Prohibido

III

Madison

 

Miré a la pizarra y noté como el señor O´Donnell había logrado dibujar perfectamente un circulo de transmutación de agua logrando crear burbujas por el salón. Cuando dirigí mi mirada a Rebecca me sorprendí al notar lo inocente que podía verse al observar las burbujas como si se tratase de una niña.

 

Las clases extras del maestro O´Donnell habían empezado, él era quien se encargaba de que los seres mágicos pudieran aprender correctamente a controlarse y además aprender un poco de alquimia. Él era uno de los mejores, la escuela lo había conseguido gracias a que por primera vez los Sellers y los Briand hicieron algo juntos desde hace siglos, traerlo desde Irlanda para que les enseñara a sus descendientes.

 

Cuando había terminado la clase ordené rápidamente mis cosas pues Rachel esperaba por mí, ella seguramente también había terminado con sus clases extra. Cuando iba a salir el maestro O´Donnell me detuvo, y a Rebecca también.

 

—Señorita Briand y Sellers, por favor quédense un momento. Debo hablar con ustedes. —Ambas asentimos y nos sentamos en los pupitres frente a su mesa, debimos esperar un momento a que salieran todos, quienes nos miraban fijamente sin pudor alguno. Esto llevaba así días, específicamente desde que todos supieron que Rebecca era parte de la familia Sellers. —Bien, seré muy claro con lo que quiero decirles. No quiero tener problemas, para mí es un honor enseñarles a dos chicas pertenecientes a uno de los clanes más fuertes del mundo mágico, pero no estoy dispuesto a que en mis clases haya peleas. Vean esto como una zona de paz, incluso me parecería interesante probar como trabajarían juntas conociendo el talento de Madison. —Él miró por la ventana seguramente imaginando aquello en su cabeza. —En fin, —Volvió en sí. —quien se atreva a perturbar la paz dentro de mi salón puede ir despidiéndose de mi clase, eso sería muy malo considerando lo que sus familias pagan para que yo les haga estas clases extras. —Yo solo asentí rápidamente.

 

—No tiene de qué preocuparse. —Ambas nos miramos al contestar al mismo tiempo.

 

—Bien, eso espero. Pueden irse. —Cuando salimos del salón ella pareció escapar rápidamente, no me era algo extraño considerando que nadie podía vernos interactuar juntas. Eso solo nos traería problemas.

 

Al llegar junto a Rachel ella se subió conmigo en mi bicicleta, iba a empezar a pedalear una vez que me había concentrado para acumular mi fuerza en mis piernas cuando mi amiga apretó mis hombros. La miré confundida y algo adolorida, pero ella solo miraba hacia un punto y fue en ese momento en donde lo entendí. Era Lola Brown.

 

Lola era el sueño de todo chico adolescente que fantaseaba con su vecina, pero en realidad era una arpía. Al igual que muchos jóvenes del pueblo ella era un ser sobrenatural, específicamente ella era una mujer lobo y una muy atractiva, por cierto, pero se comportaba como una verdadera perra. Ella llegó hace unos dos años junto a lo que parecía ser su familia la cual era su propia manada, ella solo era una beta, pero podía destacar como cualquier alfa en la vida y se encargaba de remarcarlo, a pesar de tener una personalidad de una líder nata no hacía más que acosar a medio mundo. Bueno, eso había sido al menos hasta un mes antes de empezar el verano, cuando alguien habló con el director y él habló con los padres de Lola quienes le mandaron lejos todo el verano, al parecer había vuelto y por alguna razón ella quería acercarse a nosotras.

 

—Madison Briand, justo la chica que buscaba.

 

—¿A mí? —Dije algo sorprendida, ella nunca me había dirigido la palabra, ni siquiera había sido la vil perra que era con todo el mundo.

 

—Claro que te hablo a ti, necesito tu ayuda.

 

—¿Por qué Lola Brown buscaría ayuda en mi amiga? —Rachel se bajó de la bicicleta poniéndose a la defensiva.

 

—Tranquila Rachel, no planeo nada en contra tu amiga, todo lo contrario. Ella es la chica más amable de este maldito pueblo, o al menos eso me han dicho.

 

—¿Y eso que tiene que ver? —Rachel le miró confundida.

 

—Pues necesito limpiar mi imagen, tú me ayudaras a hacerlo.

 

—En realidad yo…

 

—Considerando que eres una mujer zorro, he investigado y sé que no eres muy buena en el combate físico, yo puedo ayudarte en eso. —Miré a Rachel quien negaba levemente. —Soy muy buen en el combate cuerpo a cuerpo.

 

—Tendría que ver mis horarios y te aviso. —Lola sonrió ampliamente y pude ver sus colmillos afilados a pesar de que ella estaba en su forma humana. —Nos vemos, Lola.

 

—Adiós, chicas. —Rachel le dio un ladrido para molestarle antes de partir rápidamente, debí acelerar al escuchar el gruñido de Lola para evitar que intentara asesinar a mi mejor amiga por burlarse de su especie.




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