Prohibido Enamorarse

Capitulo 11

Joy me espera a la salida de los baños, mientras yo me cambio. Me siento como si un peso gigante estuviera sobre mi cuerpo, he entrenado hoy más que cualquier otro día. Cuando salgo, Joy me agarra del brazo y me lleva casi corriendo a los ascensores.

—En el primer subterráneo encontraremos lo que necesitas—me dice.

—No sé si tenga suficientes puntos—le digo mientras entramos al ascensor.

—Me he comunicado con Val, y ella dice que no has usado casi ninguno, solo para unas zapatillas—me dice.

—¿Qué hay de Agnes? Pensé que iríamos a verla primero.

—Me ha dicho que mañana vas a control, pero que puedes comprarte al menos unos vaqueros—me replica.

Suspiro, supongo que no puedo quejarme, en realidad quiero dejar de ocupar los buzos todo el tiempo.

—Eso me recuerda ¿sabes lo que es depilarse?—me pregunta. La miro con el ceño fruncido.

Luego de estar media hora en una habitación con una maquina laser que retira el vello de mis piernas y las axilas, sin entender muy bien por qué, aunque si me gusta sentir mi piel suave, nos encaminamos a donde venden ropa. Los colores hacen que una ola de miedo me recorra de pies a cabeza, y quiero correr. Suprimo mi instinto, ya no estoy en la república. Coloco mi careta inexpresiva, y comienzo a mirar algunas camisetas y pantalones. Joy me muestra cosas que me parecen demasiado extravagantes. Me hace probarme mil camisetas y cientos de pantalones. Ni hablar de los zapatos, aunque cuando me muestra los “tacones”, unos zapatos gigantes, se rinde, antes de dar un paso en eso me estampo contra el suelo.

—Me gustan estos—le susurro, para que no me escuchen los demás.— Y creo que me llevare esta camiseta.

—¿Solo un vaqueros?—me pregunta.

Unos vaqueros oscuros y una camiseta de manga corta con cuello en V de un color similar al rojo, me parece más que suficiente, tomando en cuenta que puede que después no me queden.

—Quiero esperar a lo que diga Agnes—le digo. Rueda los ojos.

—Bien. Me gusta el color de la camiseta—me dice sonriendo. Esbozo una leve sonrisa.

Me acerco a una maquina donde Joy escanea un código que hay en la ropa, en una pantalla sale el total de puntos. Paso mi tarjeta y sale “aprobado”.

—¿Qué te parece si vemos una película romántica hoy?—me pregunta Joy mientras nos encaminamos al ascensor. Me encojo de hombros.

—¿Salen… besándose?—pregunto, ella se ríe.

—Claro que sí, no puede haber romance sin besos—me dice rodando los ojos.

—Creo que no quiero ver eso—le digo frunciendo el ceño, nos detenemos frente al ascensor.

—¿Te incomoda?—me pregunta.

—Aun me es raro ver demostraciones de cariño—le digo sin mirarla.— Y no entiendo el por qué la gente se besa— se ríe por lo bajo.

—Se siente… bien—dice ella con las mejillas sonrojadas. La miro.

Me pongo a pensar en eso. Recuerdo el gesto de Aiden, de tocar mi mejilla. Si, se sentía bien. Me estremezco. Entramos al ascensor, Joy comenta algo de otra película que podríamos ver, y me limito a asentir con la cabeza. Una vez llegamos, me dirijo a mi habitación a dejar la ropa que recién he comprado, con ella siguiéndome, y luego nos vamos a la cocina. Busco unas tostadas mientras Joy abre la puerta del refrigerador.

—¿Joy?—le susurro, Simone y Jamie están en los escritorios conversando, Joy me mira.— ¿A qué te referías con “se siente bien”?

Se sonroja pero me sonríe. Cierra la puerta del refrigerador y se acerca.

—Es… es como calor y cosquillas ¿sabes lo que son las cosquillas?—me pregunta. Asiento con la cabeza.— Ni siquiera lo piensas, simplemente… cuando estas cerca de esa persona, miras su boca y quieres besarlo. No sé exactamente si es porque es lo que vi en las películas o no, pero al menos a mí me paso así, no lo pensé, solo… quería hacerlo.

—¿Y se siente siempre igual?—pregunto. Ella hace una mueca.

—Puede que si… puede que no. Supongo que, al menos desde mi experiencia, depende de si sigues amando a la persona.

—¿Y tú amas a Reed?—le pregunto. Ella me mira fijamente, me sonríe, pero noto que está nerviosa.

—Eso creo…

Desvía la mirada y comienza a hacer unos sándwiches. No le hablo más del tema, por su expresión creo que no le gusta mucho hablar de ello. Con nuestra comida nos dirigimos al sillón, donde esta Brent y Caden. Caden tiene los ojos llorosos. Desvío la mirada. Nos sentamos y Joy ladea la cabeza para mirar a Caden.

—¿Qué paso?—pregunta, preocupada.

—Jess y yo hemos roto—dice Caden. ¿Roto? No entiendo que significa eso.

—Oh Caden, lo siento tanto—dice Joy y le da la mano. Brent tiene su brazo sobre los hombros de Caden.

—Es para mejor, ya verás—dice Brent. Miro mi pan, no entiendo nada.

—La quería mucho—susurra Caden, y de sus ojos comienzan a brotar las lágrimas. ¿Jess ha muerto? Solo sé que Jess es su novia.

—¿Quieres helado?—pregunta Joy. Caden se sorbe la nariz y asiente con la cabeza. Joy se levanta y se va a la cocina.




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