Autor: Luis F. Domínguez (12 años)
En un día tan común como el 23 de abril, un joven llamado Miguel, estaba muy fastidiado porque justamente era la celebración del día del libro y Miguel no quería leer los libros, entonces viendo el libro que le había tocado leer, lo lanza a la basura demostrando su disgusto hacía la lectura, pero el libro dentro de la papelera se levanta y comienza a flotar en el cielo diciendo: - ¡Insolente! Los libros no somos aburridos, sólo eres tan tonto que no lo puedes ver. - Si no me quieres leer ¡Te obligaré hacerlo! exclamó mientras se abría revelando su título "Adentro de la historia" y en ese momento un rayo de color verde comienza a tragarse al niño, después de eso, Miguel despierta dentro de la página del libro que poco a poco se convierte en el mismo escenario de la página.
En aquel cuento, Miguel observa un poblado y sin pensarlo mucho se acerca hasta llegar donde ve cerdos, vacas, gallos, personas y lo más importante, una gran torre a lo lejos que sobresale del resto de las edificaciones, así que Miguel le pregunta a las personas a su alrededor que era esa torre, un aldeano llamado Bruno le dice: - Esa torre es donde viven los tiranos. Ellos vinieron hace mucho tiempo, desde tierras muy lejanas para conquistarnos y así lo hicieron, construyeron la torre para confirmar su dominio, desde ahí ellos se autoproclamaron reyes de nuestro pueblo Grassland.
De pronto, una voz incorpórea comienza a hablarle a Miguel: - En mi historia, tú eres el protagonista que haz de liberar al pueblo de Grassland. En ese momento, Miguel se dio cuenta que esa voz era el libro que lo había encerrado dentro de el.
Miguel quería con toda su alma, insultar a más no poder, al libro que lo había metido en eso, pero lo único que podía hacer era obedecer al libro, pero ¿Cómo vencería a esos tiranos? Entonces Bruno que también había oído lo que dijo el libro, le ofreció una idea a Miguel: - Puedo pedirle ayuda al pueblo, para liberar a los guardias encerrados. ¿Cuáles guardias? Preguntó Miguel y Bruno le explicó: - Cuando los tiranos llegaron aquí, encerraron a todos nuestros guardianes, sabían artes marciales, pero no tuvieron oportunidad contra los arcos y ballestas de los tiranos. - Pero si tuviésemos armas y gente que supiese usarlos, podríamos derrocar a los tiranos.
A Miguel le gustó esa idea y comenzaron a pedir ayuda puerta por puerta y al cabo de tres (3) días, ya tenían un plan para derrocar a los tiranos y el material necesario para ello, entonces Miguel se acercó hasta la gran torre y discretamente se acerca a las jaulas de madera que rodeaban la torre y sin que los guardias lo detectaran, se pone al lado de una de las jaulas, con su hacha intenta varias veces romperla, hasta que lo logra, el guardia libre, sale de su prisión y Miguel le da una de las ballestas.
El guardia se enfrentó a los guardias del tirano, que estaban protegiendo la torre, mientras tanto Miguel libera a los otros cuatro (4) guardias y repartió las ballestas, entonces todos comenzaron a pelear con los seis (6) guardias tiranos, mientras ellos se distraían, Miguel subió hacia la cima de la torre, escalón tras escalón, Miguel por fin llega al cuarto de el mayor tirano, ahí lo vio tan grande como una nevera, con un chaleco negro con adornos grises, igual a su pálida piel, con un conjunto que atemorizaría hasta al más valiente.
Miguel estaba tan asustado, que se desmaya, pero tomó su hacha y le dijo:. - ¡Ríndete o verás! - ¿Veré qué? Le dijo el tirano con una voz tan grave, como la de un oso gruñendo. Miguel tomó su hacha al igual que el rey su espada y comenzó la batalla.
Miguel intentó atacar primero, pero estaba tan temeroso que quedó completamente quieto, paralizado, inmóvil, mientras que su oponente, que no tenía nada que temer, atacó de frente y Miguel no pudo hacer nada más que protegerse con su hacha y así pasó un tiempo, hasta que el hacha se destruyó por completo. Del miedo el niño perdió el equilibrio por completo y cayó al resbaloso suelo de madera pulida. El viejo rey, sin nada más que hacer, apunta la espada, también casi rota por la batalla, hacía la sudada frente de Miguel y cuando estaba por dar el último golpe, los tres (3) guardias que lograron sobrevivir, llegaron a la torre y el rey al ver que era imposible ganar uno (1) contra cuatro (4), se rindió y en el poblado de Grassland se celebra su independencia y proclamaron el día del libertador Miguel, pero de pronto, durante la celebración, se escuchó la voz incorpórea y nadie sabía de dónde provenía, pero Miguel si y la voz dijo: - Miguel, aunque demostraste un gran disgusto hacía la lectura, también has demostrado completar mi historia, ahora puedes regresar a tu hogar.
Entonces, viendo que podía regresar al fin, se despidió de Bruno y de los otros para poder volver. El libro que estaba abierto, se cerró, de pronto apareció un destello blanco que los segó a todos. Miguel regresó a su casa, con el libro delante suyo, ahora él ya sabe la verdad sobre los libros y se dedicó a aprender a amar la lectura, para que no le pasará lo mismo otra vez.
FIN