Prohibido Will Flynn

༺ ᑭ ᖇ Ó ᒪ O ᘜ O ༻


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Siempre tuve el pensamiento que las cosas sucedían porque sí, sin ningún propósito aparente. Nosotros mismos nos encargabamos de manejar nuestras vidas, con cada decisión hacíamos que nuestra existencia se mantuviera a flote o joderla más y hundirla.
 


Sin embargo, existía una persona que me contradecía todo el tiempo.

Esa era Grace Lowell.

Ella tenía la mentalidad de: "Este es mi destino" "Que aquel muchacho apareciera en mi vida es obra del Destino" "Estábamos predestinadas a ser amigas" "Es obra del destino que me haya comido un sandwich"

Destino. Destino. Destino.

¿El destino? No creía en ello, me parecía absurdo pensar que todo lo que acontecía estaba predicho y escrito en algún sitio. Y si fuera así, vaya hijo de la gran muralla que escribía el mío.

Mi vida iba de desgracia en desgracia, la suerte en difinitiva no se hallaban de mi lado. Pero creía fielmente que cada cosa que me pasaba era por las desiciones que tomaba. Recuerdo una vez que se lo dije a Grace y ella respondio: <<Estaba destinado que tú nacieras y eso no lo decidiste. >>

Patrañas, si me encontraba vivita y coleando era porque mis padres decidieron procrearme no usando protección. Cada acción, tiene una reacción.

Grace era una muchacha que conocí en la escuela, cuando cursabamos el sexto grado, aquella rubia era la niña nueva. No, ni si quiera me hice su amiga porque nadie le hablaba o se acercaba a ella. Al día siguiente que llegó ya charlaba con medio salón. Siempre con esa enorme sonrisa y su personalidad enérgica fueron las razones por la cual me caía mal.

Ahí no quedó todo, a la semana se juntaba con todo el salón mas no sastifecha buscaba acercarse a la exiliada del salón. Claro que yo solo me limitaba a mirarla con desdén y ni si quiera responderle.

Si Dios santo, que grosera esa niña.

Pero la perseverancia de Grace Lowell era admirable, después de dos meses que sentándose a mi lado y literalmente hablar sola, comenzó agradarme. Lo resto es historia, nos hicimos pinkys, las best friends forever (Beffi de cariño)

Tenía once años, no se me puede juzgar.

Después de eso me volví un ser de luz y alegría, Grace hizo de mis días mejores y por ende mi estado de ánimo mejoró en gran manera. Mis padres se enteraron y para qué, se encargaron de llevarla a almorzar y conocerla. No podía culparlos, era mi primera amiga después de que Matilda la amiga de toda mi corta vida de diez años se marchara con sus padres a otra ciudad.

Oh sí, terrible y trágico. No volví a tener comunicación con ella.

Volviendo al tema, Grace Lowell era una persona importante en mi vida, contando que era mi única amiga. No, no me tomen por la chica anti personas a su alrededor, conocía gente, charlaba con algunos de mi grado; pero no me arriesgaba a llamarlos amigos. Tenía un concepto diferente de amistad. Y mi querida compinche cumplía con aquel concepto.

Todo bien, ¿si? Pero que iba a pensar que en una mañana en la que estaban involucrados un perro llamado Locky y un chico con bicicleta, marcaría el antes y después de mi amistad. Si, me olvidaba de la vecina. También involucrada.

Recordaba perfectamente aquel día...

Un día antes habíamos realizado la dichosa pijama de la cual Grace insistió casi una semana entera. Nos pusimos a ver esas películas románticonas y que te daban una convulsión de azúcar por tanta cursilería. Al final nos dormimos a eso de las tres de la mañana, pensé que por la visita de la rubia mi madre me otorgaría unas horas extras a mi sueño. Ujum, que equivocada estaba.

La hora ni si quiera me importó después de aquel casi infarto que el grito de mi madre ocasionó.

—¡Halsey! ¡Tu mugroso perro se salió a la calle!

Mi cuerpo dió un brinco y sentía los párpados pesados, no tenía ni tantito de fuerza de voluntad asi que los volví a cerrar queriendo volver a soñar con el vocalista rubio de la banda 5sos. La que conocí gracias a un libro de Wattpad. Triste final, por cierto. Pobre...

—¡¿Que no me escuchas, niña?! ¡Aaah, lo van atropellar!

¡Mi perro no puede morir igual que Luke! ¡No por un mugre carro!

Mis sentidos se alertaron y automáticamente salí de la cama tan rápido como pude con las sandalias puestas. Refunfuñando bajé las escaleras y cerca del sofá vi a mi madre sentada leyendo el periódico.

—¿Que? —musité adormilada con los ojos entrecerrados.

—Salí por el periódico y tu condenado perro se salió corriendo como una bala, en serio que va a matarme de un infarto-respondió con la vista en lo que parecía leer—. Está a fuera, lo vi correr por la casa de la vecina.

Negué con la cabeza, y parpadeé varias veces.

—¿Y ni si quiera intentaste llamarlo? —inquirí con deje de molestia. Ella negó—Si los atropellan, será tu culpa.

Levantó la mirada.

—Mientras estás aquí perdiendo el tiempo discutiendo conmigo puede que esté bajo las llantas de un auto, ¡Date prisa!

De mi boca salió un <<Insensible>> y me eché a correr hacia la calle. La luz del día hizo que parpadeara con rapidez en tanto intentaba acostumbrar mi vista y buscar a mi perro.

Una vez podía visualizar mejor las cosas, miré hacia todos lados buscando a mi bebé. Realmente me gustaba el sector en donde residía, habían dos columnas llenas de casas cada uno con sus respectivos jardines. Algunos lo cuidaban muy bien, otros apenas. Pero se mantenía bien.

Siguiendo con la búsqueda de Locky, no tan lejos de mí ví a una bola de pelos color crema olfateando algo en un arbusto. Me acerqué arrastrando los pies hasta llegar a él, pero ya a unos metros me vió y se echó a correr como si hubiera visto al mismísimo diablo.

—¡Hijo de perra!—vociferé con frustración pasando mis manos por el cabello enmarañado.



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En el texto hay: prohibido, drama comedia, romance amor

Editado: 22.07.2020

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