Isha
— Pero, ¿qué…? ¿Qué se supone que estás haciendo? (Me doy la vuelta rápidamente perdiendo el equilibrio, pero me compongo antes de caerme junto con la silla en la que estoy subida. Sabía que había escuchado algo, tenía que haberle hecho caso a mi instinto, pero no, yo tenía que subir en esta maldita silla para poder poner la maldita cámara e ignorar todo lo otro.
Pues aquí estoy parada en una silla con un brazo alzado, tocando el aire de la cocina de Riaz, en mis pijamas a las cinco de la mañana, delante de un Riaz que acaba de despertarse pareciendo salir de una novela. Él se pasa su mano por su pelo, haciendo que sus rizos oscuros como la noche ocultaran la luz resplandeciente de sus ojos, como la noche esconde el espejeo del mar.
Bajo mi vista desde su cara poco a poco y me encuentro con su pecho desnudo, uno que está firme y fuerte, uno que yo toqué ayer sin querer, pero no lo vi y ahora que lo veo no puedo quitar mi vista, ya que está bien esculpido. Sus abdominales están muy tonificados, lo que significa que hace ejercicio con mucha regularidad.)
— ¿Isha? (Me salgo de mi trance y miro a Riaz que me mira pensativamente. Estaba tan concentrada mirando a Riaz que olvidé que me había preguntado algo.)
— Yo, tenía hambre. (digo la excusa más razonable.)— No podía dormir más, ya que tenía hambre y no quería despertar a Soni, así que me vine en la cocina para poder comer algo. Lo siento por interrumpir tu sueño y por entrar sin permiso.
— No tienes por qué disculparte, yo vine porque tenía sed. (Yo asiento, me siento un poco aliviada, por haber puesto la cámara antes de que Riaz llegara. Miro a Riaz que camina hacia la nevera, gracias a dios que lo oculte bien, él no lo podrá ver.)
— ¿Te gusta la tortilla francesa? (Levanto mi mirada para ver a Riaz, que está aún medio dormido.)
— Sí.
— Vale.
(Riaz saca los huevos de la nevera y camina hacia la estufa. Él empieza a cocinar, y yo me quedo allí mirándole, como está moviendo, como está cocinando.
Me quedo mirando, no sé por qué no quiero quitar mi vista de él. Será por la forma en la que está moviendo y cocinando, o por lo bello que se ve. Ya veo porque es tan famoso, su cara, su pelo, todo, todo está perfecto, aun cuando acaba de despertarse se ve tan, tan perfecto, tan fascinante. No sabía que los chicos se veían tan bien después de despertarse.
Él está allí delante de mí sin camisa y cada vez que mueve sus brazos se le nota un estirón en la espalda, su espalda, que está tan ancha y firme, llena de músculos que se estiran de una manera muy sensual, causando que yo no pueda apartar mi vista.)
— Aquí tienes. (Riaz se para delante de mí, con el plato de la comida en su mano, yo lo cojo y me siento en la mesa. Riaz se sienta delante de mí, con ojos aún llenos de sueño. Yo como mi comida en silencio mientras que Riaz se queda allí para hacerme compañía.)
— ¿Tú no vas a comer?
— ¿Huh?, hmm no, no tengo hambre. (Riaz bosteza justo después de decir eso. Creo que tiene demasiado sueño.)
— Ah ok. (Riaz se queda allí mirándome con sus ojos cansados, y pelo revuelto.)
—¿Riaz a qué hora fuiste a dormir a noche?
— ¿Hmm? A las tres. (dice en un susurro)
— ¿A las tres? ¿Por qué?, si tú ya te fuiste a dormir a las diez.
— Yo no tengo mucho tiempo libre y cuando tengo me gusta jugar, ayer por la noche estuve jugando un poco.
— ¿Un poco? (digo con una ceja levantada.)
— Se me paso el tiempo y no me di cuenta de qué hora era. Hoy pensaba dormir hasta las doce, pero me levanté a las cinco porque tenía mucha sed y aquí estoy. (Riaz se queda boca abajo en la mesa con un suspiro.)
— Entonces no dormiste nada.
— Hmm hm. (Riaz asiente con su cabeza aún agachada. Yo como mi comida rápida para poder llevar a la bella durmiente en su cama.)
— Vámonos. (Me levanto de la silla y miro a Riaz)
(Riaz levanta su cabeza un poco, me mira e intenta levantarse, pero le cuesta, con mucho esfuerzo él se levanta y se queda de pie a mi lado. Yo niego con mi cabeza e intento caminar, pero me paro al darme cuenta de que Riaz está medio dormido y que se va a chocar con lo que le venga delante.)
— Riaz (digo en voz suave) —Ven aquí. (le indico para venir cerca de mí, con mi brazo alzado, él me mira con ojos medio abiertos y entra en mi brazo apoyando su cabeza en mi hombro. Él se acomoda en mi brazo y relaja todo su cuerpo. Él pone todo su peso en mí, y pone su cabeza más cerca de mi cuello, tan cerca que siento sus respiraciones en mi cuello, lo que hace que me dé escalofrío. Nunca he tenido a alguien así de cerca de mí, tengo que llevarlo a su habitación rápido.)
— Vamos, te llevo a tu habitación. (Empiezo a caminar con Riaz, él está muy cómodo, tiene los ojos cerrados y todo su peso en mí. Podría haber dormido perfectamente, pero no, al niño le dio la gana de jugar por 5 horas. Con mucho cuidado y veinte veces intentando no caer, le traigo a su habitación, le acomodo en su cama e intento sacar mi brazo que está detrás de su cabeza, cojo su cabeza con mi mano izquierda para poder sacar mi brazo derecho, lo hago lentamente y con cuidado. De la nada viene un grito que hace que Riaz se despierte y me dé un cabezazo en toda la cara. Mi cabeza se va hacia atrás a la vez que el de Riaz, los dos masajeamos nuestra frente, y nos miramos aún con mi mano izquierda cogiéndole la cabeza, los dos miramos hacia la puerta y vemos a una Sonia histérica con pelo revuelto, se nota que acaba de despertar.)
— ¡¡¡¡RIAZ!!! ¡¡¡Isha se desapareció, no la encuentro, la busqué en toda la cas…!!! Oh. Ohhhh. Está aquí. Pues… umm… yo… nada… ¿Me voy? (Sonia se da la vuelta para irse, pero se para y vuelve a mirarnos.)— Espera un minuto, ¿qué hace Isha aquí?
— Soni, espera ahora explico. (Le digo mientras que saco mi brazo por de abajo de la cabeza de Riaz. Miro a Riaz, que ya me está viendo con ojos llenos de sueño.) — Duerme. (Pongo un cojín detrás de la cabeza de Riaz y le cubro con una manta. Riaz cierra sus ojos y yo me levanto para ir a salir de la habitación de Riaz. )