Luego de vestirme y ver que la lluvia a decantado miro el reloj que apunta las 19:00 hrs. « No podré salir sin ser vista. » Me siento un momento sobre la cama abriendo whatsapp.
Gabriel: Ya no es necesario que vengas, si no quieres hacerlo lo entiendo, espero que Alex sea buen consuelo para ti, que por lo que vi así es.
Mis emociones caen hasta el suelo después de leer su mensaje. «Pero no he hecho nada. » El cólera se apodera de mi haciendo que me ponga de pie de un brinco.
— ¿Que se cree? escribirme así cuando él fue el que provoco todo esto, pero es muy sinvergüenza.
Enfurecida bajo las escaleras, tomando un paraguas.
— ¿A donde vas Danielle?, la cena ya casi está lista.
— Mamá voy a buscar unos apuntes a la casa de Hazel, no me tardo nada.
— Pero Danielle, ¿tiene que ser ahora?
— Si, mamá porque estudiare ahora en la noche para el examen que ya viene.
— Ok, pero no te tardes mucho.
— No, mamá.
Salgo de mi casa con los demonios rondando mi cabeza y la rabia dominando mis palabras silenciosas.
— ¿Que se cree?, pero lo pondré en su lugar a mi nadie me habla así, menos él, no tiene el derecho.
Toco el timbre una vez y nadie sale, vuelvo a tocar el timbre y Hazel se asoma.
— ¡Danielle! — Llama ella con sorpresa acercándose a abrir la reja.
— Hola Hazel, ¿esta Gabriel?
— Si, si pero pasa.
— No, no, si es rápido lo que tengo que decir, puedes llamarlo.
— Ok. — Hazel desaparece en busca de Gabriel.
— ¿Que haces aquí? — Pregunta Él apenas aparece en la puerta.
— Eres un... eres un... desgraciado, ¿como te atreves?— Este abre sus ojos como platos y corre hasta mi lado tomando mi brazo para jalarme dentro de la casa.
— ¡Suéltame, suéltame!
— Danielle calmate, calmate. — Ruega este pero de la rabia paso al llanto.
— ¡Eres un estúpido! — Digo comenzando a llorar.
— Gabriel, ¿¡que le hiciste!? — Hazel se acerca hasta mi envolviéndome entre sus brazos.
— Eres un es-estu-estúpido. — Digo hipando.
Hazel me lleva hasta la cocina donde me da algo de agua que calma mi llanto mientras Gabriel no despega sus ojos de mi.
— Deja de mirarme, no quiero que me mires. — Digo más calmada.
— Gabriel, ya deja de mirarla. — Insiste Hazel mientras Gabriel desviá su vista hacia otro lado.
— Me quiero ir a mi casa.
Dejo el vaso sobre la encimera caminando hasta la puerta donde él sujeta mi brazo.
— Por favor no te vayas, Hazel dejanos solos por favor.
— Ok.
— Danielle, por favor no te vayas. — Suelto la manilla de la puerta mientras Gabriel me guía al sofá.
— Danielle yo... perdoname no debí haberte escrito eso, de verdad lo siento, ahora con lo de Denisse... ese día yo fui a hablar con mi mamá porque ella me dijo que necesitaba hablarme de algo muy urgente y solo era para hablarme de Denisse, que estaba muy herida con mi rechazo que no podía hacerle esto luego de tanto tiempo que llevaban planeando la boda, incluso me enseño los partes de matrimonio que según ella habían mandado a hacer junto a ella, entonces apareció llorando que no la abandonara, que ella podía darme todo lo que yo necesitaba, ahí le dije que no podía corresponderla por que amaba a otra persona, a una mujer maravillosa e inteligente. Pensé por un momento que lo había entendido hasta que nos quedamos solos y me ofreció un vaso de jugo, esa porquería hizo que me quedara dormido y después desperté por los gritos de Hazel y cuando vi tu rostro en la ventana no supe que hacer, salimos a buscarte por horas pero cuando llego el chofer dijo que había llevado a una chica hasta la carretera 21, supe que eras tu, fuimos ahí pero por más que buscamos no te encontramos, Danielle, tienes que creerme te lo juro que no hice nada.— Gabriel guarda silencio por unos instantes esperando mi respuesta que tarda más de lo normal en aparecer.
— ¿De verdad?
— Por supuesto mi amor, no me atrevería a arriesgar todo lo que he conseguido si no fueras importante para mi, jamás pensé sentir algo así, menos por una alumna, eso definitivamente era impensado para mi. Prohibido totalmente pero por ti, perdí todo, la cordura, mi cerebro, el corazón, todo Danielle, no sabes como te amo, no podría vivir sin ti. — Siento las mariposas alborotarse en mi interior al escuchar que Gabriel me ama y tanto como yo a él.
— Pero Denisse...
— Danielle, ella no es nada.
— Yo también te amo. — Susurro nerviosa.
— Mi amor. — Gabriel se arrodilla a mis pies abrazando mis piernas.
— Gabriel, ¿que haces?. — Intento apartarlo pero este se aferra aun más.
— No sabes como sufrí todos estos días, pensando que me odiabas y que jamás me hablarías otra vez.
Él se levanta del suelo y toma mi rostro entre sus manos plantando muchos besos en mi rostro.
— Jajaja Gabriel.
— Te amo Danielle, te amo tanto...
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Editado: 07.03.2020