Prisionera del amor

Capitulo 62

El lugar era muy hermoso, una cafetería en medio de la plaza más prestigiosa del estado.

Lugares como estos eran los que Esperanza frecuentaba con sus amigas. Era muy común verla pasear por ahí incluso su familia e hijo.

En cambio, con sus parejas no lo hacía tanto, no le gustaba ser vista en público con alguna de ellas.

Su misión era solo reunirse con ellos a solas, dejarlos satisfechos y terminar ahí. Muchos querían presumirla pero ella no buscaba nada formal. Tampoco tenía sexo con alguien que no le aportaría nada a su economía, ni siquiera por placer.

Se quedó ahí analizando su reciente conversación. No se fue a pesar de que no le gustaba estar mucho en público. Se quedó esperando a la siguiente persona con la que se encontraría. Ya que había decidido salir, aprovechó el día para hacer todas sus reuniones.

La persona a la que esperaba no era más que una amiga, de esas a las que sentía que les debía algo aunque no fuera así.

Una persona con la que a pesar de todo, pudo solucionar los problemas y se entendieron tan bien que la química les llegó muy sorpresivamente.

Aquella mujer era Stefany, la ex novia de Ulises. La hermosa modelo había mantenido contacto con Esperanza al grado de volverse amigas.

La buscó después de lo del juicio para pedirle nuevamente disculpas.

Ella se las ayudó de nuevo e iniciaron un vínculo que fue más allá de eliminar los problemas. Era uno que las había unidos en aspectos que jamás hubiera sospechado. Esperanza comenzó a sentir algo anormal por ella.

Es bien sabido que los cambios de gustos sexuales ocurren en las prisiones. Las mujeres comienzan a sentir atracción por aquellas de su mismo género que les apoyan y protegen en todo momento.

Es un padecimiento de soledad que es saciado por aquellas mujeres en la misma situación.

Durante los meses que estuvo ahí Esperanza sintió aberración por esto, pero después de varias semanas ya pesar de las visitas de Luis, se volvió imposible evitarlo.

Al contrario de Stefany, ella sintió culpa y después admiración. Conforme empezaron a salir, fue sintiendo una gran admiración con ella.

Le motivaron sus ganas de salir adelante, su fortaleza, su espíritu y humanidad. Se compadeció de su historia.

Pudo explorar esa parte de su sexualidad que había estado oculta tras su noviazgo con Ulises.

Ella era bisexual desde siempre pero mientras estuvo con él, no sintió la necesidad de explorar con alguien más fuera de hombre o mujer, porque según ella lo tenía todo.

Gracias a su distanciamiento se pudo dar cuenta que estaba incompleta y tras su rompimiento, tuvo que explorar con alguien más.

El destino las acercó y ellas comenzaron como buenas amigas, después como dos amantes que se veían no solo para complacer sus deseos mutuos, sino también para disfrutar de su amor estando enamoradas.

Habían salido un par de veces de vacaciones. Se sumergieron en aventuras juntas, muy lejos de ahí..

Lugares paradisíacos pudieron ser testigos de sus encuentros, lejos de todas las personas que las podían criticar.

Principalmente su madera, quien había mostrado su desacuerdo con muchas de las cosas que hacía pero que la apoyaba con su hijo, Elías.

Ella nunca se enteró de esta relación ni de la pasión que las envolvía. Solo supo que se volvieron amigas y que salían de vez en cuando.

Su hijo no fué obstáculo para esto ya que la misma modelo le ayudaba a cuidarlo mostrándole mucho amor y cariño.

Era el producto de sus dos amores, por un lado Ulises quien a pesar de todo era un gran referente para ella. Y de Esperanza, su nuevo modelo a seguir.

Con su nueva enamorada se pudo seguir dando los gustos a los que estaba acostumbrada. No solo porque le iba muy bien en su carrera de modelaje si no porque si amante la consentía mucho y le daba todo lo que quería. Consentirla era la forma de agradecer su compañía y su leal servicio.

—Ya estoy lista para lo que me pediste.—Le dijo la guapa modelo después de darle un beso.

—Espera, tenemos que hablar.—Le dijo en tono seco.

La modelo recién se sentaba y ya se había consumido por el misterio de sus palabras. No sabía el motivo para aquello. Pensó que era el inicio de la ruptura o algo similar.

De todas las personas que rodeaban a Esperanza, Stefany era de las pocas que la podían mantener a raya y evitar que hiciera tonterías. Esperanza solía escucharla e incluso con buenos berrinches, le terminaba haciendo caso.

Eso les demostraba a las personas que lo habían visto que en verdad la quería.

La otra persona que podía doblegarla era la propia Laura. Con ella sentía un profundo agradecimiento y respeto así que la veía como una maestra a quien le tomaba enserio todos sus consejos.

Está vez no fue la excepción, logró quitarle la idea de venganza y así se lo hizo notar a su amante.

—Debemos detener el castigo hacia ella.—Le dijo aún con muecas de desaprobación.

—¿Por qué?—Preguntó a manera de reclamo.—Esa mujer nos hizo mucho daño, se lo merece.

Ella también había sufrido mucho a manos de los Benz. Incluso fue una aliada muy poderosa para Esperanza en su lucha contra ellos.

Estuvo ahí cuando ella lloraba por meterse con los socios y así obtener dinero. Siempre estuvo para consolarla con un beso dulce. La ayudó a limpiarse y le mejoró el ánimo ante aquellas situaciones.

Le ayudó a diseñar el plan y a que este se realizarán, todo solventado por el profundo coraje que le tenía a la familia.

El odio era más contra la señora que contra el mismo Ulises, caso contrario a Esperanza.

—Lo sé pero ya está acabada.—Dijo mientras bebió lo último de su café.—Pero acabo de hablar con Laura, ella me dijo que tiene una enfermedad terminal, no le da mucho tiempo. Ella morirá pronto y sus últimos días ya están arruinados. No necesitamos hacer más.

—Entonces así termina todo.—Analizó asimilando la situación.—Por fin nuestra venganza está terminada.




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