Escucho que una puerta se abre y aparto la mirada del fuego dándome cuenta de que Althea ha salido de la habitación donde durmió al lado de Agatha. Su cabello oscuro esta revuelto y bosteza cuando cierra la puerta detrás de ella. Sus ojos azules somnolientos me miran y veo que se despierta completamente.
—Buenos días —saludo sonriéndole.
—Buenos días —susurra entrecerrando los ojos.
Se ve confundida pero también atenta mientras me estudia. Claramente pensó que haría algo mientras ellas dormían. Sin embargo, eso no sucedió y ese hecho la ha sorprendido. Está es una manera de demostrarle que yo no pienso dañar a nadie que no sean los Ocronus, pero al ver sus ojos cautelosos sé que aun piensa que lastimare a Agatha y, si fuera humana, diría que es frustrante que piense así de mí cuando le he dicho lo contrario.
Me remuevo en el sofá de cuero negro y me acomodo en el centro del acolchonado asiento.
— ¿Dormiste bien? —pregunto.
—Me pase toda la noche con un ojo abierto por si intentabas algo —contesta caminando hacia la mesa.
Claramente está mintiendo porque durante la noche visite su habitación y las dos estaban completamente dormidas mientras se abrazaban, pero sé que lo dice para hacerme creer que estuvo al pendiente todo el tiempo de mis acciones. Asiento ante sus palabras sin importar que no sea verdad. A veces es mejor guardar silencio para que una persona se dé cuenta de su error o en este caso, de que yo no pretendo hacerles ningún mal.
Althea se sienta en la mesa y pasa sus dedos por su cabello peinándolo. Ladeo la cabeza y veo como las mechas de su cabello lacio se acomodan a la perfección cuando pasa sus dedos por ellas. Tomo un mechón de mi cabello y noto que es muy diferente al de ella. Mis mechas están en forma de espiral y no lacias como los de ella. Sería muy difícil peinarlas con los dedos.
—Buenos días —escucho que murmuran y alzo la vista encontrándome con Agatha.
—Buenos días —contesta Althea dejando de cepillar su cabello.
Dejo mi mechón de cabello y veo la sonrisa que le da la pequeña a la mujer, pero no le llega a los ojos. Noto que sus ojos grises están irritados y sé que es por llorar. Sin embargo, también puedo ver que no muestran ningún sentimiento. Agatha esconde lo que siente ante esta situación y no ha dicho ni una palabra de ello. Eso no es normal a mi parecer y tiene que cambiar ese hecho.
Ella se sienta enfrente de Althea y se gira hacia mí.
— ¿Dormiste bien? —interroga y niego con la cabeza.
—No he dormido —contesto sonriéndole.
— ¿Por qué?
—Ella no necesita dormir —contesta Althea y la niña frunce el ceño confundida.
Por sus expresiones y actitudes ante las cosas que les he dicho sobre mí he comprendido que los ángeles son idénticos a los humanos. Sienten miedo ante lo que no conocen y confusión a lo que no entienden. Ellas claramente no comprenden mi tendencia a no hacer las mismas cosas que hacen como dormir, comer y respirar. Pero sé que si intento explicarles no me creerían por lo que es más accesible que se acostumbren a ello para que entiendan por si solas porque soy diferente. Es más fácil que lo descubran con el paso del tiempo.
—Soy diferente —afirmo y sus miradas caen sobre mí.
— ¿Qué tan diferente? —pregunta Althea y le sonrío.
—Tendrán que descubrirlo.
Se cruza de brazos y entre cierra los ojos. No le ha gustado mi respuesta, pero no puedo decirle más cuando duda de mi palabra. Sólo sería mal gastar explicaciones.
— ¿Qué hiciste toda la noche? —pregunta Agatha y la miro.
—Familiarizarme con la casa.
Y pensando en una estrategia para que me crean los otros ángeles.
El tiempo es oro en esta situación. Cada segundo, minuto y hora que transcurre los Ocronus se vuelven más fuertes, inteligentes y feroces. Están dispuestos a lo que sea por esa arma y tengo que impedir que la encuentren, pero para ello necesito ayuda. No puedo hacer todo sola porque sé que fallaré. La forma de ganarle a esos seres es trabajando en equipo por lo que es necesario hablar con los arcángeles o los encargados de guiar a los ángeles. Mi base de datos contiene la información requerida para entender que siempre hay alguien a cargo. Ya sea animal, humano o ser celestial existe un líder y necesito hablar con él sobre el tema. El tiempo avanza y no he hablado con la autoridad que existe aquí. Sin embargo, yo no sé dónde se encuentra. Pero Althea tiene conocimiento sobre eso por lo que tendré que pedirle que me lleve ante él.
Editado: 16.02.2018