Cierto día, cuando me encontraba practicando defensa personal, la señorita Noah me pidió que la acompañara a la cede principal pues mi entrenamiento por fin había terminado; me apresure a terminar mis actividades y fui a cambiar mis ropas al traje blanco que me había acostumbrado a usar, Noah decía que cada asesino debía tener un estilo y firma propios por lo que decidí llevar un estilo más formal y adopte una técnica para asesinar con rapidez, me gustaban mucho las técnicas de asesinato con arma blanca, siempre me pareció interesante ver de cerca cómo se derramaba la sangre de las víctimas, pero también aprendí el manejo de armas de fuego ya que Noah me recomendó no confiarme de las habilidades físicas y depender de vez en cuando de las armas de fuego.
Partimos a medio día a la cede principal, durante el camino Noah me explicaba que me enviarían a un lugar diferente ya que oficialmente estaría trabajando de manera individual para la mafia y ya no estaría bajo la protección de ella; parecía bastante preocupada ya que ser asesina implica ser cazador y presa al mismo tiempo, al estar siendo su alumna, Noah podía protegerme y cubrirme sin miedo a que me amenazaran, pero si salía de esa protección seria objetivo directo de muchos cazadores. Al llegar a la cede, me pidió un momento antes de separarnos y hablo – Mika, tu realmente eres como una hija para mí, ver que vas a seguir el mismo camino que yo es un honor y un terror – sus ojos estaban ligeramente cristalizados – espero que no te pase nada malo – sonrió de una forma muy triste y me permitió bajar del automóvil.
No dude ni un momento en entrar a aquel edificio, había pasado toda mi vida preparándome para servir directamente a la mafia, naturalmente este debería ser el día tan esperado, pero para no era así, solo se trataba de un cambio en mi forma de vivir porque a fin de cuentas seguiría asesinando a quien me pidieran. Al entra al edificio me pidieron que me dirigiera a una sala de conferencias en el 3er piso; cuando llegue allí sentí alivio al ver a mis antiguos compañeros, todos esperando a que viniera la persona que nos solicitaba, entre en silencio y sin mostrarme realmente interesada en quien estaba allí, Zac inmediatamente se levantó al verme y me saludo con una sonrisa, él era una persona muy singular, su cabello blanco resaltaba entre la multitud y sus ojos rosas le daban una apariencia extravagante. Zac comenzó a hablar – Mika, realmente me alegra verte aquí, no pude visitarte este último mes, pero al menos comenzaremos a trabajar juntos – me mostro una gran sonrisa y yo asentí a su comentario, salude a los demás con una pequeña reverencia y me senté al lado de Zac.
Todos en aquella sala estábamos en silencio, la mayoría estaba entretenido en sus celulares puesto que no había mucho que hacer y hablar entre nosotros no era algo que acostumbrábamos hacer; después de un rato llego a la sala un hombre de aspecto robusto, inmediatamente nos levantamos de nuestros asientos e hicimos una reverencia en muestra de respeto, el hombre nos pidió que nos sentáramos y hablo con voz raposa – Les he pedido que vinieran el día de hoy pues por fin los más jóvenes han cumplido sus diecisiete años – volteo a vernos por un instante – Me da gusto saber que este proyecto pudo criar a estos cinco caballeros que lucharan a nuestro favor, a partir de hoy estarán bajo mi mando directo, así que les asignare una zona y un equipo que tendrán que dirigir todos ustedes – los cinco nos mostramos un poco inconformes con aquella declaración, nadie estaba seguro de poder trabajar todos juntos después de diez años sin vernos, pero nadie se opuso ante las palabras del señor Romo, después de todo, su palabra era la ley para nosotros. La reunión duro alrededor de una hora, en la cual el señor Romo se dedicó a explicarnos con detalle las situaciones que enfrentaríamos y como teníamos que lidiar ante ciertos problemas, además de darnos a conocer el lugar en el que operaríamos y las conexiones más cercanas de la mafia que había en esa zona, luego de eso, él se retiró y la sala de reuniones se hundió en un profundo silencio.
– Deberíamos comenzar a marcharnos – sonrió de forma alegre Dante y se levantó de su asiento, era dos años mayor que yo, sin embargo su aspecto delgado y el cabello largo le hacían parecer joven; todos estuvimos de acuerdo con su comentario y nos marchamos del lugar. La mayor parte del camino nadie dijo algo importante, en realidad la única voz que escuchábamos era la de un subordinado del jefe que intentaba sacarnos platica – los jóvenes de ahora son muy difíciles – lo escuché murmurar luego de rendirse, pero era una estupidez decir aquello cuando tratabas con jóvenes que estaban criados para robar, herir y matar. Al final de nuestro viaje llegamos a una casa bastante interesante, era similar a la casa principal, rodeada de un muro de piedra, solo que esta casa era más chica, alrededor podías ver guardias que cuidaban principalmente la entrada; traspasando aquel muro pude observar una casa de ensueño, era grande y con un aspecto rustico, estimaba que tuviera al menos diez habitaciones y un salo bastante grande, todos se mostraron bastante interesados en aquella casa, era similar a las casas en las que habíamos vivido antes, pero era muy diferente vivir en una a liderar una.