventaja para tratar de salvarlo.

Ulises lo acompañó pero él fue con sus guardias quienes entendieron la situación ya toda velocidad llegar. Se colocaron detrás de la ambulancia para así evitar el poco tráfico que había en la ciudad.

Al llegar, Ulises tuvo que firmar el papeleo para que su padre pudiera ser atendido. Mientras tanto tenía que quedarse ahí para esperar noticias.

En ese momento valoró un poco el tema de la soledad pues mientras su madre estaba desaparecida y su padre internado él ya no podía más con el cansancio. No podía irse de ahí, algunos de sus elementos se ofrecieron a ayudarlo. Todos ellos eran de confianza sin embargo la moral bajó pues sabía que ellos tenían un sueldo y no lo hacían de corazón como cualquier miembro de la familia lo haría en ese tipo de situaciones.

Los pocos amigos que tenía, algunos no estaban en el país mientras que otros no eran dignos de ser molestados para eso.

Ulises y su orgullo le hicieron quedarse un rato ahí mientras analizaba la situación de su madre pero al poco tiempo tuvo que aceptar la ayuda que se le ofrecía pues su cuerpo ya no resistía.

Para no ir a su casa, el hospital le ofreció un cuarto donde descansar. Este servicio estaba incluido y solo se le daba a sus mejores clientes. La familia Benz quizá contaba con deshonra pero aún seguía teniendo poder y dinero, así que Ulises fue acreedor a este servicio

Se dirigió a la habitación dándole indicaciones a sus hombres. Pidió que le avisaran si alguna emergencia ocurría. Ellos respondieron de manera afirmativa y lo dejaron ir a descansar.

El lugar solo contaba con una cama, cafetera y un baño. Fue suficiente para él y su cansancio. Se acostó y después de algunos segundos en los que su mente daba vueltas, logró quedarse dormido.

En la profundidad de su sueño comenzó a ver imágenes, unas en las que Esperanza se convertía en una terrible bruja mal encarada que iba atrás de él para comérselo. Después, esta mujer se transformó en aquella a la que había conocido; noble y tierna. En sus brazos cargaba a un bebé... su hijo.

Ulises se acercó para felicitarla por aquel pequeño pues sabía que no era suyo, a pesar de que deseaba que lo fuera. Ella se alejó sin darle ninguna explicación, simplemente lo dejo ahí votado.

Mientras él corría para alcanzarla, su madre apareció en el sueño justo detrás de él. La señora Benz corría para llegar hasta su hijo. Este por estar concentrado en alcanzar al amor de su vida, no se daba cuenta que iban detrás de él para alcanzarlo.

Llegó un punto en el que se detuvo y su madre lo tocó del hombro para decirle "No me dejes Ulises, no me dejes"

Después esa voz se transformó en una más realista, una que decía su nombre constantemente. "Señor Ulises, por favor señor Ulises, tiene que despertar"

Decía aquella voz que pertenecía a uno de sus guardias y que estaba ahí para informarle.

El joven Benz reaccionó, había dormido un par de horas aunque para él solo habían pasado minutos.

—¿Qué pasa?—Preguntó desconcertado.—¿Qué haces aquí?

El guardia se le quedó mirando esperando que él recuperar la conciencia rápidamente.

—El doctor quiere hablar con usted. Parece que las cosas se han complicado.

Ulises reaccionó en ese momento, se levantó rápidamente y salió de aquella habitación para dirigirse con el doctor que la había mandado a llamar.

Corrió tan rápido como si tu vida dependiera de ello.

A los pocos segundos llegó a la sala de espera donde se la había citado.

El doctor estaba ahí deseando que ese momento terminara pronto pues no era muy fan de las malas noticias.




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