Prisionera del amor

Capitulo 63

Todo parecía ir bien para ellas dos que hasta ese momento pudieron descansar de la constante incertidumbre que sentían desde que se aventuraron a sus planos.

Ese tema se cerró en la conversación. Habían dejado morir el asunto conforme se sintieron con la victoria.

Ambas pidieron una copa y brindaron por aquello. Fue el final de los Benz.

Desde las profundidades del lugar, en un asiento reservado y sin compañía, las observaba un hombre que repudiaba su relación.

Se acabó de enterar al verlas y se sintió muy molesto por aquello.

Las dos mujeres que habían estado en su vida más recientemente, estaban ahí, celebrando una y otra vez por si desgracia.

Entendió muchas cosas que se le habían ido por estar concentrado en el dolor. Ahí entendió un poco las cosas malas que tienen las personas y la capacidad de reacción a través de la venganza que pueden tener.

Se sintió muy impotente por no poder quitarles esa sonrisa. Al menos no de manera lenta y sin ir a la cárcel. Pero aprendió de sus rivales que buscando el momento oportuno llegaría su respuesta.

Las dos jóvenes no se percataron de que las veían.

En ocasiones Esperanza optaba por salir con vigilancia, era una forma de evitar que la raptaran y dañaran como la última vez, aunque no tenía enemigos declarados, de hecho se llevaba bastante bien con todos sus socios y personales. Estaba muy bien protegida pero no estaba de más ser precavida.

Su vida había manifestado un giro enorme que seguiría cambiando en base a sus decisiones recientes.

La tarde fue maravillosa para ese nuevo amor. Esperanza y Stefany eran una pareja privilegiada por su situación. Eran admiradas por muchas personas que las veían en la calle.

No escondieron lo suyo, los tiempos habían cambiado y las mentes estaban abiertas ante estos gustos.

Desafortunadamente para Esperanza, esto no fue aceptado por su madre. La única persona que le interesaba y la juzgó mal.

La noble señora se había hartado de los cambios de su hija, en todo momento se esforzaba por contradecirla y sus actos sin moral eran muy recurrentes.

Había hablado con ella varias ocasiones sobre lo descuidado que tenía a su hijo, pero no le importó. No le hizo caso en ningún momento.

Argumentaba que el exceso de trabajo, negociaciones, estudio, entre otras múltiples tareas, la tenían sometida y no podía atenderlo por mucho tiempo.

Le estaba agradecida de que ella estuviera ahí para él y lo cuidara mientras no estaba.

Desafortunadamente la señora se cansó. No por cuidar al pequeño Elías, si no por la actitud y abuso de su hija quien ahora pensaba que el dinero lo era todo.

Todos los días en cuanto la veía, las discusiones se asomaban una y otra vez.

Llegó el punto en que la señora decidió irse de ahí para que ella probara suerte por si sola y se diera cuenta de lo que estaba haciendo mal.

Esperanza se sintió traicionada y abandonada, le dijo que no vería ni un solo peso de ella cuando se arrepintiera y quisiera volver.

Su madre solo le sonrió diciéndole que su dinero no era importante. Por primera vez la escuchó maldecir a la familia Benz pues si no hubiera sido por ellos su hija no tendría ese cambio ni sería la persona tan prepotente que ahora era.

Esperanza se sorprendió mucho por sus palabras y la dejó ir. Lamentó en llanto que su madre se alejara de ella así.

Para compensar eso, estaba su novia, quien le seguía dando consuelos mientras lloraba.

Ese día ella estuvo muy deprimida en casa, tanto que no se levantó para atender al joven Elías.

Afortunadamente él tenía a Stefany y ella se encargó de ayudarle. Ambos se conocían y el pequeño se sintió muy bien con ella. La joven modelo también sentía un gran cariño por él y juntos pasaron un rato muy agradable mientras su madre lloraba en la habitación.

Esperanza nunca había sido abandonada por nadie, tenía personas a su alrededor que le ayudaban, como era el caso en ese momento.

***

Pasaron un par de dias, tiempo suficiente para que ella se recuperara y sacara sus emociones.

Gracias a eso se dió cuenta de la valiosa compañía que era Stefany y decidió llevar su amor a un paso más allá.

—Ven a vivir conmigo por favor.—Le dijo mientras se inclinaba ante ella.—Es hora de dar ese paso.

Stefany se quedó en silencio aunque muy contenta. Había querido formalizar con alguien desde tiempo atrás. Incluso se lo propuso a Ulises pero este nunca quiso hacerlo.

—Si quiero pero no así.—Le respondió con una gran sonrisa.

—¿Quieres una boda?, ¿algo más formal?—Preguntó Esperanza dispuesta a complacerla.

—Si, eso me gustaría.—Sus ojos brillaron.—Quiero una gran boda como siempre lo soñé.

Su pareja la miró conmovida, sabía que no podía dejarla ir y esa era la oportunidad perfecta para estabilizarse.

Consideró que su madre ya la había abandonado así que no había ningún otro impedimento para que esto no fuera así.

—Muy bien, nos casaremos.—Dijo ella con una sonrisa.—Pero te lo pediré como debe ser.

Esperanza pensaba en hacerlo en grande, darle un anillo, hacerlo con una situación muy romántica y con mucho empeño.

Por su parte Stefany tenía una familia muy accesible, sus dos padres aún la veían y tenía un hermano menor que la apoyaba en todo.

Ellos se llevaban muy bien con Esperanza. Cuando la conocieron, fue un poco complicado. Ellos estaban acostumbrados a Ulises quien había sido su pareja oficial durante mucho tiempo.

Les costó trabajo aceptarla aunque nunca fueron groseros con ella. Simplemente era difícil.

Después de algunos días y de la convivencia, la cercanía fue mayor incluso al grado de quererla y dejar en el olvido el nombre de Ulises.

Stefany se sintió muy bien tras esa propuesta. Era una mujer con muchas ilusiones y ahora gracias al destino los estaba cumpliendo.

En el fondo se había desvanecido ese gran amor que sintió por Ulises en alguna ocasión. Ese amor que la había marcado como mujer y como persona. Por el estuvo dispuesta a hacer mil locuras y de sometió a su suegra para destrozar la vida de quién fuera...incluida la suya.




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