Problemas del otro mundo

Capítulo 3 - Visitantes

Capítulo 3

 

Seguramente se estén preguntando cómo alguien como yo, puede sobrevivir a éste lugar, ¿verdad? No parece lógico el que las demás personas que estuvieron aquí hayan desaparecido incluyendo las personas que son más fuertes que yo como lo policías, pues bien… yo me pregunto lo mismo.

 

A pesar de que al comienzo me parecía una completa estupidez, ahora estoy completamente seguro de que en este lugar está pasando algo y creo firmemente que estoy vivo de milagro, lo más probable es que haya tenido suerte y sea lo que haya en este lugar aun no me viera. Por eso mismo decidimos desde ésta mañana empezar a reforzar la casa, volverla más segura, y por qué no, poner algunas trampas, el problema es que… no soy muy bueno en eso, ni siquiera pude afilar un palo de madera…

 

—¿En serio no sabes afilar un palo de madera? — Elise no hacía más que burlarse de mí. — Sólo es darle con la navaja, no es difícil. ¿qué nunca has afilado un lápiz con un cuchillo?

 

—¡No te dije esto para que te burlaras de mi! dijiste que me querías ayudar a reformar la casa. ¿ayudarás o no?— Tenemos pensado rodear la casa con estacas de madera afiladas, así solo dejaremos libre la parte de enfrente y no tenemos que preocuparnos por si alguien entra a la casa por otro lado.

 

—Está bien, cálmate. que gruñón eres… —Elise parece muy alegre, lo suficiente para estar haciendo bromas teniendo en cuenta la situación en la que nos encontramos.

 

Primero tuvimos que ir al bosque a cortar pequeños árboles para usarlos como estacas, por suerte Elise, trajo una especie de machete que podremos usar para cortarlos más fácilmente que con mi pequeña navaja. El bosque no parecía muy seguro desde que vi a ese hombre, le dije a Elise que no se alejara mucho porque podría ser peligroso, pero aun no le cuento sobre el hombre de ayer…

 

estamos utilizando ropa para llevar los troncos de madera, amarramos las camisas en cada extremo para poder llevar más al mismo tiempo.

 

—¡Mira, Aaron! ¡son jabalís! —Elise había encontrado una manada de jabalís, parecía una madre con sus hijos.

 

Aunque podríamos cocinarlos y tener comida para algún tiempo, ninguno de los dos tiene el corazón como para matarlos, así que simplemente pasamos de largo, a pesar de la advertencia que le hice, nos alejamos bastante de la casa, sinceramente ni yo mismo me di cuenta en qué momento nos alejamos.

Llegamos al borde de una montaña, tenía una especie de cueva que decidimos explorar por que estaba anocheciendo y era muy peligroso volver de noche, no sabemos qué cosas pueden haber ahí afuera. Por suerte la cueva no era muy grande o por desgracia, porque tendremos que dormir muy cerca el uno del otro y no es que en éste lugar me pueda dar duchas muy a menudo, no debe ser agradable dormir cerca de mi.

 

Después de haber recolectado algunas ramas secas, encendimos una fogata, aunque ya no me quedan muchos fósforos y ninguno de los dos sabe cómo hacer chispas con dos rocas (no es tan sencillo como hacerlas chocar) .

 

Nos encontrábamos comiendo algo del atún en lata que trajo Elise mientras hablábamos un poco de nuestras vidas, a pesar de que llevamos varios meses como amigos, nunca nos dimos el tiempo de conocernos mejor.

 

Me dijo que necesitaba rociar algunas plantas, es extraño que lo diga una mujer… Además, ¿cómo lo hacen? ¿cavan un agujero? En lo que tenía ese debate mental, escuché un grito.

 

—¡Aaron! — Era Elise, algo le sucedió, ¿la habrán capturado esas personas? Sin pensarlo y desesperadamente corrí hacia ella.

 

sorprendido la encontré de espaldas parada en una pequeña zona del bosque rodeada de árboles que emanaban una luz azulada.

 

—¡Mira! todo está brillando. — Miré a mi alrededor y el bosque que en el día parecía normal, en la noche era luminiscente. Los árboles, las hojas, el pasto, los mismos insectos y animales, todo brillaba.

 

—¡Wow! es realmente hermoso, pero ¡me asustaste estúpida! — Era un alivio que estuviera bien. Y pensar que éstas cosas están en nuestro mundo me hace ver todo de una manera muy distinta, al parecer el mundo no es tan aburrido como lo creía.

 

—¡Qué gruñón eres! no creo que nada pueda hacernos daño en éste bosque ¿por qué actúas siempre tan asustado? —Creo que debería contarle sobre la persona que vi en la tarde que ella llegó, pero no ahora, tengo que buscar un mejor momento.




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